En vuestra carta de presentación se puede leer que el disco refleja “la convulsa época de crisis” que os ha tocado vivir. El mismo titulo, Negu gorri (algo así como “invierno crudo”), ya es un título muy político para un disco, verdad?
Exacto. El álbum trata justamente de diferentes aspectos de los tiempos que nos han tocado vivir a nuestra generación y nos parecía sugerente que para referirse a una época dura, en euskera, se use el término “invierno rojo” y que a la vez uno de los grupos más referentes en cuanto a la música política en Euskal Herria se haya llamado así.
Nunca habéis escondido vuestro vinculo con el movimiento socialista. Al mismo tiempo, en una entrevista comentabais que el disco "Motomami" de Rosalía ha sido un referente para vosotros. ¿Casan bien las ideas políticas con melodías pop? ¿No parece una contradicción?
Nos gusta pensar que el pop nos da la posibilidad de conectar con lo que está pasando a nuestro alrededor de la manera más emocional y personal. Formalmente tenemos muchos referentes que no hacen la música con el mismo objetivo que nosotros, pero que son vanguardistas en cuanto a las formas contemporáneas de conectar mediante la música con su tiempo y la gente. Precisamente creemos que el pop nos ofrece más posibilidades para llegar a la gente de la forma que nos interesa.
En vuestro sonido, se mezcla lo orgánico con los sonidos más electrónicos y contemporáneos… comparado con el resto de singles y el anterior disco (Jaio naiz baina), se podría afirmar, que en general, ¿son las canciones más bailables que habéis creado nunca? ¿Ha sido una decisión consciente?
En los últimos dos años no hemos parado de tocar, y eso nos ha aportado otra forma de componer el nuevo álbum, pensando, más o menos conscientemente, en la experiencia del directo.
“El álbum trata de diferentes aspectos de los tiempos que nos han tocado vivir a nuestra generación”
Al mismo tiempo, el disco arranca con Negua, una canción que recuerda al cancionero vasco tradicional…
Negua es una versión de unos “bertsos” de los años 30 escritos por Imanol Enbeita, que hablan de cómo el invierno como fenómeno natural, saca a la luz las diferentes formas de afrontarlo según la clase social. Algo que encajaba perfectamente con el concepto del álbum. No nos interesan demasiado las mezclas explícitas entre las formas musicales más tradicionales con elementos contemporáneos, pero sí indagar en las conexiones de lo que se ha hecho anteriormente y cómo nos afecta eso.
Las letras son políticas, sin duda, pero también muy personales. Por ejemplo la canción Negu Gorri, según he podido leer, es una critica a la industria musical, como por ejemplo a los macrofestivales tan de moda ahora… visto el éxito que tienen estos modelos, ¿hay esperanza para los circuitos alternativos?
Aquí en Euskal Herria tenemos muchos ejemplos de espacios, festivales… regidos por el trabajo militante, ya sean gaztetxes, centros socialistas, festivales de caja de resistencia, topagunes…
La despolitización general en la que vivimos sí que pone en peligro estos circuitos, ya que a veces la gente se olvida, o incluso no es consciente de que estos no se pueden tratar como si fueran lugares con ánimo de lucro. Creemos que la consciencia respecto estos espacios, el compromiso con ellos, con su carácter político, son esenciales para no dejar morir este potencial que construyen mediante trabajo voluntario con objetivos políticos, con objetivos revolucionarios, que es al fin y al cabo el estadio necesario para acabar con los modelos de festivales que ni piensan en los músicos, ni en los trabajadores, ni en el público.
A la hora de tocar en directo, cuales son vuestras red flags? ¿Creéis que esas convicciones os limitan a la hora de expandir vuestro mensaje?
Sí que trazamos ciertas líneas rojas, aunque a veces es difícil, ya que vivir totalmente fuera de la industria a la que criticamos es imposible, incluso absurdo. Nosotras queremos difundir nuestra propuesta, tanto musical como discursiva, y es evidente que para eso tendremos que estar presente en espacios antagónicos a nuestras ideas. Sí que es verdad que rechazar ciertas propuestas puede limitarte, pero también es una posibilidad de poner encima de la mesa conflictos actuales con ciertos festivales, sellos, bancos, empresas…que creemos que es totalmente necesario, y más importante que difundir nuestra música por encima de todo.
¿Cantar íntegramente en euskera también ha sido una decisión política?
No ha sido como tal una decisión, es nuestra lengua materna y por lo tanto lo más natural a la hora de componer. Aún así creemos que sí tiene consecuencias políticas, ya que la lengua misma te sitúa en un contexto concreto y sobre todo en una posición concreta desde donde cantas y para quién. También creemos que la música es mucho más que eso, y que el idioma no es un límite para conectar con el público.
En la canción Fusila afirmáis que la música es una herramienta, no un fin… ¿una herramienta para conseguir el qué?
El hecho de no considerar la música un fin, no significa que no demos importancia a la música en si. De echo tratamos de buscar el resultado más interesante posible. Intentamos experimentar la conexión entre el contenido y la forma para buscar el efecto que nos interesa. Entendemos la música, —y el arte en general—, como una herramienta más, en nuestro caso una forma para aportar o contribuir al proyecto socialista, y hoy en día creemos que es el Movimiento Socialista es el que lo encarna.
El arte muchas veces se entiende como algo neutro o apolítico, y nosotros en cambio creemos que el arte debe servirnos para representarnos y para dar voz, imagen, estética etc. a nuestras luchas y a un proceso liberador para la clase trabajadora.
En concreto, con estas ocho canciones, ¿qué os gustaría conseguir?
Nos interesa pensar qué es lo que podemos hacer nosotros con todos los estímulos musicales, artísticos, políticos que nos rodean. Cómo recogemos todo esto que pasa a nuestro alrededor y los convertimos en canciones, sin saber en el proceso muy bien a donde llegaremos, pero con un compromiso de ir hasta el extremo. Este álbum representa bastante bien el momento musical (lo que escuchamos, los grupos que nos rodean) y social (crisis, violencia, miedo, desesperación, lucha, solidaridad) que vivimos y cómo nos ha afectado a nuestro grupo para parir después estas canciones. Nos gustaría que la gente sienta algo con las canciones, que las sienta suyas, y que por lo menos sirvan, desde lo individual hasta lo colectivo, como reflejo de las experiencias que vivimos.
“Queremos difundir nuestra propuesta, tanto musical como discursiva, y es evidente que para eso tendremos que estar presente en espacios antagónicos a nuestras ideas”
Desde que empezasteis, habéis conseguido reunir a oyentes muy fieles. A la hora de crear el disco y pensar que hay gente esperándolo, ¿os ha influido de alguna manera, para bien o para mal?
Nos alegra mucho haber creado una comunidad al rededor de J Martina, no solo por nuestra música sino también por la connotación política que tenemos. Sí que ha sido algo que nos ha condicionado a la hora de crear este nuevo disco, al principio más como un peso que hasta ahora no sentíamos, pero después, en el proceso, como una autoexigencia que nos ha servido para no conformarnos con lo más superficial. Al final nos ha llevado a presentar un trabajo del que realmente estamos seguros y creemos que es lo mejor que lo hemos podido hacer.
¿Cómo ha sido el proceso de creación? ¿Habéis pensado primero en el concepto “Negu gorri” y luego las canciones en torno a ese concepto o primero han nacido las canciones?
El concepto ha estado presente desde el principio, y eso ha servido como motivo sugerente en cuanto a las temáticas de las canciones. También es verdad que nos hemos sentido con bastante libertad para dejar que cada tema tenga su propio camino, formalmente hablando, y después trabajar una unión más allá de lo conceptual.
En el disco se pueden escuchar las colaboraciones de Areta Senosian (Ibil Bedi) y Verde Prato. ¿Como veis la escena musical vasca?
Creemos que estamos viviendo un momento muy interesante en el que están surgiendo muchos sonidos sin complejos. Hay mucho contagio también entre las bandas, y mucho apoyo, y nos sentimos bastante afortunados de los artistas que nos rodean.
Empezasteis a tocar en directo en plena pandemia. ¿Como han cambiado desde entonces vuestros directos? En esta nueva etapa, ¿que es lo que se encontrara el oyente?
La verdad es que estamos muy contentas de cómo han evolucionado los directos hasta ahora. A diferencia de antes (por todas las normas restrictivas que había), los conciertos de ahora son momentos emocionantes para nosotras, donde vemos que las canciones que hemos creado en nuestro estudio pasan a ser de otra mucha gente, y eso nos encanta. Creemos que el directo es de los aspectos más interesantes de la música, ese momento colectivo donde conectas con la gente a través de las canciones.
PRÓXIMAS FECHAS DE CONCIERTOS:
-Ekainak 22 Junio, Printza gunea, Lekunberri
-Ekainak 29 Junio, Aranbizkarra, Gasteiz
-Uztailak 4 Junio, EgurHotza
-Uztailak 26 Junio, Zornotza
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