“No hay nada glamuroso o guay en las drogadicciones”
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“No hay nada glamuroso o guay en las drogadicciones”

JC Peña — 10-03-2022
Fotografía — Rosie Foster

El catártico, valiente y emocionante “Crawler” (Partisan/[PIAS], 21) aupó a los de Bristol a casi todas las listas de lo mejor del año pasado. Retomamos de manera inesperada una conversación con Idles que estaba inicialmente prevista aprovechando la salida del álbum hace meses.

El quinteto está iniciando una extensa gira que les llevará de Europa a Norteamérica y finalmente Australia. El cantante Joe Talbot, con mucho mejor ánimo que la última vez que hablé con él en relación a “Ultra Mono” (Partisan/[PIAS], 20), y Mark Bowen, guitarrista y coproductor, me esperan a través de Zoom. Tienen a su espalda un mural con platillos volantes. Acaban de llegar a Bilbao para iniciar la parte española de la gira. En más de una vez conversan e incluso discuten de modo amistoso. La intensa dinámica de toda la banda puede atisbarse a través de las preguntas, dudas y observaciones que se lanzan mutuamente.

El vocalista asegura no ser muy consciente de la cálida acogida que la crítica ha dispensado a su cuarto trabajo: un disco a corazón abierto en el que la banda explora su lado más experimental, minimalista y crudo mientras Talbot se desnuda en relación a su infierno particular con las adicciones, para rendir cuentas como padre primerizo. Imposible apreciar la luz sin la oscuridad que la precede.

"Creo que el Brexit es una cagada gigantesca. Ser británico ahora mismo desmoraliza, especialmente si eres de los “peores”'

¿Cómo estáis viviendo el éxito tremendo del disco?
(Joe) Probablemente mi experiencia sea distinta a la tuya [se dirige a Mark], pero yo es que dejé las redes sociales, Instagram, Facebook y toda esa mierda, hace un año y medio, con lo cual mi relación con la salida de un disco se reduce a tres mensajes de texto de dos colegas. Luego ya empiezo a pensar en el próximo, a prepararme. Ahora bien, las canciones de “Crawler” en directo se están recibiendo maravillosamente, sí. Está siendo una experiencia muy bonita. Estamos llevando a nuestro público un poco más en otras direcciones en esa hora y cuarenta y cinco minutos. Creo que es más fructífero hacerlo así.

¿Era vuestra intención hacer el álbum más diferente posible a “Ultra Mono”?
(Mark) En gran medida, sí. La intención con “Ultra Mono” era impostar una versión de lo que la gente pensaba que éramos, más incluso de lo que nosotros pensábamos de nosotros mismos. Con “Crawler” queríamos seguir adelante, probar cosas y expresarnos de un modo que definiera mejor quiénes somos. Con bandas como la nuestra te puedes ver atrapado en la noción de agradar a gente famosa. Pero “Ultra Mono” nos dio la oportunidad de crecer como artistas, compositores y productores, y de avanzar hacia patrones más experimentales y oscuros.

Lo he vuelto a oír entero y creo que la secuenciación de las canciones es clave. Hay momentos muy densos y oscuros, hasta que al final se puede atisbar una luz melódica, sin llegar a lo impostado. Supongo que esto lo pensasteis a conciencia.
(Mark) Desde el momento en que el álbum se convirtió en “Crawler”, con ese título y los temas que trataba, me pareció que tenía un arco narrativo natural que fluía como respuesta a las letras. El álbum como entidad necesitaba ser muy representativo de lo que se estaba presentando con las letras y musicalmente: la propia naturaleza de “gatear” (“crawl” significa literalmente eso, o “arrastrarse”). Tú [se dirige a Joe] discrepabas conmigo un poco.
(Joe) La primera idea que tuvimos era empezar el disco con un LFO (oscilador electrónico), pero entonces Bowen llegó muy rápidamente con una canción entera casi acabada. De repente era como el final del disco, aunque habíamos pensado en esa narrativa antes. Esa canción se convirtió en una de nuestras favoritas, y condensa nuestra relación y cómo trabajamos como grupo, porque tenemos perspectivas muy, muy distintas que nos permitimos porque al final manejamos un lenguaje común que nos lleva a hacer canciones. En segundo lugar, el orden que trajo Bowen, que es el que ha quedado, me parecía brillante a excepción de dos canciones. Todavía creo que eso es una mierda, lo siento. Lo averigüé haciendo terapia: no me gusta nada cómo canto en “When The Lights Come On”, y me parecía que está demasiado pronto en el disco. No quería que la gente se fijara mucho en mi voz. Pensé que sería mejor si la poníamos después, es lo que te dije. Que si estaba más tarde, no se fijarían tanto en ella.
(Mark) Es interesante que digas eso, porque creo que esa falta de confianza y un poco de incertidumbre sirve mucho al arco narrativo del disco. Funciona.

"Estuve haciendo terapia y me pareció que le debía al público el acto de retarme para seguir siendo interesante"

Pero tu interpretación en canciones como “The Beachland Ballroom” es tremenda. ¿Cómo llegasteis hasta ese punto, con ese final?
(Joe) Supongo que escribí esa canción lo suficientemente rápido. Quería hacer una especie de balada soul, al estilo de Sam Cooke y demás. No sé, creo que encajó en el momento adecuado. Bowen me dio la confianza. La versión que hay en el disco es en buena medida la que tenía al principio. Esto me hizo darme cuenta de que romper los límites de las canciones, mientras que hubiera verdad en ellas, sería brillante y bonito. Así que me metí el local con Jon [Beavis], Adam [Devonshire] y Lee [Kiernan] y la sacamos. A Bowen le encantó, lo cual fue sorprendente. Porque los dos crecimos escuchando música soul, pero me daba confianza para transitar por nuevas avenidas. Quizá él tiene más confianza que yo porque se aprende más rápido las cosas, pero escribí la letra en la cabina dentro del estudio a ultimísima hora. Crecí con el soul: era la música que entendía hasta los diez años, y luego llegó el hip-hop, pero el soul siguió ahí. Hablo el lenguaje del soul con mucha facilidad, en términos de gusto y lo que me gusta, de modo que tenía confianza total en ello, aunque no sabía qué iba a cantar exactamente. Lo que sabía es que sería algo honesto y verdadero, y eso es todo lo que puedes pedir. Porque hacer esa canción llevando la máscara de otro sería una cagada: no puedes cantar soul fingiendo.

Bueno, me parece que todo el disco está lleno de verdad. ¿Cómo planteasteis esta vez la grabación en los estudios Real World en relación al disco previo?
(Mark) La mayor diferencia es que yo me encargué de producirlo junto a Kenny Beats. Habíamos trabajado con él en “Ultra Mono” y en otros proyectos, y a estas alturas tenemos una buena relación de trabajo. Con la composición de las canciones de “Crawler” habíamos llegado a un punto en el que Joe y yo estamos muy en la misma línea. Entendemos el idioma y los propósitos de las canciones de cada uno. Esta vez tuvimos muchas discusiones sobre el disco como entidad grabada, y como lo preparamos tanto, todos los pasos fueron como la seda: la grabación, las mezclas, el mastering…Todo encajó a la perfección, porque habíamos alcanzado mucha confianza en lo que estábamos haciendo. Dejamos que toda la gente a nuestro alrededor nos ayudara a hacer que esa confianza creciera. Kenny nos ayudó en ciertas canciones dándonos seguridad y con ese enfoque minimalista que siempre quisimos darle. Equilibrar ese minimalismo con cierta complejidad. En las mezclas fue capaz de entenderlo, nos ayudó a que fueran mucho mejores.
(Joe) Para mí, a un nivel personal, y en cuanto a cómo hago las canciones, la mitad de las de “Ultra Mono” y “Crawler” las escribí en la cabina para cantar del estudio. Para que eso funcione necesito a alguien que tenga una actitud muy similar hacia lo que es grabar voces. Que me diga: “Eso no es suficientemente bueno, tienes que hacerlo otra vez, venga”. Y lo hago. No me gustan las críticas que me hacen avergonzarme. A ver, encajo las críticas sin problema si me dicen la razón de por qué está mal y cómo puedo mejorar. Y no me gusta perder el tiempo: me gusta hacer rápido las cosas. No usaría óleo para pintar, sino acrílico siempre. Para que eso funcione, Kenny también necesita trabajar rápido, con el fin de capturar las cosas espontáneamente, en el momento, Me ayuda mucho con eso. Hasta tal punto que ahora mismo no tendría a nadie más grabando mis voces.

El hecho de hacer un disco mucho más introspectivo, ¿es de alguna manera una reacción a la politización extrema que hemos vivido en estos últimos años y a la saturación con el asunto del Brexit?
(Joe) No mucho… Creo que el Brexit es una cagada gigantesca. Ser británico ahora mismo desmoraliza, especialmente si eres de los “peores”. Los peores no lo hicieron bien en el Brexit, en mi opinión, tanto en los medios de comunicación como en actitudes como el hecho de que pidieron más dinero prestado que nadie más en Europa. ¿Por qué se querían ir? A estas alturas no tengo ni puñetera idea. De todos modos, mi actitud es que nosotros, como grupo, al igual que el uno por ciento de los músicos, tuvimos la suerte de mantenernos ahí durante la pandemia, grabar un disco, publicarlo, seguir componiendo, mirar adelante y ver que nuestra carrera continuaría después de la pandemia. Eso es un privilegio enorme y estamos muy agradecidos. Como persona pragmática, mis letras siempre van a ser sobre mí mismo, porque creo que como artista, tengo que ser auténtico delante de mi público. Mi público tiene que estar interesado y para conseguirlo, me tengo que poner retos. Aquellos fueron momentos para la reflexión. Tenía mucho tiempo, caminaba tres o cuatro horas al día, y fui padre. Ser padre te lleva a reflexionar, rendir cuentas, ser responsable. Para hacerlo bien necesitas primero, saber cómo creciste tú, ser consciente de todos los fallos y no repetir ese ciclo. Y también rendir cuentas, saber la responsabilidad que hay en tener a una pequeña persona que es totalmente vulnerable a tus acciones e ideologías. Estuve haciendo terapia y me pareció que le debía al público el acto de retarme para seguir siendo interesante.

Una más: No puedo acabar sin preguntaros por el vídeo de “Crawl!”, que es hilarante y terrible a la vez, muy gore, aunque sea animación de plastilina.
(Joe) La idea de la canción es que cuando eres un drogadicto, te encuentras con mucha gente que dice que te quiere ayudar, pero que no lo hará. Se produce una dinámica pasiva-agresiva, no entienden la adicción, te juzgan como si fueras peor persona. Llega un momento en que no aprecias la suerte que tienes como ser humano -no como adicto-, porque tus adicciones se han impuesto. Pero también está la impresión de que he vivido muchos traumas en mi vida, y no los he filtrado; he cometido un montón de errores y he hecho daño a mucha gente en el proceso, pero al final he conseguido rendir cuentas y convertirme otra vez en un ser humano productivo. Y estoy muy agradecido por haberlo hecho. Estoy feliz de haber tenido la voluntad y la fortaleza para hacerlo yo mismo.
La canción es una celebración y una reflexión sobre lo jodido que fue ser drogadicto. Queríamos captar eso visualmente, con alguien que va a alguna parte, que sabe lo que tiene que hacer para conseguir sus objetivos, pero que va demasiado rápido, sin cuidado ni gratitud alguna. En un momento dado se empieza a desgarrar, poniendo en peligro a otra gente y la vida misma. Mi primera idea fue hacer stop motion, pero en plan “Speed Demon” de Michael Jackson. También pensé en la escena final de “En busca del arca perdida”. Creo que la animación lo ha capturado maravillosamente bien. Obviamente, no teníamos presupuesto para hacer exactamente eso, pero la animación es una maravilla; ha quedado más como una película de serie B. Porque no hay nada glamuroso o guay en las drogadicciones. Pero hay algo muy bonito en ello. Creo que sobrevivir es precioso, independientemente de tu historia.

Pues nada, pasadlo bien esta noche.
(Joe) ¡Siempre!

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