Una nueva muestra de la frescura de un grupo iconoclasta, sin tabues ni prejuicios, que se tira de cabeza a una espiral de vitalismo y placer, que nos ayuda a rescatar ese término que tan manidamente han utilizado los amantes de la bossa pop: el hedonismo. Joel Gibbs, líder de la numerosa banda, afirma. “Bajo una connotación positiva, sí, en cierto modo eso es lo que son Hidden Cameras. Divertirse, hacer lo que uno quiere, disfrutar del sexo, el alcohol...”. Una postura que en su anterior disco definieron como “Gay Church Folk Music”. “Desde luego ahora no utilizaría ese término, para mí no tiene sentido ya, eso fue hace dos años. Tengo que buscar un término nuevo para este álbum (risas)”. Lo realmente interesante es entrar al trapo con las múltiples referencias del grupo, esa cruz rematada con un falo o esa extraña espiritualidad, que les acerca de algún modo a The Polyphonic Spree pero de una manera, digamos, más terrenal. “Usamos términos, imágenes y alusiones religiosas, pero también metemos imaginería sexual... Me gusta fusionar cosas diferentes”. Todo esto se traduce en una palabra, en una forma de mostrar las cosas: provocación. “Sí, me gusta que mis letras tengan ese punto provocativo. En cierto modo es una manera de obligar a la gente a pensar. No me gustan esas letras tan abstractas, que no tienes ni idea de lo que están diciendo, ni la tienen sus autores (risas)”. Pero siempre con la música como fin principal, como demuestra esa canción que les sirve como lema “Music Is My Boyfriend”.
"No me gustan esas letras tan abstractas, que no tienes ni idea de lo que están diciendo, ni la tienen sus autores" |
“Esa canción es una canción de ruptura. Cuando quieres ser feliz y rompes con algo: para mí la música es esa manera de romper con algo. Para otra gente puede ser su trabajo o cualquier otra cosa. Si eres fan de la música, simplemente escuchar un disco puede hacerte feliz”. “Mississauga Goddam” (“Es una referencia a Nina Simone y su ´Mississipi Goddam´. Nos pareció divertido. Nosotros somos de Mississauga, está muy cerca de Toronto, y es un sitio realmente aburrido”) incide en los mismos parámetros que “The Smell Of Our Own”. Casi diría que el discurso no varía ni un ápice, un discurso sin duda fresco por su propia naturaleza, a la vez ambiciosa y falta de pretensiones, que, como no podía ser de otra manera, se sublima en el directo, aunque su actuación en el Primavera Sound no fuese el sitio más apropiado para comprobarlo. “Nos gusta hacer algo diferente en directo, pero en un festival es difícil. Simplemente vienes y tocas. Es difícil pedir algo especial… En Toronto no tocamos en pubs, tocamos en iglesias. Nuestro último concierto fue en el Du Maurier Theatre, donde colaboramos con una compañía de danza moderna. Catorce bailarines que se situaban justo en el centro del escenario, mientras que nosotros tocábamos a un lado… Una vez nos llamaron para hacer una actuación en un galería de arte. El precio de la entrada costaba cerca de cien dólares, así que para que mis amigos pudiesen entrar les metí a todos como bailarines, disfrazados de maneras increíbles, cada uno con una máscara que se habían hecho ellos mismos. Escribí un setlist y les dije qué tenían que hacer en cada canción. Pero les dejé mucha libertad para que hiciesen lo que quisiesen. En una canción les dije que se fuesen hacia el público y creo que a la gente le gustó romper esa línea que siempre existe entre ellos y los artistas... Maggie y Mickey generalmente sacan a la gente a bailar. Un baile simple, más bien como si estuvieran haciendo ejercicio. Pero es una manera de romper su postura, simplemente de pie, o dando los golpecitos con el pie. Mejor que bailen (risas). Es gracioso ese tabú que existe entre la gente: bailar o no bailar. De este modo la gente lo desafía. Y lo curioso es que cuando ven bailar a otros al final casi todo el mundo acaba moviéndose. Es divertido hacer que la gente se involucre en este tipo de cosas. El directo tiene que ser algo más ágil, más rock, la gente tiene que pasarlo bien. Creo que es un concepto totalmente diferente al del disco. En el disco utilizas una serie de aparatos más bien con la intención de crear unas texturas. En directo toco la guitarra mucho más fuerte y rápido que en las grabaciones”. Un disco luminoso, vitalista, lleno de emoción de energía. Absolutamente recomendable. Esperaremos poder disfrutar en breve sus conciertos en toda su intensidad.
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