Contactamos con el vocalista Paul Banks, que nos ofrece cuarenta minutos de jugosa charla mientras pasea bajo la lluvia berlinesa.
La gira de Interpol pasará por San Sebastián (14 febrero, Teatro Victoria Eugenia), Santiago de Compostela (15 febrero, Sala Capitol; concierto SON Estrella Galicia), Santander (19 febrero, Espacio Santander), Madrid (20 y 21 de febrero, La Riviera), Barcelona (23 febrero, Sala Razzmatazz), Murcia (24 febrero, Mamba!) y Málagra (25 febrero, Sala París 15). Los días 16 y 18 de febrero, estarán actuando en Lisboa y Guimaraes, en Portugal.
La cita vía zoom tiene lugar a las 16.00h. (hora española) de un miércoles y, por un momento, vemos a Paul Banks –magnético vocalista y guitarrista/bajista de Interpol–, protegido a conciencia de la lluvia, justo antes de preguntar amablemente si habría inconveniente en que apagase el vídeo para dejar solo activa la función de audio, ya que concederá la entrevista mientras camina por las calles de Berlín. Una vez acomodada la parte técnica, da comienzo una conversación de cuarenta minutos, ejecutada casi en su totalidad en español (idioma que el músico domina con meritoria soltura), y que comienza versando en torno al que es último álbum de estudio del trío con base en Nueva York.
En mi opinión, ‘The Other Side Of Make-Believe’ (Matador, 22) es un trabajo emocionante, cargado de sentimiento y que, aunque cuenta con alguna canción más asfixiante como “Into The Nigth” o “Greenwich”, también es mayoritariamente cálido ¿Qué tipo de disco queríais hacer? ¿Qué aspecto queríais que tuviese el disco?
Creo que, por nuestra parte, no fue una decisión consciente. Nuestros discos siempre surgen de una combinación de circunstancias que tienen que ver con lo que está pasando en la vida, personal y creativa de Daniel (Kessler, guitarrista). Y pasa lo mismo con Sam (Fogarino, batería) y conmigo. Todos llevamos nuestra propia energía a cualquier proyecto. Si Daniel nos trae unas canciones que tienen una vibra más melancólica y relajada eso va a inspirar algo en mí en la misma línea. A menos que Sam empiece a tocar una batería muy agresiva en contraste con lo que introduce Daniel y eso pueda derivar en algo más asfixiante; algo que, como tú dices, sucede en “Into The Nigth”. Por eso, no planeamos ni discutimos por adelantado cómo va a sonar un disco. Resulta siempre de una combinación derivada de nuestras propias energías. Pero sí creo que nos influyó el hecho de encontrarnos en la pandemia y estar separados. Por ejemplo, cuando Daniel me mandó sus canciones por correo electrónico, yo las escuchaba y tocaba el bajo en mi cuarto, cantando ideas al micrófono a volumen bajo, haciendo algo más íntimo. Y creo que esas circunstancias influyeron en que el disco suene así: algo más relajado y más cálido, como tú dices. En ese momento, además, sentí que era algo interesante para nosotros, porque era algo diferente; igual de auténtico que lo anterior, pero algo diferente porque no pudimos estar en el mismo cuarto, juntos y haciendo ruido a un volumen alto. Si Sam hubiera estado tocando en vivo delante de mí, creo que yo hubiera cantado de una manera diferente en este disco. Y para este disco estuve cantando solo contra la guitarra de Daniel, y también en mi cuarto. Por eso las ideas que salieron eran más melódicas y con menos agresividad en la voz.
“En este disco manejamos más emoción con menos información”
¿Dirías, entonces, que este es un disco especialmente nostálgico dentro de la discografía de Interpol?
¿Especialmente nostálgico? Hummmm… ¡Puede ser! Tampoco ha sido a propósito, pero ya que me lo preguntas pienso en canciones como “Something Changed” y en “Toni” y… sí, sí, yo creo que puede ser. Ese momento fue, para todos, propicio para echar la vista atrás acerca de lo que había sido toda nuestra vida, así que sí, al menos por mi parte, diría que sí.
¿Cómo ha influido el afamado productor Flood en el sonido final de ‘The Other Side Of Make-Believe’?
Yo te diría que influyó mucho en las tomas. Por ejemplo, cuando estaba escribiendo letras en el estudio y le decía ‘Mira, he cambiado está letra ¿piensas que es mejor o peor que antes?’, entonces él respondía que no estaba tan interesado en las letras sino en cómo le hacía sentir la canción. Y me decía que, si yo había cambiado algo pero eso no cambiaba cómo él se sentía cuando escuchaba la canción, entonces todo estaba bien. Pero si yo cambiaba algo y él ya no lo sentía como antes, entonces no le gustaba y me decía que no lo hiciese. Guiar la música en base a puro sentimiento me pareció muy interesante, y eso me hizo confiar mucho en él. Si me decía que la demo o la versión anterior tenía ese sentimiento que él buscaba, eso me ayudaba mucho a la hora de guiarme hacia el producto final. Y creo que pasó algo parecido con Daniel a la guitarra y con Sam. Flood sabe cómo hablar a los músicos para sacar lo mejor de ellos. Es súper inteligente, la verdad.
Decías antes que, a la hora de poner letras a las canciones, te influye mucho la música que te aportan tus compañeros ¿Dónde encuentras la inspiración para desarrollar tu papel de letrista en Interpol? ¿Qué es lo que te motiva a día de hoy a la hora de escribir?
Históricamente siento que muchas de mis letras salieron de mi propia confusión. Y creo que en este disco aún más: la inspiración vino de la confusión. Es un tema muy importante en este disco. El hecho de que ahora ya no sea tan fácil estar todos en la misma onda. Y puede ser que jamás vuelva a ser todo igual. Antes era yo, que me sentía diferente a los demás; una confusión existencial que me inspiraba para las letras. Ahora siento que es el propio mundo quien tiene una confusión existencial. En la actualidad, la especie humana se siente profundamente confundida, en lo que significa un flujo de cambio profundo.
De algún modo, tengo la sensación de que ‘The Other Side Of Make-Believe’ es una especie de continuación lógica del disco debut de Muzz, tu proyecto paralelo junto a Matt Barrick y Josh Kaufman. Creo que aquel disco daba muchas pistas acerca de cómo iba a ser este séptimo disco de Interpol ¿Dirías que hay similitudes entre ambos discos?
Bueno, en Muzz algunas canciones las escribimos juntos, en otras la música fue escrita por Matt y Josh, y en otras yo escribí música y letra; mientras que en Interpol es Daniel quien introduce todas las canciones. Así que solo puede haber una singularidad entre ambos proyectos, que es mi parte vocal. Y eso es algo que empezó con el productor Dave Fridmann en ‘Marauder’ (Matador, 18), que me decía que quería escuchar mi voz cuando cantaba con menos volumen. ‘Quiero que interpretes esta canción lo más bajo que puedas’. Eso pasó con algunas canciones de ese disco, y luego también cuando estaba trabajando con Josh Kaufman y Matt Barrick en Muzz. También me decían que querían otras dimensiones vocales por mi parte, más del tipo de las que se escuchaban en mi primer disco en solitario, ‘Julian Plenti Is... Skyscraper’ (Matador, 09): un estilo vocal un poco más relajado. Josh me decía ‘Yo quiero eso en este disco’. Luego llegó la pandemia y no pude escribir las letras con Sam en el mismo cuarto, haciendo ruido en directo. Así que creo que, sencillamente, es una evolución en la que yo estaba buscando nuevas maneras de cantar. Y sobre todo de ahí vienen las conexiones que pueda haber entre Muzz y el nuevo disco de Interpol. Porque son los dos discos más próximos en el tiempo. Creo que ambos retratan el estado de mi evolución como vocalista.
¿Qué dirías que hay en ‘The Other Side Of Make-Believe’ que no estuviese en ningún otro disco de Interpol? ¿Qué tiene de absolutamente novedoso este disco con respecto a todos los anteriores?
En el disco hay voces femeninas, que es algo muy novedoso en nuestra música. También Daniel ha tenido una evolución en el piano. Y, además, este disco es muy muy económico: no hay muchos instrumentos, no hay muchos teclados. Hay muy poca información, pero yo creo que ocupa mucho espacio y eso es algo de lo que me siento muy orgulloso en este disco. Hay un estado nuevo entre Sam y yo como batería y bajista, en algunos momentos llegamos a tener unos grooves muy novedosos y tenemos momentos que son como muy simpáticos entre nosotros. Por ejemplo, en el outro de “Toni” o de “Big Shot City” lo que pasa entre bajo y batería es divertidísimo de tocar. Y yo creo que eso se escucha, se nota. Cuando empieza el final de “Big Shot City” es un momento espectacular para nosotros, y para mí también implica algo muy nuevo como bajista en Interpol. Yo creo que también hay algo más maduro en este disco, y también algo más simple: llegamos a hacer más cosas con menos información; más emoción, menos información. Hay algo muy enfocado y maduro en este disco. Es algo muy íntimo. Es difícil describirlo con palabras, pero si por ejemplo escuchas “Greenwich” ... siento que no tenemos nada en nuestro catálogo que suene como esa canción. Esa es mi opinión, no sé cómo explicártelo más allá de mencionarte, por ejemplo, esa canción.
Has mencionado la palabra ‘madurez’. Quizá aquellas canciones más aceleradas, agresivas, directas o roqueras han quedado sobre todo en los primeros discos de Interpol ¿Crees entonces que Interpol se encuentra en plena fase de madurez creativa? ¿Sois ahora una banda y más asentada y reflexiva que nunca?
En realidad no, porque yo creo que la creatividad es, en buena medida, como un péndulo. Y creo que la próxima vez que nos juntemos para componer ya podremos estar juntos en el mismo cuarto, así que siento que va a haber hambre y tendremos ganas de hacer canciones bien roqueras y bien agresivas. Además, yo diría que las canciones más roqueras no son exclusivas del primer disco. Escuché hace poco “The Rover”, de nuestro anterior disco, ‘Marauder’ (Matador, 18), y ¡buf! yo creo que es bastante roquera. No creo que solo tuviéramos canciones inmediatas y roqueras en los primeros. Con madurez no me refiero a algo relacionado con el sonido, porque ahora mismo yo creo que podríamos hacer un siguiente disco bastante punk o bastante rock. La verdad es que tengo ganas de ese tipo de álbum y estoy entusiasmado con la idea de empezar a grabar nuevo material con Interpol. No creo que esta sea aún nuestra época de hacer un ‘Unplugged’ (Risas).
“Ratatat fueron el artista más influyente de nuestra generación”
Nos has dado pistas acerca de lo que puede ser el próximo disco de Interpol ¿Debemos, entonces, esperar un disco más eléctrico y nervioso?
Bueno, yo tengo ganas de eso. Pero yo solo soy un miembro de los tres, así que veremos a ver.
En lo que llevamos de entrevista ya has hablado varias veces acerca de tu forma de cantar y de cómo ésta ha ido cambiando con el paso del tiempo. Me gustaría profundizar en este tema porque es algo que desde fuera también resulta evidente ¿Cómo dirías que ha cambiado tu forma te cantar con el paso de los años y a lo largo de los discos? A mí me resulta cada vez más cálida y más acogedora...
Yo creo que es un reflejo de cómo es mi energía espiritual y como artista. Siento que, en los primeros discos (por ejemplo, en “Hands Away” del primer disco) hay un estilo más suave, más cercano a lo que ha llegado a ser ahora. Pero cuando escucho otras canciones como “Obstacle 1” o “Evil” puedo notar que en esa época no tenía mucho control sobre la voz: solo quería expresar una energía y así sonaba mi voz cuando expresaba esa energía. Y creo que la gente respondió a eso, pero para mí, en esa época de mi vida, fue solo un reflejo de emociones, mientras que ahora siento que tengo más control y puedo manipular más las cosas. Si ahora quiero expresar una emoción, lo hago de otro modo. Por eso yo también percibo diferencias entre cómo cantaba en aquellas canciones y cómo lo hago en estas. Entonces fue la consecuencia de querer expresar lo que sentía en esa época, mientras que ahora hay modos más interesantes y más útiles para expresar las emociones que siento.
Hay algo en ‘The Other Side Of Make-Believe’ que, en mi opinión, siempre ha estado presente en todos los discos de Interpol: el álbum funciona como obra conjunta. No es una colección de canciones sueltas, sino que respeta el concepto clásico de disco ¿Es importante para ti que un elepé se escuche completo, desde el principio hasta el final?
Sí, yo creo que eso es algo especial. Siento que cuando puedes apreciar todo un disco es como una recompensa o un regalo. Está muy bien cuando te gusta una canción de un disco y luego no escuchas el resto, pero si tienes un disco que te gusta escuchar entero (con sus momentos que te gustan y los que te gustan menos), el nivel de experiencia es mejor. Yo escucho playlists con canciones de diferentes autores y eso también me gusta, pero cuando descubro una canción que me gusta mucho, yo me compro el álbum. Y me satisface mucho más si descubro que me gusta todo el álbum, más que cuando es: ‘Joder, al final solo me gusta tal canción de tal artista’. Así que sí, tenemos eso muy en cuenta y pensamos que cada canción que escribimos es una obra de arte igual de importante. No estamos escribiendo música para tener una canción súper popular, sino que estamos intentando escribir buena música y, si metemos una canción en un disco, es porque entendemos que encaja bien con las otras canciones. Y también porque creemos que todas esas canciones deben existir.
Contáis con veinte años de carrera y siete discos de estudio ¿Qué queda en la banda de esos Interpol del principio? ¿Cuál es ese elemento que se ha mantenido siempre constante en la música de Interpol?
Yo creo que tiene que ver con el hecho de que todos estamos expresando inspiración individual y auténtica en torno a la música. Si yo escribiese, por ejemplo, todas las líneas de batería, estaríamos existiendo en base a mi propia inspiración, pero cuando Daniel toca y presenta lo que él tiene y luego Sam responde, sucede que a continuación yo puedo apreciar la inspiración que ambos están trayendo al grupo y eso genera mi propia inspiración. Siento que siempre hay una energía interna que motivamos nosotros mismos, y eso es algo que nos ayuda en el proceso creativo. Y el día en el que a Sam no le guste lo que toca Daniel o el día en el que a mí no me guste lo que toca Sam, entonces tendremos problemas creativos. Pero hasta el día de hoy yo continúo muy inspirado por Daniel y por Sam. Así que así seguimos, y tenemos mucha suerte de contar con ese tipo de dinámica y esa química entre nosotros.
De esos siete discos de estudio de Interpol ¿Cuál dirías que es el disco más representativo o el más importante del grupo y por qué?
Eso es difícil de responder, porque si me estoy dirigiendo a los fans creo que merecen que diferenciemos entre los discos con Carlos (N. del A.: Se refiere a Carlos Dengler, carismático bajista original que abandonó el grupo en 2010) y los discos sin él. Son dos épocas diferentes en la discografía de Interpol. Los discos con Carlos los amo todos básicamente por igual, y de los discos sin Carlos, siento que ‘El Pintor’ (Matador, 14) fue un disco muy importante para nosotros, por ser el primero como un grupo de tres. También ‘Marauder’ (Matador, 18) salió excelente y me encanta lo que hizo Dave Fridmann con la producción. En el momento leí bastantes reseñas que señalaban que negativamente a la producción y, joder, a mí me encanta la producción en ese disco. Es bastante caliente, roquero e inmediato. En ese momento sentí que no me importaba si el disco no gustaba, porque a mí sí me gusta bastante. Y con el nuevo álbum... cuando lo terminamos sentí que era el mejor que habíamos hecho. Así que no es algo fácil de contestar porque me gustan todos, la verdad.
¿Hay algún disco de Interpol que ahora cambiarías sensiblemente?
Ese también podría ser el más reciente. Porque siempre pasa. La primera fase es de ‘¡Joder, me encanta este disco!’. Luego el disco sale y la gente dice tal y cual, así que entro en una fase más crítica de ‘Joder, si hubiera hecho esto o lo otro...’. Luego llega la fase, tres años después, de ‘¡Joder, ese disco fue increíble, me encanta!’. Pero ahora estoy en esa fase en la que, de vez en cuando, tengo pensamientos críticos sobre él. Pero ya no me lo tomo muy en serio, la verdad, porque ya sé cómo son las cosas y sé que paso por esas diferentes fases. Y en realidad es algo muy subjetivo.
“Ahora expreso emociones de un modo diferente a como lo hacía en los primeros discos”
Has publicado varios discos y EPs en solitario ¿Cómo decides si una letra la trabajarás con Interpol o pasará a formar parte de alguno de tus otros proyectos?
Bueno, desde el primer disco yo no he llevado ninguna canción en Interpol. Desde ‘Antics’ (Matador, 04) todas las canciones han sido introducidas exclusivamente por Daniel. Yo no llevo canciones a Interpol, es Daniel quien siempre trae siempre las canciones, así que no existe ese proceso de selección en cuanto a canciones. Y las letras las decido siempre en función de la música. No intento poner una letra ya escrita en una canción. Eso lo intenté al principio, con poemas que tenía escritos y cuando en Interpol estábamos escribiendo las primeras canciones. Entonces intenté poner un poema que yo había escrito con anterioridad en orden con la música. Pero inmediatamente me di cuenta de para nada me gustaba hacer eso, porque siempre quiero cambiar la cantidad de sílabas y quiero escribir en relación a la música y no al revés. Así que yo siempre escribo después de escuchar la canción.
Cuando debutasteis con ‘Turn On The Bright Lights’ (Matador, 02), encabezasteis una especie de revival del sonido post-punk. Ahora parece haber otro nuevo revival de este subgénero, sobre todo en Reino Unido con bandas como Shame, Yard Act, Black Midi, Dry Cleaning, TV Priest, Sleaford Mods, Fontaines D.C., Squid o Idles entre otros ¿Estás al tanto de esta nueva escena y de esos grupos?
Sí, conozco alguno de esa lista. De Sleaford Mods soy bastante fan, y también de Idles. Con Dry Cleaning sé que tocamos. Me da una perspectiva interesante, porque cuando nosotros empezamos todos teníamos muchas influencias, desde los años sesenta hasta el presente (que por entonces era en torno al año 2000) y eso incluía, por mi parte, grunge, Led Zeppelin, y también algo de post-punk. Pero no fue nuestra ambición hacer un revivial de post-punk. Así que cuando la gente decía eso y al ser yo muy joven, me enfadaba en plan ‘¡Joder, no somos revival de nada! ¡Somos originales!’. Ahora, veinte años después y con más perspectiva, veo que está sucediendo lo que tú dices: hay otro revival y ahora siento que está ok y que mola, porque me evoca y me recuerda a un sonido del pasado que me gustaba en el pasado y todavía me gusta ahora. Así que yo diría a los artistas nuevos (a los incluidos en esa lista y que a su vez están haciendo un revival de los años 2000) que no se lo tomen a mal, porque yo ahora entiendo que eso no es una crítica negativa, sino más bien una observación acerca de los ciclos y las influencias culturales. En realidad, lo único que me interesa es si la música es buena y me gusta.
Precisamente, veinte años después de vuestros inicios tenemos esta nueva hornada de grupos que podríamos decir que están influenciados por Interpol ¿Os veis a vosotros mismos como un grupo influyente en bandas noveles?
Bueno, no sé, no sé… Yo veo que hay un solo Daniel, un solo Sam y uno solo de mí mismo. Así que no percibo esas singularidades en otros grupos. Si escucho, por ejemplo, una letra bien rara, igual parte de mí sonríe y pienso que sería guay si a ese artista le gustara mi trabajo, porque a mí me gusta lo que ellos están haciendo. Pero no presumo de ser una influencia. Así que, a menos que alguien diga explícitamente que somos una influencia, no asumo que nosotros debamos ser una influencia de ese otro artista. No escucho la música de ese modo. Sin embargo, sí que puedo escuchar la influencia de otros artistas en las demás bandas, y creo que el artista más influyente de todos lo de nuestra época fue Ratatat, en cuanto a influenciar sonidos de la música popular. En los veinte años siguientes yo he escuchado esa influencia de Ratatat en muchos grupos.
Por acabar con el tema de las influencias y un poco en sentido contrario, cuando surgisteis como banda y para catalogar vuestra música, era frecuente mencionar los nombres de Joy Division, The Chameleons, The Sound, Echo & The Bunnymen o The Cure ¿Hubo, en la práctica, algún principal referente para Interpol?
No hay ninguno que haya sido nuestro principal referente como tal. Yo diría que a Carlos le gustaban mucho Joy Division. Yo había escuchado a Joy Division y me gustaban, todavía me gustan bastante. Y creo que a todos en el grupo nos gustaban. Pero el grupo que más unificaba criterios en cuanto a entusiasmo unánime y considerable fue The Cure. Es el grupo que todos, en un momento u otro, hemos dicho ‘¡Joder, The Cure me encantan!’. Yo por ejemplo nunca había escuchado a The Chameleons. Ahora los escucho y claro que veo las similitudes. A Daniel le gustaban mucho Echo & The Bunnymen, pero yo no los había escuchado. Daniel no sé si había escuchado a Joy Division; yo sí, y a Carlos le encantaban, como te decía, pero yo no era un experto… era más fan de The Cure. Carlos y Sam también eran muy fans de Depeche Mode. Bueno, todos somos fans de Depeche Mode, en realidad. Pero yo creo que sí, que The Cure fue la influencia común a todos los miembros de Interpol.
Vais a ofrecer siete conciertos en España, en la que será vuestra gira más extensa por nuestro país hasta la fecha ¿Cómo ha surgido la posibilidad de tocar en tantas ciudades?
Lo vamos a hacer porque nos parece una súper idea (Risas). Nos encanta España, la gente, la cultura y nos vamos a divertir mucho. Ha habido muchos cambios en la situación del Mundo y eso conlleva también cambios que abren nuevas oportunidades en cuanto a hacer giras. Se nos presentó la oportunidad de hacer algo que siempre habíamos querido hacer, que es embarcarnos en una gira más extensa y por más ciudades en España. La verdad es que nos encanta tocar en España y estamos muy felices de poder hacerlo.
¿Prefieres tocar en grandes festivales o en recintos más pequeños y dentro de vuestra propia gira, como vais a hacer ahora en este tour?
Son placeres diferentes, pero en el fondo placeres ambos. A mí me encanta tocar ante un público enrome de festival. Hasta si es de día, me gusta mucho. Y también me gusta tocar para dos mil o tres mil personas en una sala pequeña, en donde todo es más íntimo y más apasionado.
Lo cierto es que en España siempre habéis sido muy bien recibidos ¿Cómo es que hablas tan bien castellano?
Sé que hablo más con acento mexicano que castellano, pero yo viví en España, concretamente en Madrid, cuando era joven, de los doce años a los quince años. Así que Madrid fue la primera ciudad en la que yo salí a bares y de fiesta. Fue una época de mi vida que me influenció profundamente. Luego me mudé a México y pasé un año allí. Después he visitado mucho ambos países: México y España. Así que puedo imitar el acento castellano, pero me sale más natural el acento mexicano (Risas).
¿Cómo definirías los actuales conciertos de Interpol y cómo crees que habéis evolucionado en directo con el paso del tiempo?
Hummmmm… bueno, yo creo que cada vez es diferente, porque siempre estamos tocando canciones nuevas. Así que siempre intentamos tocar las canciones favoritas del público, pero también canciones de discos recientes porque se corresponden con la inspiración más reciente. Eso implica que los conciertos nunca son iguales, cada año es distinto y nosotros lo vamos haciendo mejor. Siempre lo sentimos como algo nuevo, porque estamos constantemente introduciendo música que nunca antes hemos tocado en vivo. Por eso los shows siguen siendo para nosotros algo especial e interesante, porque conllevan ese riesgo y esa meta consistente en tocar bien las canciones nuevas en directo. He pasado por varias evoluciones como cantante y siento que estos días estoy cantando mejor que en años anteriores. Y creo que todos estamos tocando mejor. Entiendo que todo el show ha mejorado. Los conciertos son algo orgánico que siempre están evolucionando.
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