Primer larga duración tras el anterior EP. ¿Dónde estabais y donde estáis?
Estábamos calentando y estirando antes de la carrera, y hoy por hoy estamos en la parrilla de salida hasta que el 5 de enero suene el pistoletazo, más preparados que nunca. También hemos cambiado de local, pero por lo demás seguimos igual. (Risas)
¿Qué produce más vértigo, la presión de un nuevo trabajo que confirme lo que mucha gente espera, o la posibilidad de no cumplir expectativas?
Pues la verdad que no nos hemos parado a hacer ese tipo de valoraciones, para nosotros ya antes de entrar a grabar iba a salir un disco muy especial y redondo, por lo que si a nosotros nos ha convencido a un nivel superior, la gente lo disfrutará de esa misma forma.
Claramente, la segunda opción de la anterior pregunta no ha sido la vuestra. El disco suena estupendo, con alma y con cuerpo. ¿Satisfechos o siempre hay un cierto ánimo autocrítico?
Los cuatro hemos acabado muy satisfechos tanto con el disco como con el proceso de composición y grabación. No quita para que las últimas semanas de mezcla hayamos sido muy puntillosos queriendo atar hasta el último detalle; e incluso después de haber acabado, no fue hasta la segunda escucha cuando dijimos: “Vale, ¡esto está brutal!”. Siempre hay autocrítica cuando valoras tu propio trabajo, pero en este caso ha sido fácil deshacerse de ella. (Risas)
Contadnos como fue el trabajo en el estudio, si hubo colaboraciones externas, si soléis llevar el trabajo muy preparado, listo para grabar...
Un par de meses antes de entrar a Koba hicimos unas demos en el local que nos vinieron genial para escuchar los temas de forma más objetiva y sobre todo para que cada uno pudiese currar en sus partes al máximo y así no hacerle pasar un mal rato a Xanpe. También es verdad que varios arreglos o incluso el tema acústico surgieron de una forma más espontánea prácticamente dentro del estudio, por lo que siempre es bueno dejar algo a la improvisación.
Uno comienza a escuchar ese inicio con "Still Calling", un rock'n'roll de corte clásico, callejero, juguetón y robusto, y es consciente de lo que sois: una banda mucho más allá de una etiqueta como heavy metal o incluso hard-rock, algo que llevamos defendiendo unos cuantos. ¿Creéis que un encasillamiento puede llegar a recortar las alas a una banda?
“Recortar las alas” no sería la expresión que usaríamos, hay muchos grupos que al encasillarse en la fórmula adecuada consiguen un éxito mayor. Lo que sí vemos es que detrás de un encasillamiento se esconde la falta de motivación y de inquietud musical o, en el caso de los grupos grandes, lo único que quieres es explotar la gallina de los huevos de oro. En nuestro caso como músicos estamos en constante evolución, componemos canciones que nos gustaría escuchar a nosotros y así seguiremos hasta que podamos comprarnos un jet privado. (Risas)
Leyendo los diarios de grabación publicados aquí mismo, en Mondo Sonoro, vemos que habéis dado gran importancia al equipo técnico con el que habéis podido contar. ¿Hasta qué punto la tecnología (aunque sea analógica), y no entendida como último modelo sino como la que cubre las necesidades buscadas, es fundamental para encontrar vuestro sonido?
Realmente no somos tan frikis del sonido, al final usamos nuestro propio material y el que pudimos obtener de varios colegas echándole un poco de morro. Lo que estuvo bien, y era algo que queríamos trabajar más que en “Storming the Gates” (2015), fue poder hacer varias combinaciones de sonidos adecuándolos a cada canción.
Demostráis el exquisito buen gusto de no abrumar a base de solos y demostraciones de virtuosismo mas efectistas que reales. Y sin embargo, sois unos instrumentistas de indudable valía. ¿Es complicado encontrar el equilibrio, y más en una escena que se presta tanto a efectismos?
Componemos lo que nos sale de forma natural, lo que nos gustaría escuchar, y el objetivo es hacer una canción. Si un tema tiene un solo de treinta segundos y otro tiene uno de dos minutos es porque creemos que la canción lo necesita.
El disco salta de rocks callejeros a temas con alma más blues y espíritu hard. Y de repente, te encuentras con una pildorita como la acústica "Traveller's Song", que ademas es puro guiño a los Zeppelin pero con personalidad propia. ¿Acojona salirse de la zona de confort?
¡Y tanto que guiño, es lo más Zeppelin que hemos hecho nunca! (Risas) Salir de la zona de confort es algo necesario por este tipo de cosas, al principio sí que tuvimos alguna duda respecto a si el tema encajaba con nosotros, pero se trata de abrir el abanico y más aún con algo tan especial como esa canción en concreto. Es algo que nos ha pasado con un par de temas más y curiosamente son los temas que más representan este nuevo disco.
Recuperáis una forma de entender el rock con mucha raíz en los años 70. ¿Vive un buen momento la escena que recoge el guante de aquella manera de entender el rock?
-Pues la verdad que sí, y ya no solo a nivel local, sino que parece haber un pequeño resurgimiento de este estilo de música en Europa también. Cada vez hay más bandas, lo cual es bueno para extender (la palabra de Lemmy) la cultura ROCK, aunque también es cierto que hay que tener cuidado y no perder la identidad propia ya que corres el riesgo de acabar siendo un “revival”.
¿Qué diferencias veis entre las cosas actuales que escucháis y los clásicos con los que habéis crecido?
A eso íbamos, parece que antes los grupos se ganaban a pulso una identidad propia y, salvando las distancias, cada grupo tenía ciertos factores que les hacía fácilmente reconocibles. Hoy en día, y sabiendo que hay autenticas bandazas, todo parece sonar algo más homogéneo. Aun así hay mucha joya escondida por ahí a día de hoy, por eso lo bonito es hacer un mix desde “Love Me Do” hasta la fecha actual. (Risas)
Eso sí, vosotros sois de esa cuerda de bandas de chupa y pantalón vaquero, muy alejada de cualquier imagen estrambótica. ¿Obliga ello a concentrar el esfuerzo en las canciones al no haber otra parafernalia? Kiss solo hay unos...
Hombre, lo importante es conectar con la gente a través de la música y las canciones, si a eso le añades un show imponente pues al que le guste estará encantado. Pero nosotros no somos mucho de parafernalias visuales y demás, salimos al escenario con la misma ropa que nos veras vestir en el día a día, y a lucir planta.
Sois una de esas bandas que aprovechan cualquier escenario al que poder subirse para descargar. ¿Cómo entendéis la necesaria relación grabación / actuación? ¿Un mismo camino de dos direcciones que se retroalimentan, o manda más uno de ellos?
Después de dos años presentado “Storming the Gates” tanto en Euskadi como a través de una gira estatal, nos dimos cuenta de que teníamos que componer nuevo material para ofrecer al público y sobre todo para saciarnos nosotros mismos; además que un nuevo disco trae nuevos bolos y la posibilidad de exprimir los nuevos temas durante cierto tiempo. También es cierto que tras esta última grabación le hemos cogido el gusto a componer, por lo que no vamos a estar sin hacer canciones hasta que hayamos abrasado a la gente con este nuevo disco.
El disco lo presentáis el día 5 de enero en el Kafe Antzokia de Bilbao junto a Fetitxe, que han prestado diversos equipos para la grabación y acaban de ser finalistas del Villa de Bilbao. Entendemos por tanto que será toda una fiesta de rock'n'roll, no? ¿Alguna sorpresa que se pueda avanzar?
Esa noche va a ser LA noche, estamos realmente ansiosos de que llegue para poder presentar el disco como se merece, además de para compartir escenario con nuestros colegas de Fetitxe: el sonido de Arrigorriaga se apoderará del Antzoki ese día. Será una fiesta que esperemos que todo el mundo recuerde, y por supuesto, habrá sorpresas...pero como su propio nombre indica, son sorpresas! (Risas)
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