No es que el theremín sea un instrumento muy habitual, ¿en qué momento y por qué lo elegiste?
Bueno, me van los retos. Empecé tocando con mucha gente la guitarra eléctrica, después me pasé al bajo eléctrico… esto a principios de los noventa hasta que en 1998 me compré un contrabajo. Con el paso al contrabajo ya la has jodido porque es un instrumento muy difícil. En los noventa ya me llamaba mucho la atención el theremín, pero entonces costaba mucho encontrar uno… Había que pedir un kit para construirlo y como no soy muy buen soldador, decidí esperar a encontrar uno montado. Fue en el 2000 cuando encontré uno de segunda mano, uno australiano un poquito de juguete. Al año siguiente me compré un MUG un poco mejor y al siguiente uno profesional, que es con el que toco hoy en día. ¿Las razones por las que lo toco? Por un lado la ciencia ficción siempre me ha interesado mucho y siempre ha estado vinculada al theremín, y, por otro, por lo que digo siempre: cuando Portishead sacó su primer disco, el primer tema, “Mysterons”, tenía un soniquete que es como de theremín que me llamó mucho la atención. Y aunque luego se supo que era el sonido de un teclado monofónico, a mí ese sonido… es que, joder, quería incorporarlo a mi música.
¿Y la elección no tuvo algo que ver con el paso por tantas bandas y con el propio cansancio? Como si tocar el instrumento más exótico fuese una salida...
La verdad es que tocar solo tiene su punto, aunque ahora sigo tocando con más gente, sobre todo con Forastero. Es muy diferente el hecho de tocar en solitario porque tienes una libertad absoluta. También es algo mucho más tenso, porque el theremín requiere mucha concentración… Imagínate, hacer loops uno encima de otro.
Ahora que me dices esto, tengo entendido que todo lo que suena en el disco es theremín, y que no hay nada pitcheado ya que de alguna manera esto habría contradicho la lógica y el espíritu del disco...
Porque la gracia de este instrumento es que es muy difícil afinar y tocar, así que si lo has tocado de una manera así tiene que estar, si lo corriges pierde toda la gracia, ¿no? Es como si un ciclista tuviese un motor… Lo jodido del ciclismo es que es duro, tienes que subir todo el puerto, si tienes algo que te ayude pierde la gracia. Aun así, con el theremín hay gente que se corrige los tonos, por ejemplo los Portishead, como era muy difícil afinar lo imitaban con un teclado.
¿Este purismo lo extrapolas al resto de la música? No sé, estoy pensando en el uso actual de Autotune…
De hecho, yo soy contrario al Autotune. Me pueden hacer gracia algunas producciones, pero aparte del soniquete que está tan masificado me parece una aberración. No sé, hay mucha gente famosa que utiliza correctores en directo… Soy contrario a eso.
O sea, que esa pureza la llevarías en todos los instrumentos…
Sí, sí. Totalmente.
“Soy contrario al Autotune. Me pueden hacer gracia algunas producciones, pero aparte del soniquete que está tan masificado me parece una aberración”
¿Ya las maneras de grabar también? Adiós a grabar por pistas, etc.
Hombre, no. Eso es otra cosa. En general a mí los discos, incluso en todos los grupos que he tocado, me suelen gustar en directo y de hecho casi siempre he tocado en directo todo el disco. Lo hicimos en el segundo de Dead Capo que lo tocamos los cuatro a la vez y salvo cuatro correcciones, eso es lo que quedó, como se hacía a la vieja usanza. Ha habido otros que sí lo hemos hecho por pistas, pero grabados del tirón, sin trucos. Con el theremín he ido grabando canción a canción en directo, sin descanso, loopeándome encima. Claro que la versión directo es mucho más minimal que el disco.
¿Por qué has compuesto todo el disco de noche?
(Risas). A ver, esto tiene una explicación. Desde que fui padre estoy muy liado porque se me junta el curro con los ensayos, además de la paternidad en sí misma… Si quieres sacar tiempo para la música tiene que ser cuando tu hija se ha dormido. A esas horas ya no me puedo poner a tocar el contrabajo como antes. El theremín es perfecto porque te pones unos cascos y no molestas a nadie. Así que me tiré todo el verano de 2014 tocando y grabando por las noches, algunos temas compuestos, otros improvisados… Tengo cientos de horas grabadas. Además, el hecho de que sea de noche encaja muy bien con el instrumento. No sé, yo me levanto por la mañana y no me apetece tocar el theremín, me apetece tocar el contrabajo, me apetece tocar algo físico; sin embargo, por la noche, sí me apetece tocarlo, quizá sea por lo especial de ésta.
¿Cómo es “tocar" directamente el sonido? Porque en esencia eso es lo que haces, ¿no?
Exacto. Mucha gente intenta tocarlo y no a todo el mundo le sale, incluso buenos músicos que se ponen a ello no consiguen afinar. El secreto es entrar en una especie de trance en el que dejarte llevar y en el que tu cuerpo se mueve a través del sonido. Tu cerebro se conecta con el sonido a través de la mano. Es algo que requiere muchísima concentración, no es como otros instrumentos en los que puedes estar más distraído, mirando a la gente, bailando,... tienes que estar a lo que estás. En concierto a veces me disculpo por estar tan tieso, pero es que si no, no afino.
¿No es liberador?
Si te digo la verdad, por un lado te libera y por otro te agota. Mentalmente acabas exhausto, infinitamente más que con otros instrumentos. Después de tantos años tocando el contrabajo apuestas sobre seguro, con el theremín cada día es un reto, como no sabes por donde te va a salir y es tan fácil desafinar… No siempre sale perfecto, como se te vaya la cabeza, adiós. Acabas muy cansado pero siempre merece la pena. Cuando sale bien te quedas pensando: “No sé cómo me he dejado llevar, pero ha salido”. Esa es la magia del theremín.
¿Ha cambiado tu relación con el sonido desde que tocas el theremín?
Sí, totalmente. Amplia de tal manera tu oído que hay veces que… ¿sabes lo que es el microtonalismo? Una escala tiene doce notas, pero entre tono y tono hay microtonos, de manera que el theremín te abre la cabeza muchísimo en relación a esos sonidos. Además, te relaja de tal manera que, hay veces, que estás escuchando algunas frikadas que no hay dios que las entienda, pero claro, tu oído está acostumbrado, y te permite acercarte a músicas que quizá para otra gente son un sin dios. Vamos, que sí, ha cambiado completamente mi relación con la música.
Me gustaría saber qué piensas acerca de que toda la generación millenial conozca el theremín por Pablo Motos o Sheldon Cooper.
Bueno, supongo que todo empieza a cambiar. Yo, por ejemplo, aparte de conciertos doy talleres de theremín, y no sólo enseño a tocar el instrumento, también hablo un poco de su historia, de cómo ha influido en el cine, la literatura, el comic, en la música, y siempre cuento que uno de los momentos cúlmenes del theremín de los últimos años fue cuando salió Sheldon tocándolo. No porque lo hiciera bien, porque no hizo más que ruido… pero de pronto en EEUU había miles de personas hablando del theremín. Además, el público de “The Big Bang Theory” es un público muy proclive a que le guste este instrumento, como es un público con gustos un poco rarunos… En definitiva, que no está mal que lo conozcan por Sheldon, yo encantado, pero molaría que se informasen, que se metiesen en YouTube y viesen cómo se toca de verdad.
En realidad la propia vida del instrumento es de película. Hay un documental que se llama “Theremín: An Electronic Odyssey” en el que se cuenta la historia del instrumento y su inventor. Léon Theremín le presentó el instrumento a Lenin y éste le apoyó para que hiciese giras de presentación. Cuando se hizo muy conocido en Estados Unidos se empezó a fabricar en serie. Dicen que el Kremlin no veía con buenos ojos que se hubiera hecho tan famoso en América. El caso es que acabó siendo esclavo en la era de Stalin. La Unión Soviética le llevó a un Gulag durante siete o diez años para que fabricase herramientas de espionaje. De hecho, el primer micrófono laser que graba y emite lo inventó el. Hubo un gran follón diplomático porque regalaron un escudo a la embajada americana en Moscú, y los tíos lo pusieron en el despacho del embajador sin saber que dentro tenía un micrófono que durante siete años estuvo grabando todas las conversaciones para el Kremlin. Y como estas hubo muchas.
La verdad es que no hallar una palabra en el disco, simplemente encontrarme con el sonido del theremín me ha gustado mucho.
Durante muchos años, el ochenta por ciento de la música que escuchaba era instrumental. Es más, casi todos los grupos en los que he estado eran instrumentales. Bueno, grupos propios, luego he estado con mucha gente que canta. Pero es que me gusta ese rollo abstracto de que no haya voz o de que si la hay sea un instrumento. Una cosa que me gusta del theremín es que a pesar de llevar muchos años cantando, me considero un cantante nefasto. Sin embargo, con el theremín es como que puedo cantar lo que no soy capaz de cantar con la voz.
Haces un tenor bajo, ¿no?
Sí, en el disco también hay un par de cosas así. Hay un pedal que se llama “Electro Harmonix” que si el theremín por sí mismo ya suena un poco como una voz humana, con ese pedal logra sonar como un tenor o una soprano.
¿Quién toca el theremín en España? Me lo imagino casi como una sociedad secreta
Pues un poco. Lo que ocurre es curioso, porque hay gente que toca muy bien pero se prodiga poco en directo. Claro que es normal, porque salir al escenario es jodido. Pero esto no es sólo en España, en general hay mucha gente que se graba en casa tocando y lo sube a Youtube. Yo, sin embargo, nunca he hecho eso. A lo mejor debería hacerlo, el directo también graba los fallos mientras que en casa la gente se graba ochenta veces hasta que tienen la toma perfecta. Por otra parte, el theremín no tiene mucha visibilidad pública porque la gente que lo toca no entra dentro de los estándares de un grupo o un proyecto electrónico. Por lo general se graba el disco, lo presentas a una discográfica, festivales intentas salir en la prensa, mientras que la gente del theremín es gente que está muy en su mundo. A veces salen en la tele, porque les llaman. Yo recuerdo salir en La 2 y, madre mía, qué mal tocaba (risas). Por ejemplo, me llamaron para que participase en Got Talent, a lo que dije que no y me alegro. Acabó saliendo un thereminista de Barcelona que toca muy bien, toca genial, y le pasó lo que yo temía que me pasase, y es que tomasen el instrumento un poco a risa. Como si pusiesen con él pusiesen la nota freak. Entonces, claro, ver a Jorge Javier y Eva H decir que el instrumento les cansa un poco, refiriéndose a un instrumento que no conocían cinco minutos antes… Encima, teniendo delante a un tío que afina genial. Y se permiten el lujo de despreciarlo. ¿A estas alturas de mi vida para qué quiero que me juzguen? ¿Para qué quiero millones de espectadores? Prefiero que me vean quince que sé que lo van a disfrutar y tienen cierta sensibilidad, a que millones me vean como un mono de circo, que es como se ve a los músicos en esos programas. Hace falta que a los thereminsistas se nos dé un poco de visibilidad, que se nos incorpore en festivales, festivales de electrónica, etc.
Aunque no fuese en solitario...
Claro, yo por ejemplo siempre llevo en directo a un chica que me hace los audiovisuales: María Gallardo alias El Problema. Y la verdad es que la combinación de theremín y audiovisuales funciona muy bien.
Tengo entendido que las mejores intérpretes de theremín son mujeres, ¿no?
Sí, sí, eso es cierto
¿Has encontrado el motivo?
No, la verdad que no. Tradicionalmente la mejor thereminista era Clara Rockmore, y las tres mejores thereministas del mundo son Carolina Eyck, Lydia Kavyna y Pamelia Kurstin.
¿Qué esperabas del disco?
Si te soy sincero, es complicado. En verano del 2014 grabé todo el bruto del disco. Después me tiré un tiempo en que grabé algunos temas más, oía y desechaba otros… En total estuve como dos años metido en mi mundo, nadie había escuchado nada de ese disco aparte de yo hasta que se lo presenté a Luca Petrica de Estudios Reno para mezclarlo. En ese momento recuerdo que le dije: “Esto es una frikada, igual no te mola nada…”. Porque aunque tenga melodías, ritmos, es un disco de theremín puro y lo mismo no hay quien lo entienda, y no sabía qué esperar, no tenía seguridad. Lo que sí sabía es que quería enseñarlo, decir “esto es lo que hago, esto no lo ha hecho nadie antes, puede que no os guste, pero a ver que os parece”. Lo que quería era sorprender. Y el sorprendido he sido yo al ver que está gustando en general. El primer espaldarazo me lo dio el propio Luca al decirme que estaba de puta madre y que le había encantado. Esa fue la primera vez que pensé: “Joder, tengo que confiar en esto”. Ahí adquirí seguridad. No seguridad en mí mismo porque la tengo, seguridad en lo que le parecía a la gente.
“ ¿A estas alturas de mi vida para qué quiero que me juzguen? ¿Para qué quiero millones de espectadores?”
¿Va mucha gente a los conciertos?
Sí, y el disco se ha agotado en algunas tiendas de Madrid, que tampoco hay muchas que vendan vinilo. Pero por lo menos hay varias y lo han vuelto a reponer. Además, hay que tener en cuenta que la portada ha quedado muy potente. La ha hecho José Torre, el bajo de Giganto.
Antes del tuyo, ¿había algún disco de theremín puro?
En España yo creo que no hay ninguno solo de theremín. Fuera sí, pero pocos. A lo mejor un theremín sonando solo o un par de theremín… Lo que no he visto nunca es que el theremín haga de bajo, acordes de guitarra, ritmos, melodías, como todos los roles de una banda, que es lo que he pretendido en mis temas. De ese tipo, creo que no hay nada. ¿Has oído a Hyperpotamus? Él ha sido un poco mi inspiración. Él lo hace todo con la voz, y me dio la idea.
Imagino que te habrás llevado una sorpresa ante las reacciones que me cuentas.
Sí, la verdad es que sí, por el interés mostrado por la gente y el sello. Cuando Beat Generation me dijeron que lo sacaban así, a las claras, sin ninguna duda, me alegré mucho. Han hecho una edición de puta madre. Ellos hacen distribución en España, pero también internacional, y que cualquier persona de Europa, Estados Unidos, o Japón puedan acceder a él metiéndose en ciertas paginas mola. Esta gente tiene un entramado mundial de personas a las que les gusta la música un poquito rara.
¿Había una idea que operase detrás del disco?
Sí, sí. De hecho el propio nombre del disco “Theremonial” es por la propia ceremonia que conlleva el theremín. Tocar el theremín es como un ritual, y la apuesta era esa, hacer algo sólo con el theremín. Detrás de eso, al ser todo instrumental y estar creando en mi mundo, las canciones me reHcordaban a viajes que he hecho, por eso el nombre de las canciones. Así que el concepto del disco sería como un viaje por el sonido.
Siempre se ha dicho que el arte ha evolucionado imitando la naturaleza. ¿asta qué punto el theremín es capaz de imitar a cotidianeidad?
Sí, cuando en los talleres me dirijo a niños o a familias hay una parte que consiste en imitar ruidos cotidianos: pájaros, bombardeos, un coche arrancando, una vaca… puedes hacer muchas imitaciones. El disco muchas veces se aleja la música y se acerca a la naturaleza, suenan pájaros y hasta un volcán que borbotea y se convierte en otra cosa.
¿No has pensado en versionar un disco entero con el theremín?
Uf, me gustaría. Lo que ocurre con las versiones de theremín es que tienen que ser temas muy melódicos o reconocibles. Si la melodía es poco repetitiva o muy hablada, eso no lo puedes imitar. Pero si temas muy melodiosos, de jazz por ejemplo.
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