"Nada en este disco ha sido fácil, más bien todo lo contrario"
EntrevistasJoana Serrat

"Nada en este disco ha sido fácil, más bien todo lo contrario"

Eduardo Izquierdo — 07-06-2024
Fotografía — Janie Jone

El nuevo disco de Joana Serrat, “Big Wave” (Grand Canyon), ya se ha llevado un nueve sobre diez en una revista mítica como Uncut, que además le dedica una página completa. En ella asegura que la catalana sigue la vía de la fragilidad, algo que a ella no acaba de encajarle. Pero dejemos que sea ella quien nos lo comente.

No se me ocurre mejor manera que empezar charlando sobre eso, sobre si Joana se identifica con ese concepto de fragilidad del que hablan los británicos al acercarse a su música. “La verdad es que, en general, no me identifico con la palabra fragilidad. Es decir, en todos mis discos hay canciones que son frágiles y/o contienen pasajes de fragilidad, pero la percepción general que tengo de mis discos es que no se definen por tener un sonido frágil. Dicho esto, hice especial hincapié a Matt Pence para que sónicamente 'Big Wave' pesara mucho más que los anteriores, que fuera agresivo por la necesidad que tenía de comunicar un momento interno de huracán emocional. Había mucho ruido en mí y necesitaba que mi trabajo reflejara ese momento tan estridente”. Quizá eso tenga algo que ver con su trabajo colaborativo en Riders Of The Canyon, proyecto que poco a poco va abriéndose camino en paralelo a su carrera en solitario. “Con Riders Of The Canyon, intentamos tener un sonido propio de banda, por lo que miramos de dejar un poco de lado nuestro sello personal para dar con un sonido de grupo, no individual. De todas formas, el mundo de la producción es fascinante precisamente por esto: una misma canción puede tener variedades de géneros o representarse desde ángulos distintos según se produzca. Pienso en las canciones ‘Riders Of The Canyon’, ‘Everything Blooms In Spring’, ‘Dirty Water’ y ‘Master Of My Lonely Time’, y tengo la sensación de que cuando las escribí (algunas de ellas la autoría es compartida) había un pulso distinto, una necesidad de componer canciones que no fueran tan clásicas dentro del género americana o alt-country. En ese sentido, como banda, conscientemente estamos más en la periferia de la Americana que en su núcleo duro”.

“La verdad es que ‘Big Wave’ fue una experiencia muy distinta a mis otros procesos de grabación"

En lo que sí está de acuerdo Joana es en considerar las atmósferas como parte indispensable de sus discos. Casi un instrumento más. “Las atmósferas y la reverberación forman parte de mi manera de presentarme delante del mundo, de mostrarme y son también un canal para comprender mejor quién soy. Son capas de percepción, de interpretación, de conocimiento que me sirven para desenvolverme en un medio orgánico y fluido en el que no hay rigidez, sino que el cambio impera. Me da libertad y oxígeno”. Una libertad que también siente cuando coge los bártulos y se larga a grabar el álbum, una vez más, a Texas. “Grabo en Texas porque es allí dónde tengo los amigos con quiénes me encanta grabar mis discos. Gracias a la grabación de ‘Dripping Springs’ (Loose/Great Canyon Records, 17) con Israel Nash y todo su equipo, hice muy buenas migas tanto a nivel personal como artístico con Joey McClellan y Ted Young. A raíz de esta experiencia transformadora en Plum Creek Sound [el rancho-estudio de Nash] tuve claro que había encontrado un grupo de personas muy especial. Por primera vez en mi vida sentí que me ‘veían’, que me comprendían y tuve claro que quería seguir explorando mi camino artístico junto a ellos. No tuve que plantearme volver a Texas –esta vez en Denton– para grabar ‘Hardcore From The Heart’ (Loose, 21), lo tenía clarísimo. Además, para mí tenía todo el sentido del mundo hacerlo con ellos, puesto que el disco giraba en torno a los estragos vividos a raíz de mi paso por Plum Creek Sound. Además de esto, cuando pienso en mi sonido, Joey McClellan es mi otra mitad. Conectamos artísticamente, eleva mis canciones y las lleva al lugar al que pertenecen. Es difícil imaginar grabar mis discos sin él. Por ahora es un imprescindible y siento que lo será durante mucho tiempo”. Cambios ha habido, eso sí, aunque los justos y necesarios. “La verdad es que ‘Big Wave’ fue una experiencia muy distinta a mis otros procesos de grabación y de las ondas circulares que de ella se desprenden. Nada en este disco ha sido fácil ni llano, más bien el contrario. Joey me propuso de trabajar con Matt Pence cuando le llamé para contarle que estaba preparando disco nuevo y me pareció genial. Yo quería alguien que quisiera arriesgar, capaz de desubicar mi sonido, mis canciones y que me pusiera en una zona totalmente nueva y desconocida para mí, no quería repetir ni hacer un ‘Hardcore From The Heart 2’, y tuve la sensación de que lo podría lograr junto a él”.

Y así sigue la que probablemente es nuestra songwriter más internacional. Con paso firme. Teniendo claro el camino a seguir. Algo que pone definitivamente de manifiesto cuando nos asegura que “Feathers” es, muy posiblemente, la canción que mejor define la dirección que tomó el disco. “Fue un momento en el que sentí que el sonido estaba tomando forma y estábamos en el buen camino. Mi experiencia es que siempre hay un par de días de calentamiento en el estudio antes de encontrar el color y el carácter general del disco. Con ‘Big Wave’, el reto fue más palpable porque estábamos experimentando, probando sonidos, direcciones, estructuras… Todo estaba más abierto y más al aire. Así que, cuando empezamos a tocar ‘Feathers’, fue casi un momento de iluminación. Tiene casi todos los elementos que comprenden el disco, por la temática y por su tratamiento sónico”.

 

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