“El japonés es un idioma con un espíritu realmente bello”
EntrevistasIchiko Aoba


“El japonés es un idioma con un espíritu realmente bello”

Fran González — 18-08-2023
Fotografía — Kodai Kobayashi

Resulta complejo definir en pocas palabras la belleza de la propuesta de la japonesa Ichiko Aoba, así que lo mejor será disfrutar de las canciones de su último trabajo “Windswept Adan” (20) en sus primeros conciertos en nuestro país.

Podremos verla en concierto el 9 de noviembre en Barcelona (Razzmatazz 3; entradas agotadas) y 10, 11 y 12 de noviembre en Madrid (Café Berlín; entradas agotadas para el 10 y 11),

La inconmensurable belleza de las piezas de Ichiko Aoba es capaz de trasladarnos a lugares remotos tan pronto como su dulzura comienza a deslizarse por nuestros oídos. La magia de la que se vale esta multi-instrumentista japonesa convierte en fantasía y ensueño todo aquello que toca, sin perder a su vez la humanidad y la emoción propias de quien no duda en exponerse a través de su arte, sin cortapisas ni contenciones. La piel y fibra reveladas en cada una de sus entregas logran salvar cualquier barrera idiomática que se precie, convirtiendo el discurso de la nipona en un bálsamo presto a arrullarnos y a convertir sus minuciosas reflexiones en sublimes cortes que han ganado un éxito arrollador a nivel global. Tras la excelente acogida de su último álbum de estudio, “Windswept Adan”, y con motivo de su primera vez tocando en nuestro país, nos damos cita con la artista japonesa para saber más sobre un talento y una propuesta que ha cautivado no solamente a público, sino también a músicos de todo el mundo.

Primera vez en España, si no me equivoco, ¿verdad?
Así es. Será mi primera vez tocando en España y estoy entusiasmada por ello. He oído que el clima de allí hace que las guitarras tengan más capacidad de resonancia, así que estoy como loca por escuchar cómo rebotará casi sin esfuerzo el sonido en ésta. Quizás te sorprenda, pero también tengo muchas ganas de ir al mercado y comer productos frescos. Y, por supuesto, de mezclarme con la gente y el ambiente. Apuesto a que las personas allí son como el clima: luminosas y cálidas.

"Nunca hay dos conciertos iguales y cada audiencia es capaz de traer al lugar en el que actúas su propia energía, dando pie a que cada experiencia se sienta única"

Supongo que también debe ser extraño exponer una propuesta tan íntima como la tuya en audiencias tan variopintas. ¿Eres más una artista de estudio o también vives con gusto el subirte a un escenario?

Lo cierto es que, tanto el tiempo que paso creando música nueva en el estudio como el tiempo que paso creando vínculos con la audiencia durante mis conciertos son momentos que para mí no tienen precio. Concibo mi tiempo en el estudio como mi etapa personal de crisálida, donde reúno energías y me hago fuerte para ser capaz de dar lo mejor de mí posteriormente en directo y emerger sobre el escenario como una mariposa que vuela y lo da todo.

¿Qué tiene tu estudio que te ayuda a recargar la pila de esa forma?
Bueno, si te soy del todo sincera, no requiero necesariamente de un estudio al uso para componer música. En ocasiones, incluso en medio del caos de la vida cotidiana, soy capaz de hallar el camino hacia la música y generar algo que me resulte bello o interesante. Algo que encuentro realmente inspirador es haber estado expuesta a obras de arte sobrecogedoras o haber presenciado un concierto emocionante. Es tras ese tipo de encuentros cuando vuelvo en mí y me siento verdaderamente capaz de convertir dicha inspiración en algo propio y nuevo.

Y en cuanto al directo, ¿recuerdas alguna experiencia que realmente te marcara?
Nunca hay dos conciertos iguales y cada audiencia es capaz de traer al lugar en el que actúas su propia energía, dando pie a que cada experiencia se sienta única. Desde conciertos en salones refinados hasta pubs con micros abiertos, a lo largo de esta década he tocado en sitios de todo tipo. Pero si me tengo que quedar con una anécdota en particular, debo mencionar un concierto que di en Metz, el cual, por puro accidente, terminó convirtiéndose en una de las actuaciones más memorables de mi vida. Mientras estaba tocando, se produjo un fallo técnico que provocó que el cuadro de sonido dejara de funcionar y por tanto, se me dejara de oír. En ese momento, lo que hice fue desenchufar mi guitarra, llevarla conmigo hasta el centro de la sala en la que estábamos tocando, y comenzar a tocar y cantar rodeada de todo el público. Con un sonido tan orgánico y ligero, obligué a que la gente se acercara más y tuviera que escucharme con más atención, arremolinándose a mi alrededor y abriendo bien sus oídos. Fue una experiencia maravillosa que me demostró cómo un sonido tan pequeño puede ser capaz de atraer a tanta gente y concentrarla en un sitio tan grande.

Esto me lleva a pensar en el cambio que tu música ha dado con respecto a tu último álbum, “Windswept Adan”, donde has comenzado a dar forma a piezas más vastas y llenas de matices.
Realmente, y aunque en el pasado siempre haya tenido un enfoque más básico a la hora de hacer música, usando solo mi voz y mi guitarra, siempre sentí que ese sonido escaso contenía dentro de sí un mundo de posibilidades infinitas. Incluso tengo canciones en las que soy capaz de imaginar instrumentos específicos, como un arpa o un clarinete, sonando en determinados momentos. Pero sí, definitivamente tras mi experiencia actuando en teatros y proporcionando música para representaciones y obras, me di cuenta de que quería explorar más a fondo ese surtido de arreglos que hasta ahora solo había escuchado en mi mente. Para ello, conté con la increíble ayuda del compositor y arreglista Taro Umebayashi, quien puso todo de su parte para comprender mis canciones de forma única y lograr que éstas fueran más allá de las palabras.

Si hablamos de qué ha cambiado en tu música recientemente, debemos mencionar que has introducido un nuevo elemento en tu estudio: el piano.
Sí, esto comenzó durante el período de confinamiento. Solía vivir en un apartamento con las paredes muy finas y cuando tocaba la guitarra, mis vecinos se quejaban por el ruido. Por eso, decidí comprar un sintetizador que pudiera conectar con un par de auriculares, y poco a poco ello condujo al nacimiento de piezas nuevas en mi registro, como “Seabed Eden”. Después me mudé y un amigo tuvo la amabilidad de regalarme un piano vertical que ya no usaba, así que ahora lo tengo en casa y cada vez que paso junto a él no puedo resistir la tentación de sentarme e improvisar algo. Definitivamente, el piano se ha convertido en un elemento muy importante dentro de mi música reciente. Mientras que con la guitarra tiendo a comenzar con los acordes y de ahí derivo a una melodía, cuando compongo al piano puedo concentrarme directamente en la melodía, en lugar de en un solo acorde en particular, y creo que eso me ha permitido renovar mi estilo en la dirección que necesitaba.

"Si te soy sincera, nunca tuve la intención de cantar para otras personas. Disfrutaba mucho de la música que tocaba única y exclusivamente para mí"

Antes mencionabas de soslayo el haber puesto música para otro tipo de proyectos, y es importante destacar que recientemente has hecho la banda sonora de una película, “Amiko” de Yusuke Morii.
Lo cierto es que aquello supuso una oportunidad fantástica para mí a la hora de aprender a expresarme dentro de un marco muy determinado. Artísticamente, es un proceso que te exige concretar mucho tu música, a fin de alcanzar y dar forma a ciertos personajes y lugares. Se siente muy diferente a lo que supone crear música original para mí, pero gracias al hecho de que durante mucho tiempo tuve la suerte de trabajar en múltiples aspectos relacionados con la producción teatral, ya bien sea como actriz, intérprete musical o proporcionando música para diferentes producciones, he sido capaz de encajar mi propuesta dentro de una visión tan amplia como es el hecho de realizar la banda sonora de una película.

Después de verte en la banda sonora de “The Legend Of Zelda: Link's Awakening”, ¿en qué lugar te gustaría encajar tu música?
Realmente, mi trabajo para la banda sonora de “The Legend Of Zelda” fue simplemente para un anuncio del mismo, así que mi aporte para ese proyecto fue simplemente vocal. Si tuviera que elegir donde me gustaría que mi música figurase, definitivamente elegiría alguna película creada por Hayao Miyazaki o Takeshi Kitano. Ah, y por supuesto, me hubiera gustado poder trabajar con el gran Andrei Tarkovsky.

Ahora que mencionas a estos referentes, me consta que tu madre también jugó un papel muy importante en tu formación musical.
Mi madre solía cantarme a menudo cuando yo era pequeña. Veíamos películas de Disney juntas y, además de que éstas lograsen cautivarme por sus personajes y su música, lo que realmente me atraía de ellas era la forma que tenían de atrapar a mi madre. Ella realmente creía desde lo más profundo de su ser que estas películas eran hermosas. Era como si estuviera puesta bajo algún tipo de hechizo. Su forma de animarme a hacer música fue clave en mi trayectoria e incluso ahora mi madre sigue diciéndome que confíe en el camino que he elegido. Para mí, mi madre es también una artista.

Y en este proceso de búsqueda de identidad artística no podríamos olvidar mencionar a Anmi Yamada, quien de alguna forma se terminó convirtiendo en tu mentor.
Si te soy sincera, nunca tuve la intención de cantar para otras personas. Disfrutaba mucho de la música que tocaba única y exclusivamente para mí, entre las cuatro paredes de mi baño, donde aprovechaba la reverberación del sonido para emular a mis ídolos. De hecho, algunas de esas canciones están incluidas dentro de mi primer disco. Uno de los nombres por los que en aquella época sentía gran fascinación era el de Anmi Yamada y su insólita forma de unir sonidos con una guitarra de ocho cuerdas. Recuerdo realizar muchas versiones de sus canciones y, poco a poco, su trabajo se convirtió en una fuerte inspiración para mí. Con ello, me mentalicé para ahorrar algo de dinero y viajar hasta Tokio, con el fin de reunirme con él y pedirle que escuchara las versiones de sus canciones en las que había estado trabajando. Su reacción me dejó sin palabras. Básicamente me dijo que si era capaz de tocar tan bien sus canciones, debía de intentar escribir las mías propias. Como te decía, no era algo que hasta entonces había contemplado, pero sus palabras me calaron tanto que decidí ampliar mi repertorio con piezas compuestas por mí. Esto me llevó a terminar actuando en varios sitios por primera vez, y un tiempo después, me encontré tocando en un bar poco concurrido cuando el dueño de un sello, que había oído hablar de mí, vino a verme y acabó invitándome a grabar mi álbum de debut. Así que, definitivamente, el empujón de Anmi fue crucial.

Y desde entonces, tu música no ha dejado de llegar a todo el mundo. ¿No te sorprende cuán universal es tu propuesta, aún siendo interpretada en una lengua tan exclusiva como el japonés?
Si lo miramos con cierta perspectiva, el lenguaje oral es algo bastante nuevo en lo que respecta a la historia de la humanidad. La música, por ejemplo, es algo que lleva muchísimo más tiempo funcionando como herramienta de hermanamiento entre los seres humanos. Tanto, que ni siquiera sabemos cuándo comenzó exactamente. Para mí, las letras que escribo solo sirven para profundizar en esos mundos que quedan representados a través de las melodías y armonías de mis canciones. Dicho de otra forma, la energía que le doy a mis palabras primero conecta con la música y posteriormente hace lo propio con las personas. A lo largo de los años, la humanidad ha desarrollado una gran cantidad de idiomas, y ciertamente, me siento muy agradecida por no ser capaz de entender muchos de ellos. De esta forma, siento que estos lenguajes fluyen suavemente en mis oídos, con sus sílabas rítmicas y cadenciosas, percibiéndose casi como hechizos. Honestamente, me gustaría creer que el japonés le suena así a todos los que escuchan mi música y no dominan el idioma. Pese a su exclusividad, el japonés es un idioma con un espíritu realmente bello.

Para terminar, tan solo mencionar que en mayo nos regalaste tu último sencillo, “Space Orphans”. Me preguntaba si esto probablemente significa una puerta abierta a un nuevo proyecto de pronto aterrizaje.
¿Sabes? Soy como un gusano, que hace girar la seda. Siempre estoy trabajando en música nueva. Pero también soy paciente con ésta y con la forma de entregarla, especialmente en comparación a la naturaleza acelerada de la sociedad actual. Aún así, y aunque mis lanzamientos tiendan a ser escasos y distantes entre sí, tengo la intención de seguir entretejiendo momentos importantes de mi vida a través de la música a lo largo de los próximos meses. Estamos ya trabajando en un nuevo sencillo que saldrá pronto y que espero que disfrutéis mucho.

 

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