Vives en una granja un poco en medio de la nada. ¿Cómo es tu vida en el campo?
Tengo una vida tranquila lejos de la ciudad pero muy ajetreada con todos los animales y el trabajo que supone cuidarlos. Tengo bastantes caballos, cabras, pollos, cuatro perros. En realidad es su granja y yo vivo de prestado.
Es un cambio de vida, ¿dónde creciste en Inglaterra?
Crecí en el este de Sussex, a unos ochenta kilómetros al sureste de Londres y se parece bastante a la zona en la que vivo ahora, me resulta familiar. Aunque nací en Londres.
¿Trabajas en casa en tu música?
Sí, Dave (su pareja y compañero musical) y yo montamos un pequeño estudio en casa y así aprovechamos cualquier momento de inspiración para grabar las ideas que van surgiendo. Nos da mucha libertad poder coger las cosas y dejarlas en cualquier momento sin depender de los horarios de nadie o sin tener que pagar a nadie.
También habrá cosas negativas…
Claro, cuando tienes esa facilidad te vuelves menos disciplinada a la hora de trabajar. Si estamos en medio de una gira es cómodo poder ir adelantando cosas. Dave sí que suele pasar varias horas al día allí encerrado, yo no entro salvo que tenga que hacerlo, la verdad.
Leí en una entrevista tuya publicada hace bastantes años que no te parecía nada especial editar un disco al año ya que era hacer una canción al mes, algo que creías que cualquier músico debería poder hacer. ¿Sigues trabajando a ese ritmo?
La verdad es que sí, puedo componer a ese ritmo pero al tener a la banda en Reino Unido ya no tengo esa facilidad para darle forma a las canciones y grabar a ese ritmo, es un tema logístico. Al ser una inmigrante en EEUU antes no podía salir y volver con la misma facilidad. Aunque sigo creyendo que componer una canción al mes es algo que todo músico profesional debería poder hacer, es nuestro trabajo.
Han pasado 20 años desde que editaste tu primer disco y todo, la industria, la música y el mundo, ha cambiado mucho. ¿Cómo recuerdas aquella época?
Es curioso. Aquel primer LP fue grabado en un fin de semana en los estudios Toe Rag de Londres y fue uno de los primeros lanzamientos grabados allí, que entonces era un local muy pequeño sin muchos aparatos. Yo entonces trabajaba allí llevando la contabilidad y me gané mi derecho a tener un tiempo de estudio. Así que aquel disco lo hicimos trabajando mil horas seguidas entre un grupo de amigos. Creo que entramos al estudio el viernes por la noche después de que la banda que estaba grabando terminase y trabajamos sin parar hasta el lunes por la mañana cuando entró a grabar el siguiente grupo. En lugar de pagarme por trabajar me dieron tiempo en el estudio y lo aproveché al máximo. Lo recuerdo como algo muy divertido, lo hicimos porque éramos amigos y era divertido. El disco es lo que es y lo recuerdo con mucho cariño, como si fuese mi diario de aquella época.
¿Lo has vuelto a escuchar?, ¿vuelves a esas canciones?
Pues es gracioso, hay un par de canciones en ese disco que a la gente le gustan bastante y hace poco me las pidieron y las volví a tocar, pero ese disco no tuvo mucho recorrido. Dimos algunos conciertos para promocionarlo cuando salió pero poco más y luego pasé a hacer otras cosas y dejé ese disco atrás. Así que me parece gracioso cuando alguien las pide a gritos en un concierto, pero apenas las recuerdo. Supongo que esa es la única manera de volver a ellas.
¿En ese momento pensaste que aquello era el primer paso de tu carrera o solo te lo tomaste como algo divertido que hacer?
Es que fue exactamente eso. Fue algo divertido que hicimos sin ninguna pretensión
¿Así que nunca imaginaste lo que vendría después?
Para nada, si alguien me hubiese dicho entonces que veinte años después seguiría haciendo música me hubiese reído. Era algo que hice porque me parecía divertido y creo que eso jugó a mi favor porque a día de hoy sigo haciéndolo para divertirme. Hacer música me proporciona mucha alegría, especialmente hacerla con los mismos amigos que empezamos de críos. No sé si seguiría sin ellos. Nunca he buscado otros músicos, siempre he tocado con gente que conozco. Si eso cambia, ya no sería lo mismo. Tengo la suerte de tener grandes amigos que además son grandes músicos. En este último disco cuento con prácticamente la misma gente con la que grabé en mi primer álbum. Ha sido un viaje conjunto.
No es algo muy común
Para nada, pero creo que la gente se separa por los motivos correctos, porque deja de ser divertido. Si no te lo pasas bien grabando un disco es probable que la gente no se lo pase bien escuchándolo.
¿Y recuerdas que te impulsó a escribir tu primera canción?
Sí. Mi novio de entonces era muy amigo de un músico y los dos solían pasar mucho tiempo en mi casa. Un día estábamos haciendo el tonto y Eric me enseñó a usar un cuatro pistas y creo que ese fue el principio de todo, me enganché y fue imparable. No recuerdo cuál fue la primera canción que escribí porque hice muchas seguidas en aquella época. Me pareció súper divertido todo lo que podías hacer con aquel cuatro pistas. Me volví loca y acabé siendo bastante buena usándolo.
¿Sigues usándolo?
Claro, es el mejor que puedes encontrar y ahora que tanta gente está volviendo a usar aparatos vintage me he convertido en una experta. Fue complicado aprender a usarlo pero me lo pasaba genial haciendo mis propios arreglos y grabándolos.
Cuando miras atrás a tu carrera y ves todo lo que has hecho, ¿qué te alegra más?
Bueno, nunca lo he llamado carrera. Hago otras cosas al margen de la música y esas cosas son las que me han dado seguridad económica para poder hacer música y seguir viéndolo como algo divertido y no como un trabajo. Poder hacer las cosas que he querido en las formas que he querido es algo que siempre he valorado y que ha sido muy importante para mí. Siempre he tenido otros trabajos y eso ha sido importante para mí porque me ha permitido ver la música como un juego. Así que poder cuadrar todo es lo que más me alegra. Y no siempre ha sido fácil. Dar conciertos de noche y levantarte temprano a cuidar los animales puede ser duro.
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