¿Cómo ves este disco en el conjunto de tu carrera? Incluyendo como tal tu participación en otros proyectos.
Este disco, a nivel personal, me hace mucha ilusión porque significa que el proyecto sigue vivo. Entramos en el 2016 a grabar el primer disco, “La puerta giratoria”, en formato de trío (guitarra española, violín y violonchelo), sin sello discográfico y con muchas ilusiones. Habíamos hecho conciertos y teníamos ganas de grabar las canciones, pero no teníamos planes concretos de futuro. Dos años más tarde, tenemos discográfica (El Genio Equivocado) y hemos afianzado una formación de septeto que ha podido participar en la grabación de este segundo disco.
¿Qué es eso que consideras que no es justo para ti que llegue ahora?
La canción titular es, en realidad, un homenaje, sobre todo, a aquellos encuentros y reencuentros fabulosos, pero también muy “peligrosos”. Aquellas apariciones inesperadas y repentinas que nos atraviesan el corazón. Esas historias de puro “amor loco”. Yo interpreto la canción en clave romántica: sabemos que esto al final nos puede traer problemas, pero ahora, en este momento, es fenomenal lo que estamos viviendo. Además, es un homenaje a BB Sin Sed y a aquel single estupendo, “Fenomenal”.
Como director de cine que eres ¿hasta qué punto te ha influenciado tu experiencia previa en el mundo audiovisual?
Mucho. A veces parto de un título concreto para desarrollar la letra. O me sale una historia a partir de un diálogo que aparece en una escena o de un personaje de ficción que estoy describiendo. Casi siempre empiezo por las letras y, después, busco la melodía. Me pongo a cantar el título y los versos y voy armando la canción. Y siempre intento buscar historias originales o imágenes atípicas. Me gusta que sean muy visuales, como pequeñas películas o cuentos. Creo que muchas de mis canciones son películas o momentos de películas que no he podido rodar. La magia de la música es que con solo una guitarra o un teclado puedes estar explicando esa historia de ficción. Y la puedes proyectar en una sala sin más intermediarios.
¿Qué te llevó, siendo miembro de La Banda Municipal del Polo Norte, a querer iniciar este proyecto en paralelo?
Es curioso, pero siempre he estado vinculado a bandas en las que conviven varios compositores. Invisible Harvey es la primera banda que tengo en la que yo soy el único compositor. De hecho, el nombre de Invisible Harvey lo adopté hace muchos años cuando me descubrí que había canciones que no entraban en las formaciones donde tocaba (por espacio, por ser de diferente estilo, etcétera). Y bajo este nombre me acostumbré a apilar canciones y a tocarlas, a veces, en directo. Después de hacer la gira de presentación de “Calor”, el tercer disco de La Banda Municipal del Polo Norte, todos estábamos muy atareados con nuestros trabajos y decidimos dejar en stand by el proyecto. Entonces, de manera natural, un tiempo más tarde, Ferran Resines y Cristian Pallejà me propusieron grabar canciones que había compuesto en solitario y que llevaba un tiempo tocando en directo con Núria Maynou (violonchelo y voces) y Joan Gerard Torredeflot “Joange” (violín y voces).
Entonces, la diferencia principal entre ambos proyectos, ¿es la composición?
En La Banda Municipal del Polo Norte podías encontrar varios compositores diferentes (Òscar Andreu, Juan Pedro González “Juanpe” o yo mismo) exponiendo su visión de la vida, de las relaciones, explicando historias desde diversos puntos de vista y con tonos variados (cínico, agresivo, surrealista, amargo, divertido…). En Invisible Harvey, en cambio, hay un único narrador. También encuentro diferencias en los arreglos (en ninguna canción de La Banda hay cuerdas y aquí son un elemento muy importante) y en el desarrollo o las influencias de algunas canciones.
La canción política o social es algo que has declarado ser importante para ti. ¿Cómo se refleja en este disco? Porque aparentemente son canciones más sobre la cotidianidad, ¿no?
Sí, admiro a los compositores que saben tratar con emoción temas políticos o/y sociales en sus canciones. Pero yo siempre escojo, de manera natural, otros miradores. Me siento más cómodo, como compositor de canciones, fabulando a partir de historias atípicas o buscando imágenes. Pero creo que, de manera lógica, a veces puedes conectar con aspectos sociales y políticos. Pienso en la canción más clara, “Carta a un helicóptero”, que parte de imágenes reales. Y en “Fui el número 1 (y el último también)”, por ejemplo, quería reflejar la sensación de extrañeza y vacío que siente el protagonista al encontrarse en los dos extremos del poder: siendo el primero y volviendo a ser el último, el de la cola. También puede hacerse un paralelismo con las relaciones personales, dentro de una pareja. O en “Un árbol de Navidad nos planta cara desde la ventana”, el protagonista se enfrenta a un rico y ampuloso árbol de Navidad que parece juzgarlo desde la ventana y burlarse de sus desventuras y de su miserable condición. Lucha de clases dentro de un entorno navideño.
¿Planes para presentar el disco?
Los siguientes conciertos serán abriendo para The New Raemon en Madrid y Barcelona (8 y 15 de noviembre, respectivamente. En la sala But, de Madrid, y en la sala Apolo, de Barcelona). Y el 17 de noviembre haremos un concierto largo junto a nuestros amigos Chet en la sala Sidecar. Muchas ganas de rodar las canciones nuevas. Algunas ya las hemos probado en directo, pero estas nuevas fechas nos servirán para incorporar más material del disco nuevo.
Eduardo Izquierdo
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