Acabas de finalizar una extensa gira por nuestro país. Estuvimos en tu concierto de Madrid y nos encantó ¿Cómo ha ido esta gira?
Lo pasé muy muy bien. En la gira del año pasado lo pasé increíble, pero este año no sabía qué esperar porque había venido hacía poco y, por ejemplo, en Madrid vino mucha gente para ser un lunes. Y la gente vino a bailar y disfrutar. Y eso me encantó. Cada ciudad fue una sorpresa. Vigo, por ejemplo, fue un domingo y también vino mucha gente. Zaragoza, málaga, Sevilla... fue toda una sorpresa visitar lugares tan lindos.
Es cierto que la ubicación de esta gira era un poco extraña, porque el nuevo disco sale en febrero y el anterior, “Far In” (4AD, 21), tiene ya cierto tiempo.
Nos preguntaron si queríamos hacerlo y dijimos que sí. Hubo un momento en el que pensamos en sacar el disco por estas fechas, pero al final lo movimos un poco en el tiempo para esperar hasta el año que viene. En cualquier caso, sacamos un tema nuevo y fue todo bien.
En mi crónica del concierto decía que eres un artista con un aura muy especial y un encanto muy específico, de esas que iluminan la propia música. Lo que aquí decimos coloquialmente “tener mucho rollo” ¿Eres consciente de eso? ¿Cómo te ves a ti mismo como artista?
Yo creo que trato de emitir lo que soy. Lo que quiero ver en mí. Y eso no puedo hacerlo a cada instante y todos los días, pero intento tener esa expresión de estar satisfecho de poder hacer lo que quiero hacer. Y eso, compartirlo con gente que quiere ir a ver esta música en directo. Es tener eso y compartirlo. Sabes que no se puede hacer todos los días, pero tengo la buena fortuna de hacerlo cada poco. Tengo la suerte de despertarme cada día y dedicarme a esto.
“Tengo la suerte de despertarme cada día y dedicarme a esto”
Estamos acostumbrados a las típicas estrellas de rock, con su imagen vanguardista y extrema. Sin embargo, en el escenario tú apuestas por la normalidad y cierta austeridad, cediendo todo el protagonismo a la música ¿Es tu intención no desviar la atención de las canciones?
Bueno, depende. Pero sí que pienso mucho en cómo quiero que la gente me mire y cómo me vea. Guardo algunas cosas para el escenario, pero me gusta hablar con gente y estar conectado con la gente. Y eso es parte de la música: conectar con la gente. Cuando estás con la música tienes que conectar con la gente, no te queda otra. Me gusta bailar (Risas). Al menos eso sí, y eso es lo que le pido a la gente: me encanta ver cómo baila todo el mundo, porque eso te saca algo. No hay una única manera de bailar que sea la correcta. Cada uno se mueve de una manera interesante y eso también me gusta.
Tu anterior disco “Far In” era un trabajo extenso de quince canciones, mientras que “Phasor” (4AD, 24) sólo cuenta con nueve temas ¿Es, de algún modo, este disco una respuesta a tu anterior trabajo? ¿Buscabas ese contraste?
Sí, definitivamente. Con “Far In” quería compartir muchas ondas sonoras. Quería que la gente conociera facetas diferentes de lo que yo hago. Mientras que “Phasor” es como una única idea. Hay muchas cosas dentro, pero está más enfocado en tratar de comunicar estas canciones dentro de su propio mundo. Creo que en “Far In” cada canción era su propio mundo, y había canciones un poquito más largas, incluyendo algunas de seis minutos. Quería enfocar hacia donde vivo ahora. Ahora tuve más tiempo para hacerlo. No es que con “Far In” estuviera más estresado, pero lo hice en Texas y luego fui a Brooklyn... me estaba moviendo bastante y no estaba centrado en un solo lugar. En este disco pude centrarme más: es un solo mundo; estoy en este mundo concreto y ya está.
En cualquier caso, en términos estilísticos, diría que “Phasor” no deja de ser una continuación lógica y no demasiado alejada de “Far In”, lo cual es una gran noticia teniendo en cuenta que tu anterior disco era magnífico ¿Qué tipo de aspecto querías que tuviera este disco?
Eso nunca lo sé hasta que estoy justo terminándolo. Bueno, no es del todo verdad. Busco un par de canciones que son como ejemplos para mí y los uso como la paleta de sonidos que voy a tratar de utilizar para hacer el disco. En “Far In”, por ejemplo, lo hice con la canción “Gemini And Leo”. Y con este disco la piedra de toque fue “I Just Wanna Wake Up With You” y “Colores del Mar”. Esas dos me dieron algo que creo que es bien bonito. Y así es cómo voy componiendo el disco: “Ah, ok, aquí están los sonidos que quiero utilizar”. Así formo el resto de canciones que tengo para que se complementen. No es como crear el disco de la nada: tengo un montón de semillas e ideas, pero ya que tengo estas canciones que sé que me gustan, enfoco el resto de ideas hacia ahí para ver si choca o sí, por el contrario, encaja con las otras canciones.
¿Cuánto de autobiográfico hay en estas nueve nuevas canciones?
Algunas cosas sí que lo son, claro. Por ejemplo, hay una canción que se llama “Flores” que la hice pensando en mi abuela que falleció hace dos años y también una amiga que falleció el año pasado. “I Just Wanna Wake Up With You” es una canción de hacer tu vida en casa, con tu pareja. Y sobre ese sentimiento de sólo querer despertar con ella, sin necesitar nada más: ese mensaje tan simple que conlleva despertarse y sentirse tan bien con una persona a la que amas. Eso es increíble.
¿Qué puedes contarme del primer single “LFO (Lupe Finds Oliveros)”?
Lo bonito de esa canción es que vino cuando estaba haciendo el álbum y de repente me quedé algo estancado. No sabía cómo avanzarlo. Tenía muchas canciones, pero sentía que no sabía lo que estaba haciendo o si estaría haciendo las mismas cosas de antes. Y luego, una noche, empecé a grabar unas guitarras distorsionadas, haciendo un experimento. Ahí salió una voz que uso bastante cuando estoy cantando en vivo y que es raro que lo use en grabaciones, pero me gustó cómo quedó en esta canción. No sabía si se iba a quedar en el álbum o no, pero de repente supe que sería la primera canción del disco. Sé que es diferente porque mi voz está como en otro lugar, pero es lo que necesitaba hacer.
¿Dirías que “Phasor” tiene algo de absolutamente inédito con respecto a todos los discos previos de Helado Negro? Me refiero a si en el disco hay algo que no estuviera en absolutamente ninguno de tus trabajos previos.
¡Ojalá! (Risas) Como te decía refiriéndome a esta canción, encontré esta voz que hasta ahora sólo la utilizaba en directo. Y usarla en grabaciones me abrió la mente: me di cuenta de que todavía había algunas avenidas inéditas en las que encontrar mi voz. Es el único instrumento que va cambiando con respecto voy cumpliendo años, así que es bonito saber que está cambiando y creciendo hacia otro mundo. Y también hay una canción al final del álbum, “Es una fantasía”, que yo creo que es mi favorita del disco. Lo bonito de ese tema es que nunca trato de escribir completamente en ficción. Y en este tema hay dos protagonistas que viven la fantasía de intentar estar en la vida de otra persona y flotan en torno a esa idea. Historias hechas de la nada, que no es algo que yo haga mucho porque suelo sacar historias de mi propia realidad.
“Los amigos siempre son influencias”
En tus discos se entremezclan soul, ambient, pop, electrónica, bossa nova, R&B, funky, jazz... ¿Cómo se gestiona todo eso y se pone en orden para que derive en canciones tan seductoras como las que tú firmas?
Es difícil ponerlo en orden, y me da mucha paz cuando veo que en mi mente tengo ese desorden del gusto por muchas cosas (no solo de música, sino también de cine) y la música me da la posibilidad de coger algo de todo eso y hacerlo mío. En mi voz. De este modo, tengo algo que es mío, pero que también tiene referencias de otras partes. Eso es lo que, en realidad, soy yo: soy de muchas partes del mundo. Mis padres son de Ecuador, yo soy de Florida y he vivido en muchos lugares, sintiendo muchas cosas y amando muchas cosas. Y me encanta mezclar todas esas cosas.
Otro tema que me gusta es cómo combinas en tu música el español con el inglés. En la práctica ¿Cómo decides si cantar una canción en un idioma u otro?
Tiene que ver con la melodía que estoy buscando y que encaje con alguna palabra. “Esta melodía suena a esta palabra”. Así va cuadrando con la idea que quiero comunicar. Es así como sale: son formas de sonidos y unas ideas abstractas o íntimas... sonoridades.
Hay una cosa que me pasa con tus canciones: es fácil enamorarse de ellas, pero luego no te cansas de escucharlas. Inmediatez y trascendencia ¿Qué tipo de música quieres hacer?
Lo que hago, lo hago al servicio de la canción. Si la idea llama a eso, la canción tiene que tener esa inmediatez, pero creo que he escrito muchas canciones que no son así y que lleva un tiempo enamorarte de ellas. También en “Far In”. Creo que ahí no todas las canciones son inmediatas. Pero, en cualquier caso, solo espero que sea la propia canción la que me diga qué es lo que quiero.
Eres un artista dotado con una sensibilidad concreta ¿Cómo pones eso al servicio de tu arte? Además de músico, trabajas otras artes como vídeo y escultura.
Quiero eso para mi vida, así que no me queda otra que intentar poner eso en mi arte. Creo que la música que hago trae un poco de calma y paz. Y yo eso lo necesito. Es un espejo de mi vida: más que nada, hago lo que necesito.
“Far In” fue un disco más ambicioso y diverso que tus trabajos previos ¿Crees que ese disco te abrió a nuevas perspectivas y te abrió, a su vez, a un público más amplio? Coincidió también con tu fichaje por el sello 4AD.
Sí, definitivamente. Suena diferente. Sentía que estaba en ese nuevo sello y quería llevar algo nuevo y alzar los sonidos de las canciones hasta un nivel que yo sabía que podía alcanzar. Encontré sonidos que no había encontrado antes. Hay una canción, “Aureole”, que me encanta y es como un punto de partida para este nuevo disco. Es la abuela de las nuevas canciones. Quería revisitar ese momento en el nuevo disco también.
¿Tuviste más medios para grabar ese disco gracias al fichaje por 4AD?
No, no. Fue durante la pandemia, así que estaba viviendo en Texas y sólo tenía acceso al estudio que estaba allí. Y era un estudio que estaba muy bien, pero no era un estudio de súper lujo, ni nada por el estilo. Tenía lo que necesitaba y eso es todo. Grabé bastantes cosas y luego, cuando regresé a Brooklyn, grabé el resto en el estudio de un amigo. Era pequeño, pero tenía todo lo que necesitaba. Se trataba sobre todo de mover un poco el cerebro para conseguir el empujón definitivo para sacarlo afuera. Eso también lo hice con “Phasor”, y para mí “Phasor” suena mejor que cualquier otro disco que haya hecho. Tiene un sonido muy especial.
Hay dos nombres que se me vienen mucho a la cabeza escuchando tus dos últimos discos: Devendra Banhart y Prince.
Devendra es un amigo de hace ya mucho tiempo. Nos conocemos desde que yo hice mi segundo disco. Es muy buen amigo mío desde hace muchos años. Y yo creo que los amigos siempre son influencias. Yo la gente con la que quiero colaborar es con mis amigos que hacen música. Siempre son influencias en mi vida. Y Prince... pues claro ¡me encanta! (Risas).
Efectivamente, has colaborado con otros artistas ¿Por qué lo disfrutas tanto? ¿Con quién te gustaría colaborar en el futuro?
No tengo nadie en firme, pero como te decía, me encantan mis amigos y me encanta colaborar con ellos. Aprendo tanto y hay tanta confianza entre nosotros que eso te la posibilidad de cometer errores; también de aprender y de tener al lado a alguien que te pueda empujar a hacer más. Eso es lo bonito y siempre busco en mis amigos hacer juntos algo que no hayamos hecho antes y ese poder decir “No. Lo puedes hacer mejor”. Así me ahorro demorarlo en el tiempo: ese que lleva conocerse, romper el hielo y lograr esa sinceridad que implica que te digan que, aunque le gusta lo que haces, puedes lo puedes hacerlo mejor. Y sin que a nadie le siente mal o lo malinterprete. Es difícil tener esa confianza tan rápido si no es con amigos. Antes de trabajar con la gente, prefiero conocerla.
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