Leo en tu biografía que volviste a Bilbao en 2012. ¿De dónde venías y por qué volviste?
Regresé a mi Bilbao natal desde Madrid. Pasé unos años allí buscando, perdiendo y encontrando. Y allí fue donde empecé a tocar en público. Fue mi compadre, el increíble guitarrista Pere Mallén, quien me convenció para ello acompañándome, garito por garito y escenario por escenario tocando junto a mí. Éramos James Room & Angry Red y nos pateamos unas cuantas tablas a golpe de dos guitarras y un puñado de canciones. ¿Por qué volví? Porque, pudiendo elegir, mi esposa y yo preferimos trasladarnos a un lugar más recogido, más familiar y menos caótico para tener nuestro primer hijo.
Y en ese regreso, ¿qué impresión te causó la ciudad? ¿Cómo puede afectar a un artista su entorno y sus viajes?
La verdad es que nunca desconecté del todo de Bilbao. Me mantuve bastante al tanto de lo que iba pasando. De la especie de transformación que estaba sufriendo en algunos aspectos. Sobre todo, aparte de lo urbanísticamente evidente, en lo que a la escena musical se refiere. La calidad de las bandas es muy, muy alta por aquí y la inmensa variedad de estilos que se abarca es abrumadora. Pero no sólo en la villa sino en la provincia si acotamos un poco menos (e incluso podríamos no acotar nunca y ampliar miras). Siendo consciente de esto de antemano vine con la idea de, no sólo seguir en la música sino de crecer en ella, vivir en ella. Así que decidí montar una banda. Buscar algunos locos que quisieran meterse en esto conmigo. Ya conocía a Iñigo y a Aitor “The Malamute” y al poco tiempo Gabo se unió a nosotros. De ahí nació Weird Antiqua. Si no hubiese venido a Bilbao no habría montado esta banda con estos enormes músicos. ¿Seguiría haciendo música? Sin ninguna duda pero no sería la que hago ahora. Ni sonaría como suena ahora. Así que sí, el entorno, los viajes y las paradas que se hacen por el camino afectan de manera absoluta e irremediable a un artista. No habría un interior sin un exterior con lo que nada saldría del artista sin un entorno y unas circunstancias que le afectaran.
¿De dónde te viene todo ese imaginario rural americano? ¿De películas, discos, estancias…? Yendo casi al lado psicológico, ¿por qué crees que algunos conectan más con este tipo de vida más que con la que tienen alrededor?
Uno va forjando poco a poco su personalidad a lo largo de la vida. Lo más probable es que si llevara grabando discos desde los veinte años no habría empezado con un sonido como el que desprendemos ahora. Con lo que se habría tomado esto como una vuelta de tuerca o un cambio de estilo y una ruptura con el pasado o algo así, jajaja… Aunque, en realidad, el enfoque americano (e incluso el rural) lo dan únicamente los sonidos en algunas ocasiones. No considero que mis textos lleven un enfoque rural y la verdad es que tierra, polvo, espejismos y puestas de sol hay en cualquier pueblo del mundo. Y buenos, feos, malos y trampas los hay incluso en las altas cámaras de cualquier “civilización”. En cuanto al punto de vista psicológico del que hablas… no lo sé. Supongo que nos identificamos con la ficción que tenemos más a mano si esta nos da cierta esperanza de que no siempre ganan los malos.
Es un disco muy variado. Cada canción bebe de fuentes diversas, a pesar de estar dentro del espectro rock de raíces. ¿Crees que ese puede ser un pecado de músico, intentar aglutinar muchas referencias en poco espacio?
Gracias. Cada canción es un mundo en si misma. Pero forman parte de un todo. Y cada una está donde está por alguna razón. La verdad es que no puedo evitar beber de fuentes diversas, tengo la enfermedad de la sed, jajaja… Pero este es un disco visceral que nace por y para directo y es por ello que lo grabamos en los estudios Gaua de Mungia. Ellos nos daban la oportunidad de grabarlo como lo ensayamos. En directo. Poniendo toda la maquinaria en marcha y soltando un poco la rienda para dejar que saliera lo que tuviera que salir. La rabia, la frustración, el entusiasmo, la fuerza bien dirigida y el rugido. A cada canción le dimos la forma que nos pedía para que el todo tuviera sentido. Y entonces y sólo entonces las grabamos. Cuando sabíamos bien hacia quién apuntaban y hasta dónde tenían que llegar.
https://www.facebook.com/jamesroommusic/videos/10156091190329435/
A bote pronto, me han venido a la cabeza Richard Hawley, Woven Hand, JJ Cale…
Nombres ilustres, sin duda. Los tres están entre los muchos que intento escuchar con la mente en blanco. Para que lo que entre cale. Y aprendo de su música y de lo que me hace sentir. Eso es lo que intento hacer con la mía. Tengo la suerte de rodearme de un equipo con el que la comunicación es muy fluida. Nuestra misión común es hacer del viaje algo especial para nosotros y sobre todo para el que escucha. Todo el equipo ha de remar en la misma dirección. Desde el que lo va a grabar y registrar todo (Jon Asier Zubelzu) hasta el que va a poner la guinda al sonido con el mastering (Mario G. Alberni, Kadifornia). Desde el armonicista que es casi ya de la familia (Pablo Almaraz) hasta la sección de viento que trabaja por primera vez contigo y esta tan lejos (José Leonardo León, Ryan Spencer, Ryan Van Scoyk). Sólo entonces la flecha da en diana.
¿De dónde te viene todo ese imaginario rural americano? ¿De películas, discos, estancias…? Yendo casi al lado psicológico, ¿por qué crees que algunos conectan más con este tipo de vida más que con la que tienen alrededor?
El título del disco parece sugerir que lo cantas y cuentas, es lo que hay. En ese sentido, ¿es la música la que va supeditada a las letras o al revés? Dicho de otra manera, ¿podríamos imaginarnos lo que cantas sólo con escuchar la música?
Intento ser sincero en mi vida. Intento ser honesto. Es importante para mí. Sobre todo conmigo mismo. El título del disco viene dado por una de sus canciones. De repente el espíritu implícito en todas estaba aglutinado en ese título y terminó siendo el del disco también. Creo que la música y la letra no deben ir supeditadas la una a la otra en ninguno de los dos sentidos. O al menos no por norma. Quizás en un muy pequeño porcentaje de la música que escucho podría “acertar” de qué habla la letra sólo escuchando la música. Se puede captar por supuesto el estado de ánimo, el ritmo cardiaco o adivinar la magnitud del cabreo o la tristeza. Pero creo que una de las funciones de la letra es precisamente poder ser el contrapunto a la música. Ambas partes han de tener la libertad de bailar con la otra sin venir del mismo mundo.
¿Hasta qué punto un músico de Bilbao haciendo blues puede desarrollarse profesionalmente sin vender su alma al diablo?
Yo creo que eso sólo es un hándicap en casa y me entristece enormemente que esto suceda. El mundo es demasiado grande como para ponerte a pensar si en una única ciudad del planeta puedes desarrollar tu pasión o no. Sea esta el blues o el flamenco o simplemente el rock en uno u otro idioma. Nos queda mucho trabajo por hacer para librarnos unas fronteras tan poderosas como las mentales.
¿Te consideras prolífico? ¿Cómo fluyen de tu cabeza a la guitarra las canciones? ¿Hay proceso estructurado?
Supongo que sería más prolífico si me pudiera dedicar a tiempo completo a esto. Por desgracia a día de hoy no es así. Quizás la lucha traiga pronto sus frutos. Las canciones me vienen de maneras muy distintas. Cada una con su personalidad. Hay canciones que te arrasan, te vienen como dadas por las musas, y las compones en una noche. Hay veces que tardas media vida. Hay melodías que guardas hasta que las palabras te vienen conectadas con el momento en que surgió la idea de ambas. En muy pocas ocasiones ha sido la letra la primera en llegar. He de decir que la música me fluye más rápida que las palabras. La música no he de pensarla demasiado. Sin embargo he de ser certero con las letras y eso en la mayoría de ocasiones conlleva trabajo. Como ves no hay un modus operandi. Cada una es una sorpresa.
¿Qué planes tienes ahora?
No hay más plan que llevar este “Honest Man Blues” lo más lejos posible y a nosotros con él. Tocar en buenos escenarios. Soltar a la bestia y conectar con la gente. Eso es lo que importa. Conectar como hicimos en la presentación en el Kafe Antzokia. Aún nos quedan ases en la manga e iremos enseñando nuestras cartas poco a poco. Sólo quiero seguir creciendo junto a mi gente y llegar lejos, muy lejos.
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