- Te refieres a “Eason” como un (re)encuentro contigo misma, como una transición “de saberte perdida a la felicidad”. ¿Cómo trasladas eso a lo musical?
Hay más alegría, más aventuras (cambios de tempo, de ritmo, de tono), más experimentos y más valentía. Hay un par de canciones con las que pensaréis que me he vuelto loca, y así es (risas). Me he dado el lujo de divertirme. Mi voz se ha encontrado también, se ha acomodado, ha crecido, aún le falta mucho por aprender pero ya está más tranquila, más relajada, quizá tenga más fuerza.
- Leemos en tu Facebook una especie de ‘mantra’: “Paz, naturaleza, perspectiva”. ¿Es este un disco (aún) más espiritual/terapéutico que su predecesor “Om”?
Me he conocido más como persona y como instrumento, y creo que eso me ha empoderado. No creo que el disco sea más espiritual o terapéutico que “Om”; esa esencia se mantiene, pero cambia el ambiente, el ritmo vital. “Eason” tiene mucho de mar: mucha arena, agua, mareas, brisa y sal. Cuando escucho ahora “Om” me oigo asustada, muy para dentro, con un punto de agorafobia quizás, muy curativo para una heridas muy concretas, muy íntimo, delicado. Incluso con un punto agrio, para cicatrizar, asumo. Con “Eason” siento la tierra bajo mis pies, la piso con más fuerza. La naturaleza me ha ayudado mucho a enraizar mi voz y mi música, me siento más firme que en “Om”, porque así me lo pide el cuerpo: más erguida y tranquila.
- ¿Las letras son un reflejo de tu estado vital? ¿De qué tratan?
Sí, lo son. Algunas son el reflejo de un estado vital que ya pasó en mí. Me voy a inventar un término: “Eason” es post-doloro, gracias a la perspectiva que me ha dado el tiempo, por eso es sereno. “Om” trataba más del amor y desamor; creo que “Eason” habla más sobre el amor propio que se descubre después de un desamor. Cambia el foco de atención, se centra más en: “¿Y ahora quién soy yo?”. No hay tanto enfado. Y florece el amor…
- A juzgar por el single de adelanto, “Er(h)ori”, vuelves a recurrir a tus juegos de palabras. ¿La vida sin ellos sería un error?
(Risas) No sé si sería un error, ¡pero sería aburridísima! Me encantan, me chiflan. Nunca sabes dónde los vas a encontrar, no acaban nunca, se recrean y te hacen cómplice del idioma. Escribir con algo cambiante y activo es mágico y muy divertido.
- Ya hay videoclip de este tema, además. Has realizado bastantes vídeos musicales, ¿es un formato en el que te sientes cómoda? ¿Consigues transmitir algo más que sólo con la música, quizá?
La verdad es que me siento muy cómoda realizando vídeos musicales. Normalmente trabajo con Sara Fantova, directora de mis vídeos, y me encanta observar cómo funciona su mente y la de sus compañeras. Cómo traducen lo que escuchan a imágenes, vestuario, paisajes, historias. Cada cerebro es un mundo.
Creo que los vídeos son un valor añadido para las canciones, aunque no sean necesarios para que una canción sea plena. Pero está claro que hoy en día todo entra por los ojos, todo es visual, y parece que verlo ayuda a escuchar con más atención. Curioso.
“He delegado la gestión jurídica-empresarial, o como la realidad lo llama: “El sálvese quien pueda de la indigna situación laboral de artistas en este país””
- En cuanto a la composición del nuevo LP, ¿qué hay de diferente respecto a “Om”?
Algunas de las canciones de este disco las compuse antes de que naciera “Om”, pero en las posteriores sí que ha habido cambios en el proceso creativo. Antes componía por y para mí (y mi guitarra). Ahora tengo presentes a mis músicos cuando compongo. Por ejemplo, intento callarme un poco para dar espacio a momentos instrumentales (¡aunque no siempre lo consigo!); aplico sugerencias de cambios -cosa que me costaba muchísimo-; he compuesto una canción con el piano en vez de usar la guitarra -no sé tocar el piano, pero surgió-, y cosas así.
- En cuanto al trilingüismo de tus canciones, ¿continuas con el mismo ‘modus operandi’, es decir, “el idioma elige la canción”? ¿Predomina alguno de ellos esta vez?
Sí, exacto, mismo ‘modus operandi’. Predomina el euskera, y sí que he notado que el inglés ha disminuido su presencia. Supongo que ya van quedando lejos aquellos días en California y mi mente redistribuye los idiomas acorde a mi realidad hablada.
- Respecto a la grabación del disco, ¿has vuelto a rodearte del mismo equipo de músicos, técnicos, etc.?
Sí, “Om” está grabado por dos bajistas y “Eason” solo por uno de ellos, ese ha sido el único cambio en cuanto a músicos. Espero mantenerlos por mucho tiempo, ya son mi familia. Hemos cambiado de estudio, por ir probando cosas y sitios. Esta vez hemos grabado y mezclado en Gaztain Estudios, con Eñaut Gaztañaga, y ha sido una experiencia muy buena. Sigue siendo autoeditado y autofinanciado.
- ¿Incluye alguna colaboración especial?
¡Hay un trompetista! Hemos grabado trompeta para una canción, lo cual ha sido nuevo y especial para mí.
- Aún no ha salido el álbum pero ya has agotado y/o estás a punto de agotar entradas en teatros de enjundia como el Arriaga en Bilbao o el Victoria Eugenia en Donostia. ¿Se siente vértigo?
Se siente mucho vértigo. Empecé a ponerme nerviosa a finales de diciembre y aquí sigo… Es abrumador, estoy muy, muy agradecida y feliz, pero cada vez que me paro a pensar no puedo parar quieta. Quiero hacerlo bien y sobre todo quiero disfrutarlo. Solo pido salud, no quiero ningún catarro ni gripe cerca.
"Van quedando lejos aquellos días en California y mi mente redistribuye los idiomas acorde a mi realidad hablada"
- Parece que la gira de “Eason” también cruzará el charco (México). ¿Ha salido alguna fecha más allende los mares? ¿Puedes adelantarnos algo más de este ‘tour’?
Parece que sí. Nos apetece muchísimo México, esperemos que nada se tuerza. Personalmente me apetece mucho América del sur, a ver si nos vamos acercando poco a poco. Creo que esta gira va a ser muy bonita, en salas bonitas que suenan bonito, con gente bonita como Belako que nos invitan a ir con ellos a Galicia. Y de momento es todo lo que sé…
- Hasta la fecha te has autogestionado en todos los aspectos, pero pareces haber empezado a delegar algunas tareas. ¿Cómo va ese proceso de delegación?
Me ha costado mucho, pero sí. Era o delegar o explotar. He delegado la gestión jurídica-empresarial, o como la realidad lo llama: “El sálvese quien pueda de la indigna situación laboral de actores/actrices, músicos, escritores/as, pintores/as… en este país”. Vivo mucho más tranquila porque está en manos de una de las personas más competentes que conozco y en la que confío plenamente. Quería organizarme para trabajar lo más dignamente posible, y ella lo hace posible. También he delegado la contratación de conciertos para esta gira, con excepciones. Esto ha permitido relajarme y concentrarme en lo que de verdad quiero hacer: música.
- Has mencionado haber recibido un trato diferente en el mundo de la música por ser mujer. Este año parece que va a ser feminista… ¿Crees que hay esperanza de cambio?
Si perdemos la esperanza, lo perdemos todo. Eso sí, hay muchos momentos en los que la esperanza se tambalea, solo hay que leer las noticias, un par de estadísticas o salir a la calle y fijarse. Pero no la perderemos jamás. Esperemos que este año avance en la dirección feminista, y el próximo más, y el siguiente más todavía: Es la única dirección que vale. Pero nos queda un largo camino por recorrer, en el feminismo y en todo lo demás. Espero que esta pregunta también se la hagáis a hombres, el feminismo somos todas y todos.
- En una entrevista afirmaste haber aprendido mucho de la música de Adele. ¿De qué lecciones se tratan?
La composición, la fuerza de los silencios, las notas mantenidas, arreglos nada invasivos, usar la voz como instrumentación…
- Por último, ¿qué suena en estos momentos en tu ‘playlist’ particular?
Últimamente suena mucho Novo Amor, sobre todo la canción “Alps”; también Lily & Madeleine, en especial su disco homónimo. Suena cualquier cosa de Norah Jones, un vídeo en directo de la canción “Leñador y la Mujer América”, de Zahara sola con su guitarra; “Candide” de Bernstein, cantado por Natalie Dessay, con la que me estoy descubriendo cantando ópera. Y el último disco de Mikel Urdangarin, “Margolaria”.
Próximos conciertos de Izaro:
8 de marzo: Bilbao, Teatro Arriaga (20:00h)
9 de marzo: Donostia, Teatro Victoria Eugenia (20:00h)
16 de marzo: Pamplona, Zentral (22:00h)
23 de marzo: Gasteiz, Hegoalde Aretoa (20:00h)
24 de marzo: Madrid (sala y hora por confirmar)
5 de abril: Vigo, La Fábrica de Chocolate (hora por confirmar)
7 de abril: Santiago de Compostela, Capitol (+ Belako, hora por confirmar)
8 de abril: A Coruña, Inn Club (+ Belako, hora por confirmar)
13 de abril: Barcelona, Ateneu L’Harmonia (21:00h)
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