“Ordalías responde a mi manera más íntima de concebir la música”
EntrevistasIan Mason

“Ordalías responde a mi manera más íntima de concebir la música”

Holden Fiasco — 04-12-2020
Fotografía — Jon Napalm

Ian Mason publica su primer álbum en solitario bajo el título de "Ordalías". El lanzamiento se ha realizado a través de bandcamp, y muy pronto llegará la edición física por medio de AK-Athon Records, sello que gestiona el propio Ian Mason.

El disco se grabó en los estudios House of The Rising Sun de la mano de Alex Atienza, y fue mezclado y masterizado por The Holy Ghost, con diseño final del colectivo Babylon Fell Designs, incluyendo varias ilustraciones de la artista bilbaína Nerea Kndina y fotografías de Koldo Orue. Se trata, a oídos del entrevistador, de un trabajo personal y complejo que requerirá del compromiso y la involucración del oyente. Sin ánimo de destriparlo, nos hemos atrevido a hacerle unas cuantas preguntas a su autor. Coincidimos con él en la idea de que es necesario disfrutarlo con la orientación única de tu propia intuición. Aun así…

Lo primero es lo primero, enhorabuena por tu primer disco en solitario. Por una vez, vamos a empezar por el principio, y aunque existen notas de prensa y has ido desvelando algo por redes sociales, si te parece, coméntanos un poco qué se podrá encontrar en "Ordalías" cuando se publique.
Ordalías es mi primer disco en solitario, sí. Se trata de una colección de trece canciones sobre simbolismo y decadencia. No quiero hablar mucho del disco, la verdad, y esta es la única entrevista que voy a conceder a algún medio especializado. Quien quiera llegar a lo que hay tras "Ordalías", su música e imágenes, tendrá que ir hasta él sin más presentaciones que su propia intuición.

Para hablar del disco y de su proceso de elaboración te he oído y/o leído expresiones como: “cinco años de meditaciones, operaciones mágicas y visiones,” “mi proyecto vital IAN MASON” o “la cosmovisión musical de Ian Mason.” Invita a pensar que el disco es algo más que una colección de canciones, que hay una concepción más ambiciosa y compleja, muy personal.
Sí, es complejo. Ordalías responde a mi manera más íntima de concebir la música. Ha sido compuesto a través de meditaciones y prácticas espirituales de las cuales me guardo su naturaleza y proceder, pues a nadie interesan mis orientaciones espirituales salvo a mí.

En esa noción del disco como algo más grande, como un proyecto más amplio, parece que tiene importancia también todo lo que rodea a la música, y me refiero, por ejemplo, al diseño y el arte gráfico del mismo.

Las canciones han sido conjuradas desde imágenes traídas del subconsciente, préstamos por así decirlo. Nerea Candina ha trabajado en ilustrar esas imágenes y Babylon Fell Designs han orquestado todo ello en el diseño del elepé como bien has apuntado antes.

Han pasado cinco años desde que publicaste, también en solitario, el EP "Liar Ballads", ¿qué tienen en común y en qué difieren estos dos trabajos?
Todo y nada. Liar Ballads eran unas canciones más embrionarias. Ordalías ha sido un trabajo de cinco años, mucho más conceptual que lo que se refiere a la composición de una canción.

Ciñéndonos a lo musical, se suele mencionar a gente como Wovenhand, Swans o Death in June como influencias. También a Fairport Convention y el dark folk. A mí, en ocasiones, este trabajo me recuerda a cosas más cercanas, en lo geográfico, como Broke Lord o Black Toska. No sé si podrías incidir en las influencias musicales de este proyecto.
Curioso, he editado el último trabajo de Broke Lord con mi sello y he estado a punto de editar un 10” magnífico a Black Toska que, por desgracia, no pasará de bandcamp. Con Broke Lord, y por extensión Luis Boullosa, me une una breve, en lo temporal, pero intensa relación de amistad. Le considero por fuero propio un rebelde de causa y el mejor escritor de nuestra generación. A Victor, Black Toska, me une la procedencia de la misma ciudad y una serie de espacios comunes vitales en nuestro crecimiento musical. En esto creo que lo único que nos puede unir es una búsqueda hacia la oscuridad estética de los sonidos. Broke Lord juega a reinventar el pop, Black Toska se dan la mano con los Beasts of Bourbon y la americana gótica. A mí que me etiquete el oyente como plazca. En lo geográfico me gustaría citar al finado Rafael Berrio, no como influencia, pero sí como figura admirada.

Uno de mis mejores amigos me ha definido como si Nick Cave quisiera hacer versiones de los Pogues. Sonrojado, solo puedo dar las gracias por que alguien me pueda definir entre ese alfa y ese omega de la música de los últimos treinta años.

De los otros grupos, pues ahí se podría encajar cartesianamente mi sonido, por algo se han citado en la nota de prensa; añadir a Death In June como influencia estética constante. Igual que Blood and Sun, estos últimos más recientes.

Si me lo permites, al escucharlo, no he podido evitar recordar tu reciente trabajo con Alex Atienza en Crownledge. Igual más directamente en canciones como “Eburnum,” pero en general en la acentuación de atmósferas y en el uso de los teclados. No sé si estás de acuerdo, si tú también encuentras nexos de unión con este trabajo o es simplemente casualidad que hayan coincidido tan cercanos en el tiempo.
Alex Atienza, la mitad de Crownledge, es mi hermano y mejor amigo. Se ha ocupado de los teclados y sintetizadores del disco. Hay nexos de unión entre Crownledge y el disco, claro. Todo es un reflejo consciente de lo que hacemos y existe un diálogo constante entre ambos trabajos. Habrá nuevo trabajo de Crownledge en breve.

También me interesaría saber qué otras referencias manejas, sobre todo en cuanto a los textos. Volviendo a Crownledge, ya le pusisteis letra a un poema de Novalis, y a veces parece que tus letras tienen esa espiritualidad que tenían las de David Eugene Edwards o la poesía de Steve Von Till. Diría que en las letras se percibe el imaginario de poetas como Yeats o Keats.
Ernst Jünger, Yeats y los simbolistas ingleses, Blake, Julius Evola, Rene Guenon, Heidegger. Hago letras espirituales porque la música que hago es una búsqueda espiritual desesperada de la unión del hombre con dios a través de la estética de la tradición, la poesía, la música y la literatura. Acabo de leer en estos días Visión en Rojo de Victoria Cirlot, que es un ensayo sobre las visiones Crísticas de la mística Juliana de Norwich y ya me están asediando y acosando múltiples imágenes que desean ser llevadas a canciones.

"Hago letras espirituales porque la música que hago es una búsqueda espiritual desesperada de la unión del hombre con dios a través de la estética de la tradición, la poesía, la música y la literatura"

Hay algo más que un guiño a The Wicker Man en el disco, con ese merecido “homenaje” al Sargento Howie. Quien haya podido seguir un poco tu carrera, conocerá tu devoción por esta película, pero, más allá de eso, las canciones, en algunos casos, parecen disfrutar de ese aire evocador que, más que sugerir que se use para acompañar imágenes, invita a inspirar visualmente la experiencia musical. No sé si me he explicado muy bien, la verdad. Personalmente, “In My Times of Need (Invocation of an Angel)” me obligaba, a veces, a imaginarme una especie de western oscuro. ¿Es el cine una influencia estética en este disco? ¿Buscas esa expresividad que juegue en la frontera entre lo visual y lo sonoro?
Como parte del imaginario visual el cine es un trasfondo necesario a la hora de traducir imágenes traídas del subconsciente al lenguaje necesario para hacer una canción. Es una analogía. No hablo expresamente de películas, salvo el caso de The Wicker Man, de la cual nada voy a hablar, lo dejo a la experiencia directa del oyente por la explicitud del título y su conclusión. “In My Times of Need” te suena a western porque así te lo indica tu subconsciente. No era mi intención evocar un western, pero sí, el disco tiene un tinte cinematográfico.

Me gustaría preguntarte por tu percepción de la voz como instrumento narrativo o expresivo. Más allá de la expresividad emocional de las voces en “Phallus Solar Wind”, por ejemplo, me ha parecido que desde “Chasing Twilight” a “Megale Apophasis” pasando por “Wild Hunt”, tu voz se transformaba para trasladar distintas tonalidades y emociones en cada canción.
Cada canción requiere un ambiente narrativo o expresivo, si así lo quieres llamar, sí. Cada canción ha sido traída del subconsciente a través de imágenes. La voz adquiere las tonalidades que responden a cada visión, más evocativas en unos casos, más directas en otros.

La instrumentación es variada y compleja: teclados, percusiones… hasta ese bodhrán que cierra “Fool’s Masquerade” con un final quizás inesperado y comunal o ese ruido como de cadenas que se arrastran en “The Hex”, por poner solo dos ejemplos. Al mismo tiempo, en la mayoría de las canciones parece que se aprecia una esencia genuina que formarían la voz y la guitarra. ¿Nacen ahí las canciones y después enriqueces la historia o las emociones incorporando todo lo demás o es algo integral, que visualizas desde el principio?
Ordalías ha sido mezclado y masterizado por The Holy Ghost, entidad conocida entre nosotros por encarnarse en el brío de un exótico y misterioso grupo de folk afincado en Donosti. A él le transmití la intención que tenía con los arreglos y su trabajo ha sido inmejorable haciendo de productor e integrándose perfectamente en la cosmovisión del disco son casi necesitar mi intervención. Se ha sumado junto a Alex Atienza a la perfección en el pulido y afinamiento final de las trece composiciones.

Son tiempos jodidos para la música en directo, pero has buscado ya soluciones para enfrentarte a ello. Hace poco, pusiste en marcha lo que se anunció con el título de “Ian Mason lleva a cabo los ritos del equinoccio, peregrinación psicogeográfica al corazón de la tierra”, recorriendo escenarios como la necrópolis de Argiñeta, el Dolmen de la Cotorrita o el Crómlech de Mendiluze, para tocar en vivo alguna de estas canciones. ¿Puedes contarnos cómo fue la experiencia y si tienes algún otro plan futuro para defender el disco en directo?
Llevaba tiempo pensando en salir y romper con el circuito de salas o bares. Se genera una tensión siempre por cobrar lo esperado, regateos, dolores de cabeza por nunca llegar al mínimo que uno espera y qué decir de la educación de la gente que a duras penas consigue estar callada durante un concierto. Para evitarme todo eso y centrarme solo en la dimensión simbólica y espiritual de la música que hago he decidido tocar solamente por el placer de tocar en dólmenes, crómlechs, claros de bosques, iglesias abandonadas o cruces junto a caminos. Aquel que quiera acompañarme que lo haga a sabiendas de que serán conciertos que siendo gratuitos requerirán de algo más importante que el dinero, un compromiso de peregrinación y recogimiento y disposición religiosa para verme en directo junto a algún símbolo, pues de eso trata lo que quiero desarrollar con mi música, una devolución de contenido a los símbolos de los cuales tomamos prestadas las imágenes que en nuestro subconsciente alumbran las canciones.

Esta experiencia en Argiñeta, La Cotorrita y Mendiluze ha sido apasionante y estremecedora. Los conciertos han sido grabados por Twobaskos y NapalmVisual Arts y serán subidos a alguna plataforma a lo largo de estas semanas para quien quiera ver.

Sí, hay ya planes para hacer otras dos peregrinaciones psicogeográficas por el norte de la península, pero todo eso se irá siendo revelado con el tiempo. De momento, en breve subiré a bandcamp el disco entero en descarga gratuita y a lo largo del otoño verá la luz la edición física.

Muchas gracias por vuestro tiempo y si a alguien se le ha movido alguna fibra interna puede leer a Blake mientras escucha mis canciones y espera, como yo, a la visión definitiva más allá de la palabra, el sonido y la forma.

 

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