“La arrogancia es inherente al rocanrol”
EntrevistasIlegales

“La arrogancia es inherente al rocanrol”

Jesús Casañas — 26-03-2025
Fotografía — Jorge Fuembuena

Ilegales se niegan a vivir de las rentas. Tras celebrar su cuarenta aniversario, presentan “Joven y arrogante” (La Casa del Misterio/Warner, 25), su disco de estudio número trece.

Diez nuevas canciones que revalidan su propuesta fresca y contundente como el primer día. Su incombustible líder, Jorge Martínez, nos habla de su nuevo trabajo, de su música, de sus letras y de su gran pasión: las guitarras.

En 2022 celebrasteis por todo lo alto el cuarenta aniversario de la banda: la reedición de los dos primeros álbumes, el disco de duetos “La lucha por la vida” y la gira. ¿Qué tal funcionó todo?
Salió bastante mejor de lo previsto. La gira se extendió muchísimo. Visitamos varias veces Ecuador, donde dimos un total de seis conciertos, México dos, dos en Chile, tres en Colombia… No estuvo mal. España de arriba abajo, y algunas ciudades importantes dos veces. Intentamos también algo a lo que deberíamos estar obligados, por lo menos moralmente, que es ir a ciudades más pequeñas. No siempre se puede conseguir, porque no hay locales y tal, pero buscamos la manera de estar en todos los sitios. Porque yo he vivido en ciudades pequeñas y no veas lo mal que te sientes cuando ves que no hay nada que vaya. Estás como fuera de todo. Cuando era pequeño éramos fans de Los Bravos, antes de Los Canarios. Fíjate qué época, antes de 1968, y no iba nadie a tocar ahí allí. Solamente unas orquestas horrorosas y únicamente en fiestas. Así que intentamos extender lo más posible.

Ahora toca seguir adelante con este nuevo disco. ¿Dónde lo habéis grabado?
En nuestro propio estudio, La Casa del Misterio. Está en la ladera de una montaña, una zona en la que hay osos, lobos… El otro día sonaba algo contra parte del estudio y era un jabalí pegándose hostias [risas]. Es una zona salvaje, pero también está muy cercana de Oviedo. Hay un balneario, Las Caldas… Está muy bien. Algunas canciones también las compuse en el palacio de mi familia, que soy uno de los propietarios, y donde me puedo quedar muy solo y dejar que vengan todos los fantasmas. Uno puede entrar en tratos con cualquier musa que se te ocurra. Y luego hemos mezclado parte en Madrid, en Estudio Silencio, y algún recording hicimos ahí con el productor, Juanjo, consumado bailarín, que se torció una pierna en un festejo nocturno y tuvo que hacer el resto de la producción con una pierna rota. Parte también lo llevamos a David, un loco que tiene un como un zulo lleno de todos los aparatos analógicos y digitales, y que tiene una escucha diferente. Hemos pasado por tres filtros, y luego después ¡pum! a Londres, a Metrópoli, para rectificar la curva ya al final. Y yo creo que está muy bien el disco.

“Estamos una posición cómoda, sin ser un grupo de moda ni algo totalmente subterráneo”

Eso explica que lo grabaseis a principios del año pasado y lo saquéis ahora. Habéis tardado un año en hacer la postproducción.
Sí, estuvimos mucho tiempo, y algunas canciones las cambiamos de arriba abajo. Generalmente en cualquier arte, cine, literatura, escultura, pintura, cuando algo le lleva mucho tiempo al autor le cuesta muchísimo desecharlo, porque le ha llevado mucho trabajo. Nosotros lo que hemos hecho es pasarlo por varios filtros y decir: “Esto no vale”, y tirarlo. Aunque haya llevado mucho tiempo de trabajo. De acuerdo, está muy bien tocado, pero no aporta nada: fuera con ello. Muchos artistas patalean y lloran cuando llega ese momento, pero en Ilegales no se admiten pataleos.

Históricamente habéis defendido el formato trío, pero hace unos años metisteis a Mike como teclista y segundo guitarra.
Ahora no está Mike, está Toni Tamargo. Es realmente una amenaza, porque toca muy bien la batería, el bajo, la guitarra, el clarinete, el saxofón… O sea, un músico total.

Saber que tienes ese colchón armónico, ¿cambia la forma de escribir las canciones?
Tener una paleta de sonidos amplia está muy bien. A veces hay que trabajar con más colores. Pero las formas espartanas, bajo, guitarra y batería, también pueden tener grandes resultados, tiene mucha fuerza esa mezcla. Obligan al guitarrista, al bajista y al batería a estar a todas. Todo el mundo tiene que estar muy pendiente. Esa fórmula había sido exportada por Cream, Jimi Hendrix Experience, Taste con Rory Gallagher… Una fórmula que sigue dando resultados, pero para este proyecto, y para la música tal como la como la tengo en la cabeza en los últimos años, preferimos tener más posibilidades. Eso sí, tienes que tener mucho cuidado en eso. Los músicos son gente bohemia y con cierto peligro, de carácter impredecible. Esos músicos que abundan tanto ahora, que visten como les dice su madre o su novia, que hacen lo que les dice su manager, graban lo que les dice su discográfica, no beben, no se drogan, no salen de noche…

No son de fiar.
¡No son de fiar! Luego ves el resultado artístico y dices: “¿Esto? ¿Para eso llevas esta vida de monja?”. O sea, no vale la pena. Ilegales son lo contrario, son gente que se pone en peligro constantemente. Yo mismo lo hago, eh [risas]. No hay nada que me disculpe, pero resulta. Nos hemos portado fatal, pero cuando hecho la vista atrás y veo la obra que vamos dejando, la oferta que hacemos al público, es lo que nos permite ser arrogantes. Porque claro, somos arrogantes porque esto es muy bueno. Se me caería la cara de vergüenza ofertar algo que considerase deficiente.

De eso va “Joven y arrogante”, de echar la vista atrás. No sé si con nostalgia…
No, el tiempo presente está muy bien, me está yendo muy bien. Joven y arrogante, claro que sí. Es que la arrogancia es inherente al rocanrol, no se puede hacer rocanrol sin ser arrogante, es necesario hacerlo así y creer en uno mismo. Porque en el momento en que empiezas a hacer rocanrol, o en el momento que puedes hacer algo públicamente, no puedes ignorar tu condición de esperpento [risas]. Es duro reconocer esto, hay quien no quiere reconocerlo y se sitúa en un una torre de marfil, pero yo sé quién soy, sé en qué barro me muevo.

Es una canción muy Ilegales, de dos minutos. Titula al disco. En el videoclip sale un actor haciendo de ti de joven, ¿no?
Sí, aunque no se me parece en nada [risas]. Yo tenía un careto mucho más de mutante. Los vídeos tampoco tienen tanto que ver con la canción, porque los hacen generalmente otras personas. Es una obra artística que puede tener valor o no, pero es ajena al disco. Yo generalmente practico un ejercicio que es que, incluso en los conciertos, cierro los ojos y solo oigo la música. Porque entre las luces, la portada, el videoclip, te están condicionando, y el envoltorio te impide ver lo esencial. En muchos conciertos cierro los ojos. Ahora no tengo que hacerlo porque voy a tener que operarme, veo menos que un caballo de cartón. Puedo leer de cerca, pero a ti ya te veo borroso a esta distancia. O sea que tengo una visión impresionista.

¿Es “El mundo contra ti” una crítica a las nuevas generaciones?
Es una crítica al buen samaritano, a toda esta gente que cree que la historia empieza con ellos, que todo el anterior no ha sucedido nunca, y que lo saben todo. Ahora tenemos claros ejemplos ocupando la dirección de los países más poderosos del mundo. Trump es uno de ellos. Lo va a solucionar todo, no ha sucedido nada, no ha existido esa política que él está aplicando, que fue lo que provocó la tremenda crisis y la hambruna de los Estados Unidos. No sé lo que va a pasar ahora. En fin. Luego, sorprendentemente, la izquierda está potenciando un prohibicionismo en la libertad de expresión total. No se puede decir esto, no se puede decir lo otro… Cada vez se inventan nuevos eufemismos para sustituir a los eufemismos anteriores que sustituyeron a la palabra que realmente definía a un tipo de persona.

“Se me caería la cara de vergüenza ofertar algo que considerase deficiente”

“Es ansiedad” está a la orden del día, sobre todo desde la crisis sanitaria. El videoclip eres tú dando un paseo por Madrid.
[Risas] Eso se hizo con una cámara, venga, nada de hacer un vídeo caro, vamos a hacer un vídeo de verdad. La ansiedad se ve en la cara de la gente, en la mía propia, en todo. La ansiedad es un accidente con vocación de permanente, como dice otra de las canciones. Es así, es la enfermedad del siglo XXI. Se filtra en todos los momentos de la vida, es un mal en el que no sé cómo cabalgar. Es una fiera tremenda.

“El Face” habla de alguien “marcado para un temprano final”. ¿Alguien en concreto?
Sí y no. De muchos, incluso de uno mismo. “El Face” es el fugaz, el que dirige la imagen, el más elegante del momento. Y eso desaparece, es muy efímero. Esas cosas fugaces tienen su encanto, he visto a mucha gente así, estar de moda y tal. Nosotros seguimos el camino que teníamos que seguir, y aquí estamos ahora, coexistiendo con todas estas músicas en una posición cómoda de Ilegales, sin ser un grupo de moda ni algo totalmente subterráneo. Ha habido momentos incluso difíciles o más fáciles, momentos gloriosos, y nos permite hacer discos como este, que es la hostia. Tener los medios de producción, poder grabar en cualquier momento, tener una la discográfica propia y luego hacer la distribución con Warner… La parte artística es la importante. Quizá ser bien considerado, el reconocimiento, no creo que sea tan valioso. Y el dinero, aunque he escrito una canción que dice “Quiero ser millonario para olvidarme de los amigos”, tampoco es tan importante. Está bien cuando es el suficiente, ya está. ¿Para qué más? Es enfermizo querer más de lo que necesitas. “Me hace falta esto y esto”. Bueno, a lo mejor me he pasado un poco con las guitarras. Tengo demasiadas.

“En Ilegales no se admiten pataleos”

¿Cuántas tienes?
Sesenta y pico, y las uso, cada una es específica. A la hora de grabar se nota mucho. Pero lo de las guitarras empezó por una razón, porque el tiempo que te lleva ajustar una guitarra para hacer unas pistas y que se parezca a lo que estás buscando es una pérdida de tiempo. En estudio te desespera. Es mejor tener la guitarra adecuada para esa pista, tocas, y se acabó el problema. O sea que las horas de estudio, cuando eran tan caros los estudios, son las que han pagado las guitarras. Vale la pena tenerlas. Y ahora fíjate, hay guitarras carísimas, de 400.000 euros. ¿Tú tocas también?

Sí.
Se te ve cara de guitarrero [risas]. Una Les Paul buena, del 59, son 360.000 euros, son muy caras. Si quieres un ampli Vox de los de la cabeza hexagonal, de los buenos, vas a competir en la puja con el de Aerosmith y el de los Rolling Stones. Así que vas a tener que soltar pasta. Es caro tocar. Luego tienes guitarras muy baratas. Yo cojo una Squier por ejemplo, 130 euros, la desmontas, la blindas con cinta de carrocero, y le cambias las pastillas, unos 50 euros. He salido a tocar con sesenta mil personas delante con una guitarra de 138 pavos. Pero claro, había pasado por el proceso.

Cuando sales de gira, ¿cuántas te llevas?
Llevamos cuatro guitarras y dos o tres bajos. Estuve en el Guitar Center en Nueva York hace unos años y probé una Stratocaster que sonaba distinta tío, me la llevé, me la dieron a precio de coste. Y llevo una Les Paul que me regalaron de Gibson en Nueva York. Allí me consideran un guitarrista de élite, aquí no, pero allí sí [risas]. Y me regalaron una Les Paul Supreme, que está muy bien. ¿Tienes Les Paul, o cuál llevas?

Una Washburn.
Están muy bien. Es una marca que lleva muchos años fabricando. Hacían unas acústicas en los años cuarenta y tal que te cagas, buenísimas. Y de hecho me iban a hacer una guitarra a medida Washburn.

¿Ah, sí?
Sí, pero al final el enlace no sé qué coño pasó… Bueno, pasó que tuvimos una época muy muy dura, dejamos de ir a tocar a Estados Unidos porque era un coñazo, nos comíamos más horas de avión… Hay que tener cuidado con esos viajes tan largos porque te vuelven reflexivos, acabas componiendo canciones mucho más serias de la cuenta.

¿Te hizo una guitarra Gibson?
No. Me dijeron: “¿Qué guitarra quieres?” y me regalaron esa. Y luego me dijeron: “Te hacemos una guitarra a medida. Cuando vayas a tocar a Miami tienes ya las guitarras allí”. Y dice: “una 330 y una robot”, y yo “Pues no quiero ninguna”. Porque las tengo, o sea, yo tengo guitarras que ustedes no pueden fabricar ahora, porque ya no existe la madera que existía cuando se fabricaron. La Gibson más antigua que tengo es de 1936.

¿Qué vais a hacer para esta gira?
Vamos a hacer un recorrido, un vía crucis por todos los discos perpetrados hasta el momento, desde el primero hasta este último.

Agenda de conciertos 

Viernes 28 mar 20.00h 26,50€
Sábado 5 abr 20.00h 26,50€
Sábado 12 abr 20.00h 26,50€
Sábado 19 abr 20.30h 25€
Sábado 26 abr 20.00h 26,40€
Sábado 3 may 20.00h 26,50€
Viernes 9 may 21.00h 29,50€

 

 

 

 

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.