HOMBRE Y MÁQUINA
EntrevistasHumanoid

HOMBRE Y MÁQUINA

Redacción — 09-03-2000
Fotografía — Archivo

Como un puente tendido entre el mundo de las máquinas y los sentimientos al servicio del pop, HUMANOID viaja en ese continuo en el que algunas partes son mensajes personales provenientes de un humano lugar interior y otras, en un sentido más concreto, ritmos, experimentos y efectos especiales formando un artificio.

Y todo porque... «cuando era pequeño, buscando entre los discos de mis padres, encontré uno de Kraftwerk que me gustaba especialmente. Cuando llegó la comunión y me regalaron un casiotone me di cuenta de que todo aquello podía hacerlo yo». Prematuros comienzos los de Arturo Vaquero que, desde su Lugo natal, soñaba con los oscuros estudios desde los que provenían sonidos futuristas en forma de «Autobahn» o «Trans-Europe Express», siendo esos sonidos los que guiaron, tiempo después, su primer disco «Vectorspheres» (Jabalina, 98) que, como un todo, pertenecía a esos discos de una sola línea cercana al techno-pop minimal, creando su espacio personal. «En la música de Humanoid hay parámetros mezclados. Por un lado están las bases rítmicas con percusiones y bajos que tienen una estructura electrónica y por otro están las melodías que se crean desde el pop, esa mezcla hace acercarse en ocasiones la música a un concepto techno-pop». Melodías dulces, sencillas y que en ocasiones se hacen acompañar de coros o voces, consiguiendo su valor más alto de calidez y calidad. «Creo que esas canciones tienen su peso porque contienen voces, que en el pop siempre van por encima de la música adquiriendo presencia, pero que yo utilizo como un instrumento más sin que resalten sobre la música». Algo que se puede apreciar en «Green Eyed Princess» perteneciente a su recién publicado «O.C.R.» (Jabalina, 99), donde una preciosa voz (Ana L. Suárez –Sugar Daddies-) planea sobre flautas y teclados de caramelo. Pop de altura. «Este disco se creó con la intención de que fuera más pop que el anterior, pero también más bailable y variado. Quería que cada canción fuera distinta a las otras dando dinámica al disco, intentando evitar la monotonía. Hay sonidos breakbeat, trip hop o kraftwerianos que reflejan eso». Por eso en su nuevo trabajo hay canciones de baile químico («Stardust» o «Oszillator»), de inquietante disco-music («Alien´s Dance»), de belleza directa y de inspiración germana («A Trip To Düsseldorf»), de pop («The Girl In Disguise»), de trip-hop inteligente con recitado en francés («Aprés La Pluie»), de ritmo, de armonía y de buenas intenciones, que tendrán que abrirse paso, como Arturo reconoce, «en un país en el que la gente sigue reticente a la música electrónica que se hace aquí». Si grupos de fuera como Rinôçérôse o Air se llevaron los amores del público español -pasional con respecto al Techno más accesible- los cariños y confidencias bien podría llevárselos Humanoid.

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