Toma nota: Vigo (18 de noviembre, Instituto Ferial de Vigo: IFEVI), Vitoria-Gasteiz (19 de noviembre, Fernando Buesa Arena), Granada (25 de noviembre, Palacio de los Deportes) y, finalmente, Madrid (26 de noviembre, Pabellón Multiusos Madrid Arena).
Los vocalistas Leanne Jarvis, Maky y Niki Zdravov pondrán voz a clásicos incontestables de AC/DC, Metallica, Led Zeppelin o Queen, pero el plato fuerte del show es la participación directa del vocalista británico para revivir un repertorio que combina piezas atemporales (“Smoke In The Water”, “Hush”, “Highway Star”) junto alguna que otra sorpresa. Cortés, generoso y divertido, esta leyenda viva del rock nos atiende para hablarnos sobre su inminente paso por España.
No es la primera vez que haces piña con Friedemann Riehe. ¿Cómo estás viviendo esta nueva experiencia?
Nos conocemos desde hace muchos años. ¡Es un auténtico loco! [risas] Hace como unos veinte años se presentó una mañana en el hotel donde me alojaba, en Praga, y me reprodujo en su cassette los arreglos que había hecho para “Highway Star”. Y estaban muy bien, la verdad. Ya entonces, ponía la actitud adecuada, fuera orquestando canciones de Pink Floyd, Queen, Led Zeppelin… Siempre me ha gustado su actitud, el tratamiento novedoso que introduce en las canciones.
'“Concerto For Group And Orchestra” nos permitió demostrar que la música clásica podía funcionar de forma integral con el rock'
El repertorio de versiones de Deep Purple me parece muy interesante. Que una canción tan nueva como “Nothing At All” comparta espacio con los clásicos de la banda, ¿es quizás una forma de demostrar a vuestro público que todavía podéis hacer canciones inolvidables?
[Risas] ¡Oh! Digamos que no nos sentamos pensando que vamos a escribir canciones inolvidables; simplemente, pretendemos divertirnos creando nuevo material, haciendo que la música fluya por su curso de forma natural. Hay factores que influyen en nuestra forma de expresarnos: las dinámicas, las texturas… “Nothing At All” es una canción con un trasfondo muy concreto. Cuando la escucho me recuerda a muchas cosas; a los valles irlandeses, a una vieja historia sobre la Madre Naturaleza o a situaciones en las que nos encontramos hoy en día. Amo esta canción, por sus connotaciones y porque es realmente caprichosa. Será un auténtico reto interpretarla con la orquesta y, desde luego, me alegro que esté incluida en el repertorio.
Hay otro tema que me llama la atención: “When A Blind Man Cries”. Era inicialmente una cara B y me consta que siempre has tenido especial predilección por esta canción…
Sí, por supuesto. “When A Blind Man Cries” es una observación que hice hace muchos, muchos, muchísimos años sobre las personas que sobrevivieron a la Segunda Guerra Mundial y que habían sufrido algún daño: algunos eran ciegos o sordos; otros iban en sillas de ruedas… Conocí a algunos de ellos y nunca se quejaban de su condición, ¿sabes? Yo al menos jamás les vi quejarse cuando seguramente, si nosotros estuviéramos en su pellejo, estaríamos llorando.
Además, tiene esa cadencia típica del blues…
Sí, porque el blues es otro elemento dentro del bagaje de Deep Purple junto a otros estilos como la música clásica, el soul, el country, el rock ‘n’roll… Todo eso parte tanto de los miembros originales de la banda como todos los que vinimos después. El blues es sólo una parte más de nuestra herencia y, por ello, la historia que hay tras “When A Blind Man Cries” sólo podíamos contarla de esta manera. La hemos estado tocando con frecuencia y ha terminado por convertirse en una de las favoritas de nuestros fans. Considero que encaja muy bien en nuestro set y además, como has dicho, siempre ha sido una canción especial para mí.
Me alegra también ver que entre las canciones que interpretarás junto a la Orquesta Filarmónica de Praga se encuentra “Perfect Strangers”...
Bueno, ha sido un gran hito en la carrera de Deep Purple. Fue la primera canción que escribimos en 1984, después de reunirnos. Por entonces, nos habíamos convertido en extraños, así que es un tema que describe a la perfección la situación por la que estábamos pasando. Creo que es una canción que siempre ha funcionado muy bien, con esa influencia de la música del Este…
En 1969 publicasteis ese experimento titulado “Concerto For Group And Orchestra”. ¿Crees que ese disco contribuyó a diluir las fronteras entre el rock y la música clásica?
Sí, pero te diría que no sólo lo hizo a nivel musical, sino también a nivel social. Crecí en un entorno muy musical: mi abuelo cantaba ópera, mi tío era pianista de jazz y yo… Yo cantaba en el coro de la iglesia cuando era un chaval [risas] Así que desde una edad muy temprana estuve expuesto a muchos tipos de música. Lo que quiero decir es que para mí era completamente natural moverme entre estilos diferentes. Lo sigue siendo. Cuando tuvimos la oportunidad de materializar ese proyecto que Jon [Lord] tenía en la cabeza, fue algo chocante para el público, pero para mí fue un momento precioso: demostró que en el rock había músicos tan buenos como los que podía haber en cualquier gran orquesta. No era un material hecho a la ligera, sino que tenía calidad.
Aparte de que desarrollaba muy bien esa idea del choque de dos mundos opuestos, ¿cierto?
Eso es, tenía tres partes diferenciadas. Insisto en que fue una fantástica obra a cargo de Jon. El primer movimiento es el antagonismo entre la orquesta y su llanto de bestia histórica contra el joven pretendiente, que es la banda. Esta primera parte, por tanto, muestra la batalla entre uno y otro. El segundo movimiento expresa el momento de reconciliación y reflexión, cuando ambos se toman un respiro para respetar al adversario. Y, finalmente, llega el tercero de todos, cuando nos muestra el poder de lo que sucede cuando se unen. Es una obra realmente astuta, porque no usamos la orquestación como un recurso de fondo. Por entonces, ya había muchas bandas de rock que incluían secciones de viento o violines para aumentar su sonido, pero “Concerto For Group And Orchestra” nos permitió demostrar que la música clásica podía funcionar de forma integral con el rock. Eso, ciertamente, diluyó las barreras entre ambos estilos.
"Mi primer tour por España lo hice con la Gillan Band, con las costillas rotas, yendo de un lado a otro en furgoneta"…
¿Por qué crees que las canciones de Deep Purple tienen esa capacidad para adaptarse a cualquier registro?
Siempre he reivindicado que Deep Purple es una banda instrumental… Estoy ahí, claro [risas], pero me siento muy afortunado de poner letra y voz a esas canciones. La música de la banda tiene un desarrollo muy melódico; tiene una gran textura, mucha dinámica… Así que tiene todo lo necesario para ser llevado a cualquier otro terreno, como el jazz, el formato clásico o incluso el electrónico. Cuando empezamos, había una diversidad masiva de influencias que penetraban en la banda; Jon bebió tanto de la música clásica como del jazz-blues de Jimmy Smith; Ritchie [Blackmore] aportaba una increíble técnica de rock, mientras que Roger [Glover] era un fanático de la música pop. Y yo, yo venía escuchando rock, funk y, ya sabes, música de iglesia [risas]. Todo eso dio una dimensión muy ecléctica a la banda a la hora de construir las canciones.
Después de esta gira por España, ¿habrá una nueva oportunidad para verte al frente de una gran orquesta?
Es posible, aunque quizás no sea de la misma manera. Puede que sea un formato más bien conceptual. A mí, por ejemplo, me encantaría llevar una orquesta entera para hacer un repertorio de blues. Sería fascinante, pero no creo que llegara a ser para un concierto entero; puede que para la mitad… Me apetecería mucho, pero tampoco no sé qué nos deparará el futuro; sólo sé que el año que viene lo tenemos lleno de conciertos. Definitivamente, me encantaría repetir un formato orquesta, pero puede que pase un buen tiempo –dos o tres años– hasta que vuelva a tener la oportunidad.
En 1985 Deep Purple tocasteis por primera vez en España, presentando “Perfect Strangers”. ¿Recuerdas algo de esa visita?
Tengo muchísimos recuerdos de los conciertos que hemos dado en España porque, desde entonces, es un país en el que hemos tocado de forma habitual. Tengo también algún recuerdo doloroso; mi primer tour por España lo hice con la Gillan Band, con las costillas rotas, yendo de un lado a otro en furgoneta… ¡Pero fue fantástico! También recuerdo que, antes de venir con Deep Purple, hicimos algunos grandes conciertos con Black Sabbath. Poder regresar con la banda, en aquel tour de reunión, fue una bonita experiencia.
Hablando de Black Sabbath, el año que viene se cumplen cuarenta años de la publicación de “Born Again”. Mucha gente criticó el disco, pero es curioso comprobar que, con el tiempo, ha sido reivindicado por su atmósfera oscura, malsana…
Tony [Iommi] y yo seguimos siendo grandes amigos y te puedo asegurar que, siempre que nos reunimos, echamos unas buenas risas recordando la grabación de ese disco y su gira mundial. Nos divertimos tanto grabándolo que podría estar hablando durante todo el día de las anécdotas que nos sucedieron. Durante la grabación decidí vivir fuera de la casa donde ellos estaban porque, de algún modo, era un poco peligroso estar en aquella casa. Ellos decidieron trabajar de noche, mientras yo dormía, así que tampoco nos vimos demasiado las caras. Pero la música que estaban creando era increíble, créeme. Era algo completamente diferente para mí; representó una oportunidad para poder trabajar con escalas con las que antes no había trabajado. Había una simplicidad que no se encontraba en la música de Deep Purple; eran canciones muy directas, poderosas y simples… Adoro la forma que tiene Tony de tocar la guitarra, pero también su gusto a la hora de estructurar las canciones. Esos acordes, ese sonido único… Sin él, el proyecto no hubiera tenido ningún sentido.
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