Hay grupos que nacen estigmatizados por las circunstancias. Moloko vio el final del túnel en un momento delicado; tanto que fue la etiqueta del trip-hop la que, muy a su pesar, les alumbró. Y, aunque sus querencias iban dirigidas a partituras más afines con el pop, merced al empleo del sample y demás lindezas electrónicas y al aderezo de una garganta femenina consiguieron poner entre la espada y la pared a una prensa mononeuronal que se vio en la sufrida obligación de incluir la palabra Bristol en todas las reseñas referidas a la formación británica. Mark Brydon, cincuenta por ciento de la banda, habla vía telefónica. "Fue algo que, sinceramente no esperábamos que ocurriese. Nos vimos incluidos en el fenómeno Bristol, que por otra parte es un sonido que a mí me gusta, sin ni siquera plantearnos la posibilidad de sentirnos parte de ello. Realmente, preferimos considerarnos una banda de pop. Eso sí de pop muy contemporáneo, pues los métodos que empleamos son más acordes con los tiempos que corren y también estamos poderosamnete influenciados por la música electrónica. El sonido disco es sin duda uno de nuestros mayores referentes" . Un Ep que pasó como un espejismo por las estanterías de HMV –"Where Is The What If The What Is In Why?" (95)- precedió a "Do You Like My Tight Sweater?" (96), un debut en formato Lp que resistió los embates de la mediocridad merced a cuatro minutos de gloria -¿recordáis la pegadiza "Fun For Me"?-. A partir de ese momento, Moloko -pequeño homenaje a la bebida que consumen los inocentes garzones de "La Naranja Mecánica"- aprovechó la solidez de semejante hit para sostener una carrera marcada por la contínua búsqueda del esquinazo a la siempre acechante sombra del trip-hop. Semejante obsesión cristalizó en un artefacto que ahondaba en las piruetas vocales de la maciza Roisin –¡ese traje de lentejuelas, redios!- y estampaba en el tímpano del oyente demasiadas interrogantes. Una vez más un salvavidas en forma de hit les salvaría el pellejo. "No reniego de "Sing It Back", ni mucho menos. Nos gusta mucho esta canción y los remixes que se han hecho de ella son maravillosos. Es curioso que alcanzara el éxito tan tarde, pero lo cierto es que nos ha ayudado mucho" . Quién diría, de todos modos, que el endeble "I’m Not A Doctor" (98) sería el puente creativo que el dúo precisaba para encontrar un sonido en el que moverse cómodamente. Porque con "Things To Make And Do" (Roadrunner/Mastertrax, 2000) han encontrado el ángulo que mejor resalta las curvas de sus partituras. Esta vez sí. "Hemos intentado ir más lejos en lo que a la composición se refiere. Este disco se centra más en las canciones y deja más de lado los paisajes sonoros. Si algo ha cambiado respecto a los anteriores álbumes, es que nos sentimos mucho más cómodos y sueltos a la hora de escribir. Aquí hay cinco años de tours y aprendizaje y lo cierto es que se nota mucho" . Estamos sin duda ante la prueba de fuego, Brydon y Roisin sabían que vivir de las rentas de un éxito no les brindaría el tipo de eternidad que ellos ansiaban. Su tercer largo podía ser la estocada final del grupo o la descarga milagrosa que activara de nuevo sus constantes musicales. Brydon asiente porque "el primer disco carecía de definición, no estaba del todo enfocado; el segundo era muy oscuro y bastante inaccesible y el tercero es la rectificación de todos nuestros errores. Hay muy buen material y quién sabe, quizás nuestro cuarto álbum será todavía mejor y nos hará decir que el anterior no era tan bueno" . Con la mirada puesta en la pista de baile y la confianza en el cocepto de banda, Moloko han abordado el caos estilístico de sus credenciales desde una perspectiva más reflexiva. Emerge así un vaho de acid-jazz, house, disco y soul que termina acariciando los oídos del oyente como nunca lo habían hecho las canciones del dúo. La garganta de Roisin tiene mucho que ver en ello. "Está en uno de sus mejores momentos. Incluso diría que en este álbum la música está hecha para acompañar su voz. Cuando los dos funcionamos bien tengo que reconocer que todo sale a la perfección" . Hay margen para la confianza, claro que sí.
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