Toda una dimensión arrabalera en la que lo popular nace de viñetas teñidas locuacidad y bellos jirones poéticos. Sobre tan exultante retoño, nos hablan Daniel y Vicente.
Antes de nada, ¿cómo nace Hijos del trueno?
(Daniel Granados) Hijos del Trueno nace la necesidad. Vicente y yo llevamos muchos años haciendo canciones y actuando juntos, ya desde antes de formar Tarántula junto al Crepus. De alguna manera, Vicente me dijo una noche de forma muy seria que había que ponerse ya de nuevo con la música, que no fuera un “hijo del trueno”. Y le hice caso.
(Vicente Leone) Estos hijos nacieron, como otros muchos, partiendo de una semillita y cuidándola hasta nuestros días. Tenemos que remontarnos al otoño del 2016, cuando empezamos a reunirnos, para intentar musicar algunos textos que había estado escribiendo ese verano. Antes de las vacaciones de agosto, comentamos que a la vuelta, nos reuniríamos en el local, para mirar de empezar un nuevo proyecto y ver qué salía. Yo llevaba tres largos años sin banda después de finiquitar Tarántula... Desde el primer día, empezamos a obtener resultados curiosos, que nos volvieron a meter en esta adicción de componer cantinelas.
¿Cómo surge una colaboración como la de María Arnal?
(Daniel Granados) Soy amigo de María y desde hace tiempo tenia ganas de hacer alguna cosa con ella. Esta era una buena oportunidad. Con María no solo compartimos el gusto por la música, sino también una visión crítica sobre el papel de la cultura popular como lugar común de encuentro y de remezcla permanente. Y por otro lado, ¡qué mejor que una habanera para una de las voces mediterráneas más especiales de hoy!
"En otros contextos, como el anglosajón, no ha hecho falta esta recuperación del arraigo porque no existió una discontinuidad tan marcada como aquí".
¿Hijos del Trueno es una súper banda reunida para la ocasión o una formación pensada para durar en el tiempo?
(Daniel Granados) “Vamos lentos porque vamos lejos” y “Dios los cría y ellos se juntan” son dos dichos populares que hacen justicia a esta formación musical. No queríamos montar un grupo de músicos “profesionales”. Para nosotros es importante no solo compartir las aptitudes musicales, si no también una manera de divertirse tocando y darle la vuelta a los cánones que tanto nos aburren y que es lo que ha venido siendo nuestra idiosincrasia años ha (seguramente más por defecto que por virtud).
¿Cuánto tiempo llevó gestarse este disco, desde la primera vez que tuvisteis la idea de sacarlo adelante?
(Daniel Granados) Creo que unos dos años. Hicimos las canciones primero y luego montamos la banda.. Algo que hace tiempo podríamos haber hecho en tres meses nos ha costado algo más. Pero oiga, somos de cocción lenta y un buen cocido no se hace en una hora.
(Vicente Leone) No es que me guste la velocidad, pero bueno ni tanto ni tan... Espero el siguiente no cueste tanta calvicie. Podría ser que mis huesos ya anduviesen perdiendo su elasticidad original y me quede por el camino, adentrándome en lo más profundo del desierto, como una vieja tortuga con la brújula descacharrada.
Algo que me ha impresionado mucho es la producción del disco, que respeta un sonido muy al fresco, conservando todos los matices de la toma en directo. No sé si fue un trabajo concienzudo o algo que fue grabándose de forma natural, sobre la marcha?
(Vicente Leone) Fue grabándose de forma natural y sobre la marcha, aunque, sobre todo: Sobre la marcha... Dani podrá ilustraros más sobre ese particular.
(Daniel Granados) El sonido del disco es del todo a conciencia. Añadimos algunos arreglos a la toma en directo, pero no queríamos dejar de reflejar la frescura y el aire del directo. Desde el primer momento tenía claro cómo quería que sonara este disco. Y no lo hubiéramos conseguido sin la Cristian y Ferran de Caballo Grande, el estudio en el que hemos grabado, que te saben leer y aportan lo que necesitas.
¿Hubo alguna canción en concreto que os llevara a marcar la línea de acción del resto del disco?
(Daniel Granados) Diría que el “Derrumbao del faraón”, que empieza en rumba y acaba en jota pasando por vals. Fue la primera que nos salió –un poco sin querer– para dejarnos claro que no haríamos un ejercicio de estilo sin más. Eso nos hubiera aburrido como una ostra. El resto llegó solo y con mucha diversión de por medio, si no, ¡para qué!
El disco retoma la idea arrabalera que ya se podía intuir en el último disco de Tarántula. De hecho, ¿este trabajo no se podría interpretar como lo que siempre habíais querido hacer en vuestra anterior banda?
(Daniel Granados) En cada momento tiene sentido una u otra cosa. Pero si soy sincero, en cierta medida, siempre había querido hacer un disco así, sí.
(Vicente Leone) Todo lo que quisimos proponer con Tarántula se hizo en su momento... Y si quedó algo en el tintero, que no lo creo, no tiene nada que ver con Los Hijos del Trueno. La de ahora es una propuesta nueva, aunque no riñe con muchas de las ideas que canalizábamos con Tarántula.
"Lo que más no inspira de la Ciudad Condal es su futuro, y la distopía es muy útil para pensar y actuar en el presente".
En vuestro disco, hay rumbas, habaneras y toda forma arrabalera de interpretar las canciones. ¿Qué músicas os han marcado para trazar directamente este camino?
(Daniel Granados) Creo que más que nunca en este disco se nos nota desde qué lugar está hecho. Para nosotros es un disco claramente de música popular mediterránea, pero nos alejamos del folklore, que no hace más que congelar en el tiempo patrones antiguos y los concierte en fetiches. La cultura popular es un espacio vivo, y en Barcelona se remezcla de manera natural toda esa tradición que guarda la mar con ritmos latinos y de otras partes del mundo. Lo que haga falta para salir del canon. Y no hablo de world music; es un disco marcadamente barcelonés, en concreto, de entre el Raval y el Castillo de Montjuic.
(Vicente Leone) Todas las músicas que nos llamaron la atención desde niños y no habíamos afrontado todavía de una manera tan directa. Supongo aún nos queda margen para seguir jugando con estilos, ritmos, mensajes, danzas... No sé bien la razón, siempre me vienen a la cabeza símiles gastronómicos. Cada vez mezclamos más la comida con la música. Quizás deberíamos juntar las dos cosas, ya de manera definitiva. Sería cosa de poner a alguien a cocinar una fideuá con marisco encima del escenario, al ladito nuestro mientras tocamos. Vamos, que yo le pondría un micro a los fogones y dejaría el aroma a sus anchas, que se mezclase en el aire con las notas musicales.
Lorena Álvarez, Ruiseñora, Faia, Los Hermanos Cubero, ahora vosotros... Parece que la búsqueda del arraigo popular ajeno al pop de hoy en día es una pauta que está abriendo las perspectiva hacia esas músicas perdidas. ¿Cómo contempláis esta vuelta a las raíces anteriores al pop?
(Daniel Granados) En otros contextos, como el anglosajón, no ha hecho falta esta recuperación del arraigo porque no existió una discontinuidad tan marcada como aquí. El papel de la dictadura franquista en la apropiación de la cultura popular y tradicional a través de sus “Coros y Danzas” ha tenido mucha culpa en todo esto. Desacomplejarnos y recuperar lo que era nuestro era una cosa que tarde o temprano tenía que pasar. Y, por suerte, hay una nueva normalidad en vincular tradición y cultura contemporánea sin complejos y con toda la frescura que los Cubero, Lorena y otras ponen sobre el tablero.
(Vicente Leone) La verdad es que no tengo la sensación de volver a nada. Tengo la sensación de tirar palante. Menos mal.
“Sorprendentes adelantos” es un disco tremendamente mediterráneo, muy barcelonés, pero de esa Barcelona preolímpica. ¿Qué es lo que más os inspira de la ciudad condal para sacar adelante canciones como “Los zombis de mi ciudad” o “A la faldilla de Montjuic”?
(Daniel Granados) Lo que más no inspira de la Ciudad Condal es su futuro, y la distopía es muy útil para pensar y actuar en el presente. Ya lo decía Orwell.
(Vicente Leone) Nosotros no hemos decidido que nuestro disco sea Mediterráneo ni finlandés ni africano y sin embargo seguro encuentras trazas de casi todos los puntos del planeta entre sus textos y sus músicas. Nos llaman “world music”. Eso último me mola más... Y, de todas formas, tiene que notarse algo más cercano de por aquí, pues somos más de por aquí que de por allá y hemos elegido influencias más cercanas como principales, aunque las lejanas también andan pululando por la obra del Trueno.
Por otro lado, la condición tan regional del disco creo que apela a esa ley no escrita de que, incluso en un mundo tan globalizado, lo regional es el sentimiento más universal que hay. No sé si es algo con lo que estáis de acuerdo, o si preferís ser una banda considerada como local.
(Daniel Granados) Eso es como esos restaurantes de la costa turistificada que ponen en el letrero “cocina internacional”. Yo no entraría ni loco. Con la música me suele pasar igual.
(Vicente Leone) Creo que estamos dando vueltas, en realidad, al eterno asunto de las etiquetas y la etiquetología. Hay gente muy fan del etiquetado. Yo no, aunque sí me gusta cuando el etiquetado es para sacar punta al lápiz del humor. Nosotros componemos música del Trueno para todos los hijos. Hijos somos todos, hasta que no se demuestre lo contrario. También podría decir que componemos música mediterránea, haciendo exactamente la misma música del Trueno para los hijos... Sigo quedándome con world music, hasta que salgamos de nuestro planeta, para tomar influencias de otros lugares de la Vía Láctea.
Con una súper banda como la reunida para la ocasión, ¿cómo vais a plantear vuestros directos?
(Daniel Granados) Como una gran orquesta de baile popular mediterráneo.
Ya por último, ¿tenéis en mente sacar adelante un nuevo disco?
(Vicente Leone) Por supuesto. Tenemos un arsenal de piezas nuevas, listas para ser trabajadas y pulidas como merecen.
(Daniel Granados) Sí, ya estamos haciendo canciones nuevas. Está vez son más de la Barceloneta y Poblenou que del Raval y Montjuic, ya verás. Estamos pensando en meter gralla y Moog, pero todo a su debido tiempo.
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