Insobornables
EntrevistasThe Bellrays

Insobornables

Redacción — 19-04-2004
Fotografía — Archivo

Parecen unos veteranos de guerra, pero no lo son. Están en su máximo esplendor y representan el exponente más efectivo del soul punk. Son un grupo vivo y excitante, que no rompe barreras, pero que delimita a la perfección su territorio. "The Red, White & Black" (Dro, 04) no tiene la fuerza bruta de "Grand Fury", pero es un álbum que explora nuevos horizontes.

El nuevo trabajo de estos estadounidenses es un disco equilibrado, ejemplo claro de una constante evolución y con un sonido que hace de su energía su mayor logro, superando lo discreto de su producción. Ahí "The Red, White & Black" gana por goleada frente a sus predecesores. El escudero de lujo de la pareja que forman Lisa Kekaula y Tony Fate, el bajista Bob Vennum, es quien nos expone sus conclusiones al respecto."El sistema de trabajo ha seguido más o menos el camino de siempre. Lo grabamos en tres meses, pero fuimos al estudio con todo muy trabajado porque habíamos ido puliendo las canciones durante la gira. La mayoría de grupos entran en el estudio con las canciones por hacer y nosotros estamos más habituados a madurarlas en directo. Así es como puedes grabar mejores canciones y mejores discos, aunque esta vez hemos contado con la ayuda de dos personas más como técnicos (uno de ellas, el ingeniero Charlie Watts, que nada tiene que ver con el batería de The Rolling Stones) que han aportado una visión diferente a la banda".

"En los inicios de cualquier movimiento todo es energía y creatividad, pero luego todo se convierte en mediocridad y aburrimiento"

The Bellrays no paran un segundo, hecho que les permite crecer y así atreverse desde con ritmos tribales hasta guitarras exportadas del hard rock de lo setenta. Empalman giras con grabaciones, y esa frenética y constante actividad es uno de los secretos para mantenerse tan firmes en la escena internacional como sus hermanos de sangre, The Dirtbombs. "Les amamos, del mismo modo que ellos nos adoran a nosotros. Tenemos cosas en común y Mick Collins es un auténtico pionero. En su día, con The Gories, intentó hacer música libre, sin encasillarse. Quizás no fueron los primeros, pero sí abrieron muchas puertas a una escena que se estaba empezando a desarrollar. En los inicios de cualquier movimiento todo es energía y creatividad, pero luego todo se convierte en mediocridad y aburrimiento. Eso pasa porque mucha gente intenta aprovecharse del momento dedicándose a copiar mal". Deberíamos destacar también la importancia que The Bellrays le dan a los textos, a unos textos que no dejan indiferente y que son parte de la idea global del grupo. "No todo el mundo entiende la música en el sentido de cambios de ritmo, de notas, es algo lógico si no eres músico, así que le tienes que dar a la gente otras cosas a entender. Todo el mundo puede entender una historia bien explicada y eso es lo que pretendemos conseguir con The Bellrays". Quién poco aportará ya es Eric Allgood, el último batería que ha pasado por el grupo, ocupando un puesto que empieza a resultar casi maldito. "Se acaba de marchar, pero no pasa nada, buscaremos a otro. La idea es intentar tener dos para la gira, por si acaso uno se nos va". En todo caso, The Bellrays volverán a nuestro país, de hecho al grupo siempre le ha resultado más sencillo moverse por Europa que por los Estados Unidos. "Es una relación distinta. La primera vez que tocamos nos sorprendió el que la gente nos conociera tanto. Se sabían las canciones de memoria y se mantenían expectantes. Incluso la prensa nos prestó más atención. En América está todo muy saturado, porque hay demasiada oferta". The Bellrays representan en la actualidad un prototipo de pureza y autenticidad que nadie se atreve a discutirles, aunque las colaboraciones de Lisa Kekaula con Basement Jaxx y Crystal Method, igual no les ayuda a mantener ese estatus. "Contactaron con ella y ella aceptó. Siempre es interesante mantener relación profesional con todo tipo de artistas. Yo he colaborado con Sonny Vincent, Tony lo ha hecho con Wayne Kramer. Miles Davis colaboró con una orquesta clásica y no pasó nada. Él tocaba jazz, nosotros hacemos rock´n´roll y no importa porque es un estilo que puede recoger influencias de todos lados".

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