Hits magnéticos
EntrevistasThe Apples In Stereo

Hits magnéticos

Xavi Sánchez Pons — 22-05-2007
Fotografía — Archivo

Pocos grupos con casi quince años de carrera a sus espaldas son capaces de entregar discos tan frescos, inquietos y vivos como “New Magnetic Wonder” (Yep Roc/Discmedi). Con este trabajo The Apples In Stereo se reivindican como una de las bandas con más solera de la órbita independiente norteamericana. En una palabra, respeto. En junio estarán tocando en el Primavera Sound.

Es lo que tiene el indie americano. Está plagado de grupos que sin seguir modas, sin sufrir presiones de multinacionales y sin sentir el peso de la fama, se guían por su propio reloj vital. Sacan discos cuando les da la gana, lo promocionan a su manera y salen de gira si les gusta eso de subirse a una furgoneta y patearse medio país. The Apples In Stereo pertenecen a esta estirpe de músicos, y tras cinco años regresan con un compacto que les muestra en la mejor forma posible. Robert Schneider, cabeza pensante de la banda, nos cuenta el porqué de ese hiato. “He estado muy ocupado. Tengo un hijo de seis años y he pasado un montón de tiempo con él. Me mudé y moví mi estudio de grabación por gran parte de los Estados Unido. Me divorcié, algo que no fue muy bueno, la verdad, y luego me volví a casar, algo que ha sido precioso. También grabé un disco en solitario bajo el nombre de Marbles, trabajé con The Minders, hice giras con The Apples In Stereo…”.

”Durante la grabación escuché de forma obsesiva el grandes éxitos de la ELO. Hice lo mismo con el ‘Smile’ de Beach Boys”

“New Magnetic Wonder” (editado por Simian, sello propiedad del actor Elijah Wood) es un verdadero festival de rompepistas; una entrega que poco tiene que envidiar a los dos clásicos del grupo, “Fun Trick Noisemaker” (1995) y “Her Wallpaper Reverie” (1999), referentes absolutos de la nueva psicodelia. Pocos discos encontrarán este año con tanto hit por metro cuadrado. Tantos que no alcanzan los dedos de las manos para contarlos. La búsqueda del hit era una de las premisas de este nuevo larga duración. “Si, queríamos hacer un disco que explotara con canciones pop ribeteadas con psicodelia. Es un álbum largo y pusimos casi todos los hits al principio, así que los escuchas del tirón cuando te pones el disco en el coche, cuando te estás preparando para irte a algún sitio o cuando lo pones en una fiesta. Luego en la segunda parte ya empiezan a sonar las canciones más psicodélicas, como premio por haber escuchado todo el disco desde el principio”. The Apples In Stereo son, antes que músicos, melómanos de pro, auténticas enciclopedias andantes de la historia del pop. Se nota en sus discos, plagados de guiños a sus héroes. Su último esfuerzo está dedicado a Syd Barret (“Barret falleció cuando estábamos mezclando el disco en Brooklyn, algo que nos afectó profundamente. Es uno de mis grande héroes”), y gran parte de las canciones se miran en el espejo de Jeff Lynne y su Electric Light Orchestra, verdadero tótem del pop sin etiquetas que merece una justa revisión. De la ELO rescatan los coros doblados, los estribillos perfectos y el uso del vocoder. “Durante la grabación de ‘New Magnetic Wonder’ escuché de forma obsesiva el grandes éxitos de la ELO. Hice lo mismo con el ‘Smile’ de Beach Boys. Bryce Goggin, que co-produce el disco, tiene un Roland Vocoder vintage en su estudio, así que pasé un montón de días haciendo overdubs con él”. Una de las cosas que más sorprenden de “New Magnetic Wonder” es que aun aparece con el logo de Elephant 6 en la contraportada. Bajo aquel nombre se escondió (y se esconde) un colectivo de amigos que a base pop psicodélico dio nueva vida al indie norteamericano de los noventa, aquel que buscaba aire fresco tras la resaca del boom del rock alternativo. En el disco también participan dos leyendas del colectivo: Bill Doss (The Olivia Tremor Control) y Jeff Mangum (Neutral Milk Hotel). “Elephant 6 es lo que mis amigos y yo llamamos ‘nuestro círculo social’, y también como denominamos a nuestra manera de hacer música, y los sueños y visiones que compartimos. Quería hacer un álbum que no sólo fuera bonito e importante para el oyente, sino que también fuera toda una experiencia. Quiero escuchar este disco cuando sea anciano y sentir los sueños de la gente que ahora dan sentido a mi vida. Por eso invité a mis amigos a mi estudio, visité los estudios de otros… Hice eso con la intención de captar el buen rato que pasamos juntos. También fue una excusa para visitar a gente que es muy importante para mi”.

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