"Los detalles son importantes, son la esencia de quiénes somos"
EntrevistasJoana Serrat

"Los detalles son importantes, son la esencia de quiénes somos"

Toni Castarnado — 06-07-2021
Fotografía — Archivo

En “Hardcore From The Heart” (Great Canyon/Loose, 21), Joana Serrat vuelve con energías renovadas, capaz de enfrentarse a cualquier cosa. Ilusionada y esperanzada, la cantante catalana da un nuevo paso al frente con un trabajo sobrado en calidad y buenas canciones.

Cuando crees que todo está perdido, algo o alguien te alumbra. Durante el primer confinamiento Joana Serrat se temió lo peor. Quizás debía prepararse para un salto al vacío y abandonar sus tareas artísticas. No fue un caso único. Seguro que fueron muchos quienes sintieron algo parecido, porque no hay nada más cruel que la incertidumbre. Pero, una vez superados los miedos, esta valiente corredora de fondo aumento sus energías para enfrentarse al futuro que estaba por llegar y defender al máximo las canciones que escribió meses antes de que la pandemia hiciese parar a prácticamente el mundo entero. Seguramente, los largos paseos por el Parc Natural del Castell de Montesquiu la oxigenaron. Desde lo más alto del castillo, y mientras tomaba aire, calculaba el tamaño de la tierra y veía cuán pequeños somos con respecto a otros planetas. De repente, Joana se vio capaz de todo, podía vencer a cualquier gigante.

Para empezar, quería preguntarte por tus primeras sensaciones tras la publicación del disco. La respuesta de la prensa ha sido brutal, unánime en el elogio. ¿Supongo que es una bonita recompensa al trabajo?
Alguien me comentaba, hace unos días, si no era paradójico que un disco que viene de los infiernos conllevara tantas alegrías. Aunque parezca extraño, y aunque el proceso haya sido convulso, nunca perdí la visión artística del disco ni de mis canciones. Precisamente porque sentía que era un trabajo tan delicado (por toda su carga emocional) tenía que ser muy ambiciosa. En el estudio tuve claro que era un disco que podía funcionar muy bien en cualquier país, y así lo sentían también tanto Ted Young como Joey McClellan. Es muy reconfortante leer todas las buenas noticias que llegan con “Hardcore From The Heart” y me enorgullece mucho, tanto de mi misma como del trabajo hecho en equipo.

Tras un año y medio con la música en directo casi en stand-by, tengo la sensación de que no tanto los músicos, pero sí la industria, le ha dado otra vez más importancia a los discos. ¿Qué opinas al respecto?
Creo que estamos viendo los primeros efectos de un agotamiento digital. Es muy temprano aún para calibrar cuántos de nosotros estamos cada vez más desconectados de la realidad virtual paralela que individualmente hemos contribuido a crear, pero creo que irá en aumento en los años venideros. Por un lado, veo que la vorágine de los lanzamientos impera aún bajo las leyes dictatoriales del mundo digital, pero, por otro, estoy viendo que hay iniciativas con el espíritu de recuperación de las revistas clásicas en papel para establecer otra vez la obra artística como epicentro. Aunque la virtualidad irá creciendo y el mundo digital no está siendo efímero, veo la necesidad creciente de crear y establecer oasis de realidad del plano material.

"No me siento cómoda otorgando a este disco “más verdad” que a los demás porque automáticamente significaría que los otros son menos verdaderos y auténticos, y para nada es así".

¿Hasta qué punto influyó todo lo que hemos vivido estos largos meses en lo que ha acabado siendo el disco?¿Cómo fue el proceso?
Es un disco de la era AC (Antes del Coronavirus). Lo grabé en marzo de 2019 en Denton (Texas). Las canciones las escribí entre 2017 (justo después de llegar de la grabación de mi cuarto álbum, “Dripping Springs”) y 2019, por lo que no hay rastro alguno de lo vivido durante la pandemia. Es importante recalcar esto. El proceso de composición lo viví como un proceso catártico aunque no sanador. Me refugié en mis canciones como necesidad de abocar una experiencia vital. Es el gesto más primitivo, compones porque por dentro estás rota.

Ted Young como productor, Denton como punto de encuentro para grabar, músicos contrastados y algunos de ellos de fuera. ¿Cómo de importantes son todos estos factores para el resultado final del disco? Además, me consta que eres muy meticulosa a la hora de trabajar, siempre buscando el detalle.
Decidí trabajar con Ted Young porque sentí que las canciones estaban muy unidas a él. Supe que sabría de dónde venían todas ellas. Conocí a Ted junto a Josh Flieschmann, Aaron McClellan, Eric Swanson, Israel Nash y Joey McClellan, en la grabación de “Dripping Springs” y puedo decir que es la experiencia más maravillosa que he vivido jamás. Él era el ingeniero y mezclador y –aunque no conste en el disco– también productor junto con Israel Nash, de este cuarto trabajo. Fue instintivo y sabía que él me llevaría a dónde necesitaba. Por un lado, no quería hacer otro disco con la sonoridad de “Dripping Springs”. Esta etapa estaba hecha y su testimonio vivencial estaba maravillosamente recogido en este disco. Tenía que alejarme de todo aquello porque el recuerdo de aquellos días tan felices me estaba matando. Necesitaba alejarme para poder avanzar, ya no sólo artísticamente sino también personalmente. La otra figura clave es Joey McClellan. Joey es un guitarrista excepcional y, cuando tocamos juntos, la magia tiene lugar. Las canciones se elevan a otra dimensión. Entiende perfectamente qué es lo que estoy comunicando, el lugar en el que me encuentro y dónde las canciones necesitan llegar. Por este motivo decidimos irnos a Denton al estudio que, junto McKenzie Smith (batería de St. Vincent, First Aid Kit y Sharon Van Etten, entre otros…), tienen en esa pequeña ciudad de Texas. Los detalles son importantes, son la esencia de quiénes somos, revelan y desvelan nuestras profundidades. Vienen de nuestros surcos más íntimos.

En este disco son fundamentales la ambientación y los paisajes que dibujas con tu música. ¿Por qué crees que has llegado esta vez a esa sonido más etéreo en comparación con otros discos tuyos? Si bien, creo que al final es una evolución lógica hasta llegar a ese sonido.
Creo que el ambiente y lo etéreo han formado parte siempre de mis discos. Siento que es marca de la casa. Pienso que hay un aprendizaje (de esto también va este oficio) en una mejora en la ejecución de plasmar la idea y transformarla en el plano material, en la canción. Cuando empezamos a hablar con Ted Young de la sonoridad del disco, me pidió que le pasara lo que estaba escuchando en ese momento. Había Lynch, Chromatics, Lana del Rey, Julia Jacklin, Sarah Klang, “Reputation” de Taylor Swift… Mucho ambiente. Y al final, lo vestimos muchísimo más de lo que inicialmente pensamos que sería. Pero cuando trabajas con un equipo de grandes comunicadores como Mckenzie Smith, Jesse Chandler, Aaron McClellan y Joey McClellan, uno tiene que abrazar la naturalidad en qué se presentan las canciones y adentrarte en esa aventura musical. De lo contrario, sería imprudente.

Me da que las palabras en este disco son más gruesas, tienen un valor añadido, un plus de compromiso, verdad y emotividad. ¿Has puesto más énfasis si cabe en las letras?
No me siento cómoda otorgando a este disco “más verdad” que a los demás porque automáticamente significaría que los otros son menos verdaderos y auténticos, y para nada es así. Las canciones siempre nacen del mismo lugar; llego a ellas a través de la emoción. Por lo que mis discos no son ensayos estilísticos de teoría musical. Quizás resultan más gruesas porque he sabido comunicar un sentimiento muy personal e íntimo de una forma que resulta más inclusiva para el oyente. Es un tanto paradójico porque por un lado tenía claro que no quería verme condicionada ni hacer autocensura a la hora de escribir los versos y, por otro, sabía que iban a ser muy autobiográficos, y resulta que esto ha conectado más con una colectividad.

"Si pongo la vista en mi siguiente trabajo, creo que Jim James es un productor que podría hacernos llegar mucho más allá de lo que lo hemos hecho con “Hardcore From The Heart”'.

Me suena que ha habido una lectura en concreto que te ha influido positivamente para el desarrollo del disco. ¿Qué nos puedes contar?
Me ha ayudado a dar título al disco. En pleno proceso de composición, estaba releyendo a Paul B. Preciado, Despentes y apareció una cita de Annie Sprinkle de su ensayo “Hardcore From The Heart”. Resultó que tanto la cita como el título del disco me interpelaron. Sentí una corazonada, una punzada en el pecho y supe que había encontrado el título de mi trabajo. Así que me hice con una copia del libro. La cita decía así: “la pornografía es como un espejo en el que podemos mirarnos. A veces, lo que vemos no es muy bonito, y nos puede incomodar mucho. Pero qué maravillosa ocasión para conocerse, acercarse a la verdad y aprender”. Sentí que describía al detalle lo que yo estaba experimentando en el terreno emocional. Me incomodaba muchísimo la tormenta emocional que la experiencia de “Dripping Springs” me había traído. Y de hecho, las canciones que estaba escribiendo iban en esa dirección. Es decir, nunca me oculté de mí misma o intenté edulcorar ningún verso. Soy una persona muy honesta conmigo misma, así que la sinceridad no es un problema para mí. Pero fue ilustrativo y reconfortante leer dicha cita y poder encontrar un título que reflejara ese viaje personal tan intenso y particular.

Ha dado la casualidad que a la hora de hablar de tu voz en este disco, ha salido en más de una ocasión el nombre de Hope Sandoval. ¿Te identificas o es solo cosa de la invención de algunos críticos? [risas]
Que me comparen con Mazzy Star es un elogio y un cumplido inmensos, pero he de confesar que, pese a conocer alguna de sus mejores y más populares canciones, nunca han sido un referente para mí. A mí siempre me cuesta reconocerme en los demás o ver similitudes, influencias de otros en mí, especialmente en el terreno vocal. Creo que hay una barrera en mí que impide que pueda verme de igual a igual con estos artistas.

Aparte de tu propia carrera, te has involucrado en la producción de algunos artistas de vuestro sello. ¿Cómo te sientes al hacerlo? Como una intrusa, una asesora o no sé, dime tú.
Me siento muy agradecida por el hecho de que haya artistas que confíen en mí para trabajar con sus obras. Es material sensible y agradezco que me den esta oportunidad. Es siempre muy enriquecedor y siempre sacas conclusiones y lecciones. Es muy interesante poder trabajar en el estudio y hacerlo con la distancia que a menudo no tienes con tus propias canciones. Deseo que sigan llegándome muchas más oportunidades de producir porque soy muy feliz en el estudio.

Ya puestos, y pensando en el futuro, ¿con quién te gustaría colaborar o trabajar próximamente?
Hay distintos productores con los que me encantaría trabajar y distintos proyectos que querría poder desarrollar. Si pongo la vista en mi siguiente trabajo, creo que Jim James es un productor que podría hacernos llegar mucho más allá de lo que lo hemos hecho con “Hardcore From The Heart”. Sería ideal trabajar con el mismo equipo, otra vez, e incorporar a Jim James en este puzle arrollador. Pero, sólo el tiempo y las circunstancias dirán si será él o no, y si sigo pensando lo mismo que te acabo de decir cuando entre a grabar.

Por cierto, tras el primer parón con la pandemia, el verano pasado se hicieron algunos conciertos. ¿Cómo fue la sensación de subirse de nuevo a un escenario? Supongo que emocionante, pero al mismo tiempo algo muy raro.
Mi primer concierto fue en Mallorca, con la banda, y la sensación fue muy extraña. No tanto por las mascarillas ni por la distancia de seguridad. En mi caso creo que era un estado mental y emocional que me tuvo bloqueada durante unos meses. Durante las primeras semanas de confinamiento, cuando se implantaron las leyes más restrictivas, estuve pensando de qué forma iba a cambiar mi mundo profesional, cómo nos íbamos a recuperar y qué supondrían para mí carrera todos estos cambios. Desconecté de mi carrera, me despedí de ella. Fue triste pero reconfortante a la vez, porque por primera vez en mi vida sentí orgullo de mí misma, de mi trayectoria, de lo vivido, recorrido y experimentado desde mis inicios profesionales en 2012. Con los conciertos, con esa sensación intermitente (ahora tocas, ahora no, ahora se pospone), era muy complicado poder restablecer ese lazo y ese compromiso. Creo que de alguna forma, era un acto instintivo de protección. Yo amo mi oficio, me define, vivo a través de él y da sentido a la persona que soy. Me ha ayudado a posicionarme en este mundo, he encontrado mi sitio. Si tenía que volver a conectarme conmigo misma y con la profesión, tenía que saber que había una continuidad, de lo contrario la situación era cruel.

Al hilo de esto, siempre digo que tu banda de directo está por encima de la media, es sólida y a la vez brillante. Hay algo que me encanta de vosotros, cada uno tiene su propia personalidad y al mismo tiempo todo encaja en el engranaje del grupo.
Muchas gracias. Estoy muy contenta de la banda que formamos. Llevamos unos años tocando juntos y creo que esa complicidad se ve cuando estamos en el escenario. Ya nos conocemos un poco. Vidal fue el último en incorporarse, cuando publiqué "Dripping Springs" en 2017. El resto ya venía tocando conmigo desde “Dear Great Canyon”. Me gusta que cada uno tenga su estilo y su personalidad, esto es enriquecedor y define mi forma de pensar y de trabajar. Creo que lo más interesante es cómo cada uno llega desde su posición al objetivo común que es cada canción. El recorrido que hacemos individualmente, es lo que da forma a nuestro directo. Estoy muy agradecida que quieran compartir conmigo y ser parte de mi desarrollo profesional y artístico.

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