Genio y figura hasta la sepultura
EntrevistasJimi Tenor

Genio y figura hasta la sepultura

Albert Carreras — 06-04-1999
Fotografía — Archivo

Qué narices tienen en común Finlandia, Barcelona, la música electrónica, el diseño de ropa y gafas a cual más hortera, el cine de serie z y la discográfica Warp. Jimi Tenor, apuntarán los más avispados. Pero eso parece absurdo, ¿cómo puede alguien estar metido en tal enredo geográfico y cultural, publicar un disco nuevo, «Organism», y seguir con la cabeza sobre los hombros? Ah, quizás es que el bueno de Tenor lleva años con ella bajo el brazo. Eso será.

La singularidad, como tantas otras cosas, tiene sus dobles sentidos: creando sumisa pleitesía o rojizos escozores en el cuerpo, como pura alergia primaveral. Un encuentro programado con Jimi Tenor provoca alguna que otra alteración neuronal ante un toro difícil de lidiar: ¿se comportará como fiero animal autista o realizará las funciones de lindo gatito encantador, dejando su capa divina en casa?. La excusa de la charla era la publicación de su nuevo trabajo para Warp «Organism», pero antes de fichar por el label de Sheffield seguro que su vida era más abrupta. «En los ochenta hacía música industrial en una banda, hicimos unos conciertos en Rusia: Leningrado, Siberia, Estonia, Lituania, pero dieron unos resultados que me crearon un poco de desilusión, tocábamos con instrumentos que habíamos hecho nosotros mismos. Era una situación un poco perdida». Una situación como mínimo esperpéntica y un tanto surreal, pero en su bullicioso cerebro debe guardar algún recuerdo más bizarro todavía. «Creo que no te lo podría decir y menos a la prensa. Si no te lo digo no será bizarro, pero si lo digo, igual no te parece tan bizarro. Pero te puedo explicar que en la gira que realicé en Siberia con Tenor and His Shaman me volví loco. La situación era un poco grotesca, mágica y extraña, en una pueblo perdido con cincuenta personas, en medio de ninguna parte, la gente decía quién coño era yo, la gente se quedaba en casa con su botella de alcohol». Por lo menos a la temperatura debería estar acostumbrado (en su Finlandia natal vislumbrar un rayo de sol es motivo de fiesta nacional). Y si es cierto que nadie es profeta en su tierra, también lo es que existe la emigración. «Siempre tuve malas críticas en mi país, el mercado es muy pequeño, hacía cantidad de frío, no tenía contacto con el mercado internacional, decidí irme y no cantar allí más. A veces tienes que irte, salir... pero no es una pose como algunos puedan pensar».

El instinto viajero y su nerviosismo de culo inquieto le han instado a visitar diferentes destinos del mapa mundi. «Estuve viviendo en Berlín, Hamburgo… la temperatura no me gustaba, pero la gente sí. También estuve en América, en Nueva York que es muy precioso. Era un ilegal sin ningún derecho, allí hay muchos ilegales sin papeles, todos mis negocios musicales estaban en Europa, en América a nadie le interesaba lo que hacía, por eso es por lo que he vuelto a Europa. Quería ir a Inglaterra, pero ya sabes los problemas con mis animales, por eso decidí venir a Barcelona». Pero esa hiperactividad multidisciplinar (música, cine, diseño de moda y de instrumentos imposibles…) siempre ha sido característica de la casa y debe tener algún motivo escondido. «Es una cosa feliz, estuve mucho tiempo en las filas del paro, realicé historias con la fotografía, luego hice algunos filmes. Es una cosa natural, tengo que intentar hacer cosas. Cuando no tenía trabajo hacía cualquier cosa, ahora económicamente no me puedo quejar. No me gusta trabajar, pero quiero tener dinero. Los filmes que hice eran francamente malos, creo que en la web hay algunos clips de ellos. Algún necio colecciona mierda y los ha colgado en internet, yo seguro que no, esto es como los radioaficionados».

La comunicación global por redes cibernéticas no parece quitarle el sueño, más bien parece alterarle. «Internet es un pedazo de mierda, la gente escribe lo que sea y la gente lo lee como si fuera un diccionario. Si se me compara con Dean Martin o Andy Warhol son tonterías». Pero al comentarle que la web de Warp difunde este tipo de informaciones, el individuo se escabulle elegantemente. «Con un amigo mío queríamos hacer alguna película, pero no tengo tiempo y sólo hago los storyboards para mis videos. He realizado el vídeo «Total Devastation» en mi tierra natal, todo nevado, con un platillo volante y yo de visitante vestido de blanco. Sí, pero todavía me queda tiempo para hacer instrumentos. He hecho uno que parece una mesa con unos sonidos que se activan con unos sensores de luz, que hacen un sonido increíble. Es una cosa mágica. También estoy haciendo demos para el próximo álbum, pienso que va a ser diferente, con una orquesta sinfónica, ir de ciudad en ciudad, no lo sé, todo es tan fácil». La despedida es obligada. Como residente de nuestro país le obligo a opinar sobre la escena nacional. «No conozco demasiada cosa de la música electrónica española, bueno no conozco nada ¿Quién hay? La verdad es que no me importa demasiado, ni tengo ningún disco». A eso se le llama sinceridad absoluta.

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