Además, charlamos sobre el papel político y visceral del club, la paradoja de perseguir utopías, la garra de “The Game” y lo dependientes que somos del goce.
Creo que en estos tiempos que corren no está de más empezar preguntando cómo estás.
Estoy contenta, a pesar de estos tiempos raros que estamos viviendo. Me siento muy realizada después de todo este proceso de elaborar, detallar y presentar el disco. Ha sido muy intenso, justamente por estos tiempos que corren. Pero dentro de todo estamos bien.
Justamente muchas artistas han aprovechado estos tiempos para trabajar en nuevos proyectos. ¿Es “Ha-bb5” un proyecto de pandemia o venía de antes?
El proyecto venía de antes, pero es cierto que el contexto ha ayudado a que la cocción fuera más lenta y minuciosa. Antes de la pandemia yo estaba siempre pinchando, llevaba un ritmo frenético. Llevaba desde finales de 2019 intentando encontrar tiempo para el proyecto, pero fue la pandemia la que realmente me otorgó ese espacio para escribir, investigar y decidir, para tener ese margen para la prueba y error. Teniendo los clubes cerrados y poca programación, acabas marcándote un ritmo de trabajo más intenso y gustoso a la vez. He disfrutado mucho este proceso. A nivel personal ha significado mucho. No sé cómo lo hubiera vivido sin pandemia, creo que en estos tiempos donde el espacio de escucha ha ganado importancia el EP ha cobrado más sentido.
"Creo que la tragedia siempre estará en la sangre, pero una vez consigues liberarte de ese dolor y convertirlo en fuerza puedes empujarte hacia adelante".
Como persona que viene de la coralidad del club, ¿cómo te has enfrentado al intimismo de este nuevo proyecto?
Creo que el club me ha dado muchas herramientas para plantear viajes narrativos y ser capaz de entender cómo mostrar la música al público, pero desde hace tiempo venía buscando algo más íntimo, poder mostrar mejor mi voz. Mi espacio utópico es un espacio polifónico y el DJ set me ha ayudado a citar a artistas que admiro, pero también a ir inspirándome y alimentando mi imaginario personal para poder lanzarme ahora a este espacio intimista.
¿Entonces es bb5, tu alter ego, el resultado de todo este camino recorrido?
Sin duda. El club es la puerta que ha abierto todo esto a nivel ético y político, aunque luego el EP se aleja de ello en algunos aspectos. Es algo que se mantiene más destelloso, en esencia. La raíz es el club.
Me parece curioso que el nacimiento de esta criatura sea narrado en el EP en primera instancia desde un tema, “Henna”, que es entendido como una tragedia.
Para mí la tragedia es la herencia de esta criatura, es a lo que se tiene que enfrentar cuando nace. El motivo de su vida es desentramar esa tragedia. “Henna” para mí es la tragedia de la diáspora en lágrima de una hermana y una madre que lloran por esa alma que se ha quedado en el mar. Quería remarcar ese inicio de viaje en este punto porque es ahí donde se desarrolla la personalidad de este alter ego, donde coge fuerza. Es algo tan visceral que ayuda a nivel poético a ir desentramando todo.
¿Dirías que “The Game”, el tema final, es la antítesis de esta tragedia?
Creo que la tragedia siempre estará en la sangre, pero una vez consigues liberarte de ese dolor y convertirlo en fuerza puedes empujarte hacia adelante. El EP es un viaje progresivo hacia la actitud desgarradora de “The Game”. Me sorprende haber sido capaz de cantar un tema así. Fue algo que ocurrió de forma genuina. Tenía ese beat ahí y sabía que iba a ser para “The Game”. Pero a la hora de cantar se me resistía, no sabía cómo montarme en él. Y al final me lancé y salió esto. Es uno de los temas que menos trabajo ha requerido. Quizás sea el más puro. Es muy sincero y genuino.
¿Y cómo ha sido este trabajo de producción en el resto de temas, sobre todo en lo referido a la relación entre tu voz y el beat?
Roman Daniel, mi pareja y productor del EP, vino a todos mis DJ sets de los últimos dos años y eso le hizo conocer muy bien el imaginario sonoro que me traía entre manos. Le ayudó a tener imágenes sonoras muy concretas para cada tema y a entender a la perfección el viaje que quería. Algunos temas empezaron por la voz y otros por el beat, ha sido un diálogo constante hasta encontrar lo que buscaba. Creo que ha sabido imprimir a la perfección lo que quería transmitir. También ha habido muchísimos momentos de búsqueda e investigación. Por ejemplo, tenía muy claro cómo quería que sonara “Ineia”, con esa estética y escala más pop. El otro día me escuchaba “Meime” de nuevo y encontré algo de la esencia de Portishead, uno de mis grupos de adolescencia, aunque no tenga nada que ver.
Supongo que en cosas así se materializa esta dicotomía que presenta “Ha-bb5” entre el sonido tradicional marroquí y el contemporáneo occidental.
Exacto, el diálogo entre el sonido heredado y el vivido. Hay muchas dicotomías en el disco. He estado horas y horas imaginando cómo quería que se materializase todo esto, los ritmos y los silencios. Ha habido un trabajo de profundidad.
"Me gustaría seguir indagando en lo performático, en escenificar con elementos que me ayuden a remarcar la simbología en el directo".
¿Cómo es el proceso previo a la producción de esta literatura sonora? ¿Escribes?
Hay algo de poesía en el proceso, pero sobre todo de estructura teatral. Lo escribí todo a modo de guion teatral e incluso a día de hoy sigo escribiendo. En un inicio imaginaba esta historia como una obra de tres actos. En “Ha-bb5” están los dos primeros, la tragedia y el nacimiento. La última, la parte de las voces sublevadas, está en proceso de gestación. Durante el 2019 estuve en un programa de la sala Beckett llamado “Malnascuts”. Siempre me ha interesado el teatro. He visto y leído muchísimo teatro, incluso trabajé en uno cuando era adolescente. Me di cuenta de que cogiendo prestada esta estructura teatral me era mucho más fácil construir los personajes y las simbologías que quería transmitir. Creaba un hilo narrativo muy interesante. Todos los temas son muy retóricos y creo que es en parte gracias a esta influencia.
¿Podemos encontrar esa influencia teatral en la puesta en escena de tus lives?
Sí, y creo que irá a más. Me gustaría seguir indagando en lo performático, en escenificar con elementos que me ayuden a remarcar la simbología en el directo. Quiero experimentar con el formato live, que es un reto para mí. En el DJ set lo que tu quieras, pero ahora creo que es un reto mantener la atención. Tengo un proyecto que está escrito y recitado en amazigh. El otro día en el concierto de Fabra i Coats no había nadie que hablara mi idioma. Creo que es necesario ayudarse de otros elementos para seguir conectando con el público.
¿Has sentido miedo en algún momento de que la barrera idiomática hiciera que el mensaje reivindicativo de la obra se diluyera?
Cuando sacamos el EP lo hicimos junto una serie de video-lyrics con la intención de dar esas herramientas y acercar un poco la lírica y el significado a quien escucha. Creo que, al ser una producción tan intimista, sincera y transparente, lleva encima toda la emocionalidad en sí. Más allá de no entenderse, creo que llegan en una clave más emocional. Hace unos años nadie sabía inglés y los temas llegaban igual a la gente. Haber dado las traducciones de las canciones en esos videos fue como desnudarme ante todos, pero creo que también fue bonito compartir eso.
¿Por qué ese interés en la electrónica, no sólo como género sino como espacio para la reivindicación ideológica?
La electrónica siempre me ha gustado mucho. Al principio no entendía por qué, pero a lo largo de los años siento haber estado desarrollando esa respuesta. Me di cuenta de que era mi espacio cuando nace todo este movimiento del club deconstruido y del nuevo club, cuando estallan en Barcelona todas estas músicas urbanas y se empieza a intuir el fin de la típica pista de baile blanca heterosexual. Empezaron a nacer entonces unas nuevas estéticas, narrativa, sonidos, desarrollos, planteamientos... El club es un sitio que me ha hecho entenderme a mí misma. Me he dado cuenta de que quiero ser política desde el club porque es un espacio de encuentro donde los cuerpos son vulnerables. Y como son vulnerables también son más sinceros y abiertos a las conexiones. En el club aparece nuestra parte más animal. Reivindicar un cambio desde el club es hacerlo desde la visceralidad.
¿Crees que ciertos ambientes más tradicionales pueden llegar a menospreciar luchas que nazcan desde un ambiente tan hedonista o festivo como es el club y la electrónica?
Creo que más que menospreciarlo es no entenderlo. El goce es político. Necesitamos gozar para sobrevivir y liberarnos de opresiones. Necesitamos el goce como espacio de encuentro, para querer. El simple acto de hacer gozar ya es un acto transgresor. En los últimos años el capitalismo ha despojado lo que es el goce. Ha convertido toda su carga emocional en un simple ocio capitalista. Espero que poco a poco volvamos a ese goce más global, como espacio de consciencia de lo que estamos compartiendo y necesitando.
"La energía es valiosa y tenemos que entenderla como tal. La energía es tiempo, es dinero, es amor… El simple hecho de generar energía ya es un acto político".
¿Cómo crees que nos afecta la desactivación de esa faceta compartida del goce por culpa del coronavirus?
Es algo que tengo muchísimas curiosidad por comprobar cuando volvamos. Qué va a pasar con los clubes, qué estéticas te van a pinchar… Estoy deseando ese momento. Históricamente va a ser un antes y un después. Estábamos y estamos viviendo un cambio de paradigma y creo que este parón nos ha venido bien. Estábamos en una cumbre de frenesí, pero no estábamos arrelando el significado de los cambios que experimentábamos. Espero que este último año y medio sirva de pausa para replantear cómo abrimos cuando lo hagamos. Es esencial que estos espacios sean conscientes y entiendan por qué se reivindican estos cambios o qué es lo que necesitamos para hacerlos sostenibles, desde plantearnos quién puede o no entrar en un sitio. Las fiestas son un privilegio y hemos estado haciendo un trabajo para que este privilegio sea cada vez de muchas más. Aquí se abre un proceso de diálogo que tenemos que afrontar. La mayoría de festivales, propuestas y salas se han puesto las pilas con el tema de programar más equitativamente, por ejemplo.
¿Crees que el club es una utopía?
A veces sí, otras no [ríe]. A veces se hace realidad. Las utopías son algo inalcanzable, pero para mí el hecho de pensar utópicamente es el motor para encontrar herramientas. El sentido del Arte es el poder plantear nuevos escenarios que no habían sido posibles hasta ahora. Tenemos que estar constantemente intentando alcanzar utopías para poder seguir avanzando.
¿Crees que pinchar es un acto político?
Sí. Si tu decides que lo sea, sí. Es un espacio performático que no deberíamos menospreciar como arte de segunda. Saber pinchar bien es casi alquimia. Es un ejercicio de entender lo que quieres contar, lo que quieres compartir y lo que está pasando entre tú y la gente que te está escuchando. Abres un portal. Recuerdo la química que se generaba cuando pinchaba. Hay un misticismo ahí que demuestra el potencial que tiene. La energía es valiosa y tenemos que entenderla como tal. La energía es tiempo, es dinero, es amor… El simple hecho de generar energía ya es un acto político.
¿Con qué canción empezarías ahora mismo tu próximo set?
Estoy super enganchada a uno de los últimos tracks de Fatima Al Qadiri que se llama “Medieval Femme”. Tiene un poder místico tan fuerte que abre todo tipo de posibilidades.
Volviendo un poco al EP, ¿qué artistas te han inspirado tanto en los sonidos más tradicionales como en los contemporáneos?
Me encanta esta pregunta. Fatima Al Qabiri fue de mis primeros referentes más contemporáneos. Umm Kulthum, una de las grandes divas de la música árabe, es mi todo. Cuando era pequeña la escuchaba un montón. Me ha inspirado muchísimo también Lafawndah y ha sido un honor que me hayan comparado con ella en algunas reviews del EP. Dean Blunt es un nombre que apareció también mientras hacía arqueología sonora para acabar de entender qué canciones me habían hecho llegar a mi sonido. El colectivo creativo francés Naar fundó hace un par de años una residencia del trap en Marruecos y sacaron un álbum que se llama “SAFAR” y fue pura inspiración. Me ayudó a ver que se estaba cociendo algo en Marruecos. En ese recopilatorio aparecía Issam, un trapero buenísimo que ha sido una gran inspiración. Todas estas personalidades que unieron sus herencias y el club en narrativas muy propias han sido una inspiración.
¿Has encontrado en el EP algo de ti que no conocías?
Sí, muchísimas cosas [ríe]. Nunca había esperado hacer un EP, y menos uno en el que acabara utilizando la voz así. Nunca me hubiera imaginado haciendo un tema con la garra de “The Game”. Me encanta el tratamiento de la voz de “Ineia” y “Meime”, me parece mágico y muy emocional. Me sorprendió que saliera eso de mí. Nunca me hubiera imaginado haciendo “Ha-bb5”, nunca me hubiera imaginado haciendo esto.
¿Crees que a la criatura le queda más camino?
Un poco más. Todos los trabajos que hago son herencias del siguiente. “Ha-bb5” es un antes y un después. Mientras siga haciendo música, algo quedará de la criatura.
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