Se puso a prueba con el dodecafonismo en “Aventures de la nota La” (20): “Morir matando”, decía. Pero Joan Miquel Oliver emprende ahora una enfrenta todavía más –quién lo hubiese dicho tiempo atrás– loca: volver a tocar en directo. Lo hace a propósito de “Surfistes en càmera lenta”, un disco, según él, “naif” y limitado por su voz, pero que ha ido adoptando aura de clásico. Lo presentará, entre otros lugares, este jueves en Barcelona. Además, el mallorquín ultima nuevos proyectos editoriales.
Empecemos por donde lo dejamos tras el confinamiento: “Morir matando”.
Morir matando. [Ríe]
¿Qué estamos celebrando hoy, que nos podemos juntar? ¿O un aniversario?
Las dos, ¿no? [Ríe] Puede que estemos saliendo de esta; tres pasos adelante, tres atrás. Pero poco a poco podemos seguir trabajando. Exactamente igual, no. Esto ha cambiado el mundo, pero no tiene por qué ser peor.
¿De dónde ha salido esta idea del decimoquinto aniversario del “Surfistes”? Nunca te vi muy nostálgico...
No mucho, pero es que no sé por qué este disco en su momento no se apreció el valor que tenía; ni yo mismo lo hice. Mi música ha cambiado mucho, mi voz también. Era un disco casi pidiendo perdón [ríe] y ahora que lo tengo reeditado y la escucho en vinilo, le veo un valor. Es un disco al que siempre le he tenido mucho cariño. A Jaume Manresa de Antònia Font, que toca conmigo siempre, también le gusta mucho. Él grabó un piano en él. Y pensamos: “Ostras, estaría muy bien hacer conciertos temáticos”. Temáticos, ¿de qué? Pues recuperamos el "Surfistes"... Tenemos la trilogía reciente; el “Bombón mallorquín” (09) está consolidado... y el primer disco estaba olvidado. Y es un disco muy naif. Tiene muchos detallitos. Es perfecto para hacer una puesta en escena coherente.
"Hay gente que me ha dicho: “Ahora que ya sabes cantar, ¿por qué no vuelves a grabar las voces?”. Pero el disco está escrito, producido y mezclado en consonancia con aquella voz, y funciona".
¿Y has notado la reivindicación que no habías hecho tú por parte de la gente?
Hemos hecho una primera tirada de trescientos ejemplares y ahora ya hacemos trescientos más porque se están agotando... Eso significa lo que significa... Es un disco que el público tiene presente.
¿Sí? Cuando salió este disco yo era super fan de Antònia Font y no lo escuché. Tal vez sea una historia similar a alguna gente...
Al año siguiente de este disco salió “Batiscafo Katiuscas” (06), con “Wa Yeah!”...
La banda lo estaba petando, dentro de los límites...
Sí, sí, no le quites mérito. [Ríe] Lo estábamos petando. De hecho, desde “Surfistes” noté que yo tenía un tipo de público diferente al de Antònia Font; me cuadra que me digas que no la habías escuchado. Conecté con una serie de gente que no había conectado con la banda. Diferente.
Y conectaste con partes tuyas que tampoco estaban conectadas a Antònia Font... ¿La voz?
Antònia Font era un grupo en el que cada miembro tenía una personalidad muy fuerte. Era algo inflexible... O sea, en Antònia Font todos defendían su instrumento, su veinte por ciento del grupo. Cuando trabajas con canciones, con sonidos, trabajas con tu imaginación. Y cuando tú imaginas una serie de cosas, quieres sentir una serie de cosas y si la gente con la que trabajas no quiere sentir lo mismo que tú, pues no lo puedes hacer. En ese momento hice el disco que era capaz de hacer solo y el disco que realmente me dio la gana de hacer. Sin que nadie opinara.
¿Este disco abre ítems que has ido desarrollando en tu carrera?
Sinceramente, no muchos. El alcance técnico de este disco es muy limitado. Yo me sentía muy limitado por mi voz; no podía meter más instrumentos en el disco porque mi voz era el listón; no podía superar ese listón. Esto con Pau Debón no pasaba. Podían estar cuatro tocando a muerte, todo lo que podíamos de fuerte, y no pasaba nada... Era capaz de cantar en directo con cuatro gorilas a su lado...
Antes de este disco, ¿te habías encontrado en esta tesitura?
En los primeros grupos que tuve, sí cantaba. No había un cantante, cada uno cantaba sus canciones.
Más allá de la limitación en la voz… Técnicamente, ¿qué era el ordenador en ese momento?
El ordenador era un multipistas: lo estábamos usando para grabar pistas, pero mezclamos en analógico todavía. Editar... Algo. Pero muy poquito. Está mezclado en analógico, con una Solid State Logic, que aún está en Mallorca, es de Toni Noguera, de segunda mano. Una mesa de sonido clásica a partir de los ochenta: todos los discos de Coldplay están mezclados con ella. El nuestro, lo mezcló Toni Pastor, muy vinculado a Antònia Font. Ahora podríamos hacer lo que quisiéramos a nivel de conocimientos: el límite es la imaginación... A nivel de composición, a nivel de contrapunto, polifonía... Con “Aventures de la nota La” ya me he demostrado a mí mismo que puedo. Puedo escribir cinco melodías a la vez y que suenen juntas, que es lo que he hice con el disco. Pero “Surfistes” era otra cosa.
"Necesito un proyecto importante cada año. Pero el público no acepta un proyecto importante cada año".
[Se marcha el manager] No quiero ofender por pensar que vas a decir cosas diferentes si está delante él o no, pero sí te quiero repreguntar: ¿Defender este tipo de cosas de “hace quince años que” ante la prensa, no te da pereza?
No... Tiene sentido. No me da palo. Mira, ayer tuve la rueda de prensa en Palma: los hacemos todos juntos, y antes de ir hacia allí, escuché el disco. Escuché y pensé un poco lo que tenía que explicar. Y descubrí muchos valores en él... Dije algo ayer cierto: ahora mismo no podría hacer un disco así, porque es tan fácil hacer un disco así que es súper difícil.
La inocencia primigenia...
Una canción como “Emerson Fitipaldis”. ¿En qué coño estaba pensando? [Ríe]
¡De las demandadas!
De las buenas, sí. [Ríe] Pensé: “Ostras, creo que sería capaz de reivindicar cualquier disco que he hecho”. Siempre los hago muy, pero que muy convencido. Este, convencido pero también con mucho miedo. Pero ahora me doy cuenta que estoy más convencido que cuando lo saqué. Cuando lo saqué tenía mucho complejo con la voz. Pensaba... Está cantado fatal. Y todo el mundo me decía que cantaba como Albert Pla. Y yo decía: “Qué cojones, si canto flojo porque no tengo voz…”.
¿Capacitistas?
Se lo quitaban de un plumazo. “Mejor escuchar Albert Pla que escuchar esto…”, decían. Esa fue la reacción de algunos medios. Alguno bastante gilipollas iba de este plan. Y dije: “Qué huevos”. Ahora nadie duda que tengo mi propia propuesta musical y no sólo por haber aprendido a cantar con un poco más de fuerza… [Ríe]
En algún momento cuando se plantea la cosa de hacer la reedición, ¿tienes la tentación de revisar? Yo, la entrevista que hicimos hace dos meses...
Ya la cambiarías toda… [Ríe]
Tal cual. Pero el pop es de la gente. No se puede tocar. ¿Has tenido la tentación?
Hay gente que me ha dicho: “Ahora que ya sabes cantar, ¿por qué no vuelves a grabar las voces?”. Pero el disco está escrito, producido y mezclado en consonancia con aquella voz, y funciona. Está bien. Si volviera a grabar la voz, el disco no funcionaría... Debería hacerlo entero. Y volver a hacerlo todo... Es la gira.
¿Es un poco lo que está pasando? ¿Lo estás adaptando para el directo?
Estoy cantándolo como me sale. No hago adaptación ni reflexión, simplemente todo lo que hay en el disco no se puede hacer. Hay que hacer otras cosas, pero como en cualquier otro disco, no en el sentido de decir: “Ahora he cambiado y he de hacer tal diferente”. Estos días lo estoy cantando de arriba a abajo, y no tengo que... No tengo que hacer nada, no tengo que pensar.
¿Con quién lo estás haciendo?
Con los mismos; con Charlie Oliver y Jaume Manresa.
Equipo Actimel.
Equipo Actimel.
¿Mantendrás la esencia del lo-fi que reivindica el disco o a otras cosas?
Habrá sorpresas. Habrá detalles, pero otros. Porque cada músico tiene sus propias habilidades y con diferentes instrumentos. Pero no tendrá el punto de cuando hacemos una gira normal... Eso de “todo va pasando por el mismo tamiz y termina sonando todo igual”. Sí, pero cada canción tendrá su detalle, su pequeño juego.
Cuando eras más joven y veías reediciones de discos de hace quince años, de hace veinte años... ¿Qué pensabas?
[Reímos] Nada... Estoy muy convencido. ¡Ayer hice cuarenta y siete! Y estoy muy convencido de mi carrera. Si tú haces una gira de reunión por pasta, es una cosa. Pero si haces una gira convencido, es otra... Puedes hacer un disco nuevo y no estar convencido y puedes hacer una gira de un disco de hace quince años y estar convencido... La cuestión es estar convencido, que te lo pases bien y que tenga un valor, que sea mejor hacerlo que no hacerlo. Ese es el criterio.
La última vez que hablamos, estabas loco del aburrimiento: o hacías un libro o hacías un disco a guitarra y voz... ¿Cómo sigue esa hiperproductividad?
Nada...
¿Dedicado a “Surfistes”?
Prácticamente no me ha llevado trabajo... Hace tres días que las estoy cantando. Nada, he estado tocando guitarra... Y he estado escribiendo cosas, perdiendo un poco el tiempo. “Endollant”, que decimos en Mallorca. De tontería...
La trilogía ha terminado, la aventura de la nota La también, ¿y ahora qué?
Voy acumulando ideas. Pienso en libros y discos... Y cuando veo algo que puede funcionar, lo ejecuto. Escribo muy rápido
Albert Pla me decía: “el problema no es tener una idea, sino estos [la industria], que me hacen retrasar”...
Exacto. Necesito un proyecto importante cada año. Pero el público no acepta un proyecto importante cada año. Sacamos “Lamparetes” (11) y al año siguiente, “Vostè és aquí”, cuarenta canciones. El público no aceptó bien eso, ellos querían esperar... Y los músicos... Yo soy como Albert, cada año necesito un proyecto. Por eso también hago libros; disco cada dos años y libro cada dos años.
¿Ahora estás más de disco o de libro?
Tengo una novela empezada. Hace diez días. Si la termino... He escrito hasta un punto... Tengo sesenta páginas.
Hombre… Ya son.
Ahora estoy en un punto en el que sé qué tiene que pasar. Y he de sentarme y escribir. Y cuando tal, lo haré. Pensaba en comprarme un portátil otra vez, porque “El misteri de l'amor” (08) lo escribí con el portátil cuando iba de gira con Antònia Font, en los hoteles... Cuando lo veo claro, es como si estuvieran dictándome; voy tan rápido como puedo mecanografiar.
Con las canciones no, ¿no?
Con las canciones no.
Acabamos, ¿me estoy perdiendo algo que dijeras ante la prensa en Palma?
Pusimos en valor las ediciones en vinilo. Por ir un poco en contra de Spotify, que está regalando la música, no cobramos nada... Morir matando.
Acabemos, ahora sí, sin elogios: ¿Hay algo que odies de este “Surfistes”?
Hay una frase que no acabé bien… “Tifons i huracans, tifons i huracans, tifons i huracans, t’aixequen es cotxo, i un punki tirat se fa un calimotxo”. Esa frase... ¡Pero si yo soy más bien anarquista! [Ríe] Los punkies son de los míos... Pero el coche no me rimaba con nada más. ¡Era obligado rimar! No encontré nada mejor.
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