Tener que coger los bártulos y largarte lejos de casa nunca es fácil, pero poco se habla de lo complicado que puede llegar a ser también el retorno a ese lugar que abandonaste. El encuentro casi irreal que se fragua con los diferentes elementos de tu pretérita realidad que ahora parecen haber cambiado tanto (¿o tal vez el que has cambiado eres tú?). Es en ese punto entre tierras, desubicación y melancolía en el que el cantautor y artista de Igualada Enric Verdaguer ha logrado dar forma a su esperado debut en solitario bajo el alias de Henrio. Como decíamos, una suerte de trovador folk que alterna el catalán y el inglés con el fin de narrarnos su sentido relato y cuya transformadora experiencia residiendo en Liverpool durante la friolera de cuatro años marca los pasos de su primer álbum titulado “Somewhere, Sometimes”.
“Gracias a Clara Peya volví a escribir y cantar en catalán sin complejos”
Aunque este disco suponga el nacimiento de Henrio formalmente, la vida musical de Enric Verdaguer va más allá. ¿Cómo empieza todo y en qué momento decides “vestirte” de Henrio?
Así es, tengo la sensación de que todo nace aquí, pero en realidad esto viene de largo. Yo con dieciséis años ya me di cuenta de que la música me flipaba, y de hecho saqué en 2015 un disco llamado “Moonstruck” con el que di varios conciertos por mi zona. Pero inevitablemente sentía que las cosas estaban yendo demasiado deprisa. Por ejemplo, yo nunca había estudiado música de forma convencional, así que en cierto modo me sentía un poco como un farsante, ¿sabes? Fue entonces cuando me tomé un pequeño paréntesis, fruto de esta especie de crisis existencial, y poco después fui admitido en la Universidad de Liverpool para formarme profesionalmente como músico. Poco a poco y de la mano de otros músicos que conocí allí comenzó a coger forma este proyecto que ahora responde al nombre de Henrio.
Se habla mucho de lo que cuesta mudarse, pero muy poco de lo que cuesta volver y eso creo que es un temazo. ¿Dirías que ponerte manos a la obra con este disco ha sido tu particular forma de hacer terapia?
Sí. De hecho, de ese retorno surge la necesidad por escribir algo más compacto. Tenía clarísimo que estaba en un momento personal muy extraño. Al regresar aquí me di de bruces con un montón de emociones que no me esperaba, y hacer este disco es lo que me ha permitido canalizar un poco el hecho de haber estado un año y pico sintiéndome tan ofuscado y perdido.
¿Notas que la composición del álbum te ha ayudado, entonces?
Poco a poco, pero sí. La lectura que hago ahora de todo lo vivido es mucho más positiva. Me he dado cuenta de que la nostalgia no tiene por qué ser necesariamente algo malo, también puede ser la señal de que has vivido cosas realmente bonitas. No fue nada fácil adaptarme a aquello, pero mis años en Liverpool fueron los mejores de mi vida.
Me consta que allí estuviste estudiando en nada menos que la universidad fundada por Paul McCartney. ¿Sientes que esta experiencia ha supuesto un antes y un después en tu técnica?
Yo diría que sí. Como te decía antes, yo nunca había estudiado música como tal, a excepción de algún curso de guitarra y cosas así. Así que ir allí lo cambió todo. Personalmente, diría que la clave de todo fue el entorno, el mero hecho de conocer a tanta gente de distintos lugares y con backgrounds tan variados, ya sabes. Todos retroalimentándonos los unos a los otros y generando un entorno creativo tan rico. Son contextos que recuerdo como la mayor fuente de aprendizajes que he tenido nunca y creo firmemente que este álbum supone un reflejo fiel de mi crecimiento personal y artístico.
"Cuando cantas en tu idioma natal existe un grado muy alto de desnudez emocional, y quizás el cantar en inglés sea mi manera de huir de ello"
El disco lleva el sello de Reino Unido, sin duda.
Sí, desde el mero hecho de que esté producido por Finn Howells, un chico londinense con el que compartí piso, hasta la simple verdad de que marcharme a Liverpool cambió todas mis nociones sobre lo que suponía ser artista y sobre qué acarrea hacer música.
Aun así, el disco también suena muy de aquí.
Sí, eso es innegable, aunque no fue fácil alcanzar ese sonido. Personalmente, creo que la razón por la que me costó tanto reconectar con mis raíces cuando regresé a Cataluña fue que, en aras de adaptarme a mi nueva vida en Liverpool, realicé una desconexión muy fuerte de todo mi bagaje. Aquí es necesario que hablemos de Clara Peya, quien supuso para mí un indudable nexo de unión con mi cultura y facilitó que mi regreso aquí fuera menos duro. Ella me invitó a participar cantando en su último disco, lo cual supuso que yo volviera a tener un quehacer en el mundo de la música tras mi vuelta. Siempre había conectado mucho con sus letras, tan brutales y duras, pero en el momento en el que me invitó a convertirme en su voz, la historia se volvió mucho más profunda. Gracias a ella me atreví a volver a escribir y cantar en catalán sin complejos.
También tenemos en el disco otro nombre, el de Eliot Alma.
Ella es una artista croata con la que también compartí piso en Liverpool durante la friolera de tres años y que también iba a la misma universidad que yo. Probablemente, Eliot sea la persona con la que establecí la conexión más fuerte que recuerdo en años. Escribimos juntos esta canción estando allí y tenía claro que tenía que acabar entrando en el disco. Habíamos hablado muchas veces de grabar algo más sólido, como un EP, pero por unas o por otras nunca pudimos encontrar el momento. A cambio, queda esta canción y también alguna colaboración que hice yo para su EP homónimo de debut, que sacó el pasado mes de noviembre.
Ahora que ya tenemos aquí el disco, ¿cómo ves la idea de vender una propuesta casi totalmente en inglés en este país?
La pregunta del millón [risas]. Yo creo que ahora es más fácil, ¿no? En su momento tenía la intención de que el disco fuera cincuenta por ciento en inglés y cincuenta por ciento en catalán, pero luego la cosa se quedó algo más desnivelada. De todos modos, tampoco diría que cantar en inglés sea algo que haga con premeditación. El proyecto nació allí y tenía sentido que se hiciera en inglés, simplemente. En este aspecto también se valora el porcentaje de exposición personal que tú ya le quieras poner, porque ya sabes, cuando cantas en tu idioma natal existe un grado muy alto de desnudez emocional, y quizás el cantar en inglés sea mi manera de huir de ello.
Como reflexión final de esta aventura vivida que ahora culmina en un disco, ¿qué consejo le darías a alguien que esté replanteándose la idea de vivir una experiencia similar a la tuya?
Soy bastante malo dando consejos, pero creo que algo que a mí me hubiera gustado tener más claro en su día es que no es tan importante el resultado final de las cosas como el proceso en sí hasta que las consigues. ¿Me explico? Siempre me había obsesionado mucho saber desde el comienzo qué había que hacer, qué dirección tomar, hacia dónde ir… Pero creo que la clave para que ahora mis proyectos lleguen a algún lado es el hecho de haber podido superar los bloqueos que conlleva el obcecarte con un destino concreto. Lo que vas a obtener nunca es lo que te has planteado desde un inicio, y cuando tienes claro eso, disfrutas mucho más de cualquier proceso creativo.
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