A sus cincuenta y ocho años de edad, Jerry Cantrell lanza su trabajo en solitario más solido. “I Want Blood” es un disco bien pensado y mejor sentido en el que le acompañan algunos colaboradores de nivel como Mike Bordin (Faith No More), Robert Trujillo (Metallica, Infectious Grooves), Duff McKagan (Guns N’ Roses) y Greg Puciato (ex The Dillinger Escape Plan). “Tocar con algunos de mis mejores amigos es, para mí, básicamente el sentido de hacer música, incluso desde Alice In Chains. Te juntas con tus amigos en un sótano y comienzas a improvisar. Haciendo ruido es como llegas a tus propias canciones, siempre es una actividad y un esfuerzo de grupo. Escribir es un poco más solitario. Fui muy afortunado en hacer música en Alice con mis mejores amigos de la vida y lo mismo ahora que hay mucha camaradería en mi nueva banda, que está formada por músicos que admiro bestialmente. Me hace sentir muy entusiasmado y agradecido de trabajar con ellos”, me cuenta Cantrell en un alto de su gira estadounidense.
“Tengo que darles mucho crédito a lo que hicimos con Alice In Chains en ese sentido a mis compañeros. Creo que esto habla claramente de qué tipo de personas somos y fuimos"
En “I Want Blood”, llama positivamente la atención el balance entre las canciones y el firme sentido de álbum que se construye entre todas. Tal característica puede llevar a pensar que la estructura del álbum puede haber sido planeada en la etapa previa a la composición, idea que Cantrell rechaza de plano. “Jamás, jamás. Nunca pienso la música de ese modo, para nada. Simplemente me meto en el proceso y veo qué surge. Hacer un disco es de algún modo viajar por territorios vírgenes, simplemente porque no existen. Acumulas la suficiente experiencia en tu vida para saber que todo eso te llevará a algún lugar [risas]. Probablemente sea un lugar interesante y que te sorprenda, pero nunca empiezo con una noción preconcebida de lo que podría ser un disco en mi cabeza. Simplemente me pongo en movimiento y veo qué ocurre”.
Respecto al proceso de escritura, Cantrell cuenta que “Hay tres etapas muy distintivas cuando haces un disco: una es la de las demos, el momento en que comienza la bola de nieve; ya sabes, juntar riffs, tirar unas letras, intentar dar con el alma del tema. Luego está la grabación en la que debes encontrar quién se encargará de cada parte y tendrás que ver cómo esas canciones van a funcionar en vivo. La tercera es tocar en directo, que es la parte del proceso en la que estamos ahora, entusiasmados con ver cómo serán recibidas cada noche estas canciones. Porque debo decirte que siento que estoy en mi mejor momento y que este es, sin lugar a dudas, mi mejor disco. No sucede cuando eres joven, pero sí a estas alturas. Ahora te preguntas si serás capaz de volver a hacer algo de nivel [risas]. Y puedo asegurar que puedo plantar con tranquilidad una bandera de ‘I Want Blood’ en la cima de una montaña y alejarme felizmente. Es el mejor disco que puedo hacer en este momento”.
Desde que el debut de Alice In Chains se lanzara en 1990, Jerry Cantrell ha aportado su sello personal (tanto vocal como en la guitarra, que oscila entre lo heavy, lo acústico, lo psicodélico y lo opresivo) en cada una de sus producciones. Aunque él atribuye esa virtud a sus compañeros de ruta de toda la vida. “Tengo que darles mucho crédito a lo que hicimos con Alice In Chains en ese sentido a mis compañeros. Creo que esto habla claramente de qué tipo de personas somos y fuimos. Tomamos muchos giros de estilo en las primeras épocas, de ‘Facelift’ a ‘Sap’ y de ‘Dirt’ a ‘Jar Of Flies’. Fueron desafíos muy grandes para una banda tan joven intentando conectar con una audiencia. Pero funcionó. Recibimos llamadas de fans que no estaban de acuerdo con la dirección que tomábamos pero nos mantuvimos fieles a nuestras ideas. A mucha gente le gustó nuestro perfil acústico y nuestros temas heavies. Eso es genial, tener la posibilidad de ser así de ecléctico y moverse por todo tipo de terreno. Por suerte nunca pude sonar a otra persona, siempre soné a mí mismo. Eso es algo muy importante, que da mucha libertad. Nunca me preocupé por la dirección que tomaría un disco, si sería más acústico o más pesado. Lo importante es que suene a ti. Así puedes ir en cualquier dirección que te sorprenda. Encontrar los misterios en mí y seguirlos hasta el final”.
Teniendo en cuenta que Cantrell es autor de algunos de los himnos más oscuros del grunge, sería interesante descubrir cuál es su relación con la música que expresa dolor y sufrimiento. Y por eso precisamente le pregunto. “Hay elementos personales en la música que escribo, aunque no soy capaz ahora mismo de explicártelos. Más allá de que no soy un pesado con el que salir de juerga y que, cuando estoy en grupo, no hago otra cosa que hacer bromas y reírnos de todo, sí que entiendo que mi música es bastante seria y heavy. Es algo que está en mi naturaleza y que cargo conmigo vaya a dónde vaya. Respecto a mi gusta por la música, me gusta la que me impacta del modo en que lo hace la mía. Me gusta moverme dentro de ese lenguaje que puedo hablar”.
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