Las habladurías siempre resultan odiosas. Algunas me habían hecho creer que Ian Mackaye era, en una conversación, un ser prepotente y engreído. Cierto que en nuestra primera cita nos echamos los platos a la cabeza, pero las cosas acabaron bien. En esta segunda ocasión, ese genio del hardcore que nos ha brindado obras básicas con Teen Idles, Minor Threat, Embrace y Fugazi –incluso con Egg Hunt- se muestra afable, simpático y hablador. Ha sido difícil localizarle, (Fugazi están a unas horas de embarcarse en una breve gira por las islas británicas), pero finalmente contesta a mi mensaje. Le saludo, nos saludamos, y le felicito por «Instrument» –filme y álbum-. Elogio a Jem Cohen, el director, y apenas me deja un segundo de respiro contando lo mucho que han trabajado en el proyecto y la voluntad de escapar tanto del típico video de rock al uso como de la aburrida película conceptual. De todos modos, no estamos en esta conversación para ceñirnos a «Instrument», sino que vamos a hablar del cine en general. Para empezar, supongo que, siendo Mackaye quien es, su corazón andará únicamente en manos del cine independiente. ¿Me equivoco? «Creo que el cine que me gusta… ahora ni siquiera veo películas porque personalmente se me hace extraño observar las vidas o las experiencias de otra gente. A veces veo películas de Hollywood y pienso que son sorprendentes; su técnica, su forma de trabajar, su sutileza, pero luego el resultado es pura mierda. No hay nadie que se las crea. Por otro lado, creo que no es bueno que el cine tenga tanto poder en este país. Cuando te encuentras a alguien en la calle te pregunta ¿Has visto «Titanic»? ¡¿Cómo, aún no la has visto?! Yo no veo esas películas, así que es divertido estar fuera de eso, pero al mismo tiempo pienso que el cine es una bellísima forma de expresarse. Una buena película puede hacerte pasar uno de los mejores momentos de tu vida… cuando la gente es provocativa y explora ideas me encanta, pero a veces también creo que la vida es demasiado corta para pasarte horas en un cuarto oscuro viendo historias de otras personas». Opiniones las hay a cientos, ya habrán ustedes oído aquello de que cada uno tiene la suya. Y ahí radica todo su valor y toda su inconsistencia. Lo que sí está claro es que una imagen vale más que mil palabras. «Supongo que depende de la imagen y las palabras… Mi problema es que sé que las películas pueden decir muchas cosas y que precisamente lo que dicen me preocupa. Tienen mucho poder, demasiado poder, de hecho escriben parte de nuestra historia. Cuando veo películas pienso en quién las hace y porqué. Al principio de 1915, cuando Europa había empezado la primera guerra, los americanos no querían implicarse en esa guerra. De hecho, había incluso gente con sentimientos anti-británicos. El presidente de ese momento, Wilson, intentaba cambiar la percepción de la gente, quería el apoyo de la gente porque querían entrar en la guerra así que fue a Hollywood y les explicó la necesidad de hacer películas que cambiasen la manera en la que la gente pensaba sobre la situación. Al final los americanos entraron en guerra junto a los británicos». Eso es algo que puedo entender, de hecho, todos llevamos años entendiéndolo y aún así ese poder sigue siendo real. Incluso hoy en día. «Hollywood hace películas que reflejan el american way of life; es asqueroso porque con eso únicamente se pretende sacar provecho económico y Hollywood lo apoya puesto que, por su parte, es lo que busca, ganar dinero. No creo que sea sano. Además me preocupa el dinero que se mueve alrededor del cine, con esas películas que cuestan más de cien millones de dólares. Es de locos. Demasiado dinero».
Bien, pero también se mueven cantidades astronómicas en producciones discográficas como, pongamos un ejemplo, el último disco de Hole. «Bien, pero es que eso es casi tan asqueroso como lo que ocurre en Hollywood. Se trata de la misma ecuación y ten presente que no me gusta el mundo del rock’n’roll más de lo que me gusta el del cine». Otra cuestión que siempre me ha interesado, como espectador y como aficionado, es la relación existente entre cine y violencia. ¿Es violento el cine estadounidense porque su sociedad lo es o a la inversa? «Creo que la gente es violenta y que el cine es violento por esa razón. Hay gente que siente la violencia, pero que va a verla al cine porque no quiere utilizarla y eso está bien. En películas como «El Padrino», que es muy buena, la violencia es tan intensa y grande que puedes sentirla y reaccionar en contra de ella, pero al mismo tiempo hay quien puede quedarse muy impresionado y actuar después de forma violenta. El problema es que la gente ve esos disparos en las películas, pero se trata de algo pasajero, solamente son actores, y las cosas en la calle son distintas. La gente dispara y no es consciente de lo permanente que eso es. ¿Europa? Bueno, sí, puede que no llevéis pistolas, pero eso no significa que no seáis violentos». Entonces, ¿quizás la música sea una forma tan negativa de transmitir violencia como pueda serlo el cine? «En Estados Unidos eso es un problema, especialmente por el hip hop. La música refleja lo que pasa en la vida real y tiene un poder muy fuerte. Cada vez más gente lleva armas y algunos las llevan porque antes muchos grupos de rap cantaban sobre llevar armas. Era una actitud muy irresponsable por su parte, porque hicieron gangsters reales de muchos chicos que les escuchaban, mientras que a ellos lo único que les interesaba era vender discos. Lo fuerte era ver cómo, en los suburbios de este país, los críos empezaban a emular a los raperos llevando armas y todo eso, ya sabes lo impresionables que son los chicos. No importa si los críos quieren vestirse como ellos, eso está de puta madre, incluso si quieren ser violentos…. pero las armas, nadie puede conseguir que una bala vuelva atrás, por eso considero que el artista debería ser consciente de su responsabilidad. La razón de hacer música es mostrar algo que has creado, algo bueno, interesante, inteligente. Para mí, la visión de la violencia en algún tipo de música y de algunas películas es realmente pornográfica. Y, de verdad, hay una diferencia muy grande entre pornografía y erotismo».
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