"En el desierto de Sonora aprendí que la muerte no existe"
EntrevistasHéctor Guerra

"En el desierto de Sonora aprendí que la muerte no existe"

Miguel Amorós — 26-03-2018
Fotografía — Archivo

"Desde el infierno" (Kasba, 18) es un disco de contrastes. Héctor Guerra nos incita al baile con sus canciones a base de rap, trap, reggaetón, cumbia, dancehall y bases electrónicas, pero a la vez intenta curarnos el espíritu con cantos ceremoniales chamánicos que te pueden hacer reflexionar sobre cómo vivimos y hacía dónde vamos.

Tras formar parte de Pachamama Crew, un colectivo musical compuesto por sudamericanos y españoles que editó un disco del que vendieron miles de copias, Guerra inició una aventura en solitario con "Amor" (2012), "Gracias por existir" (2015) y el disco que ahora presenta y que cierra la trilogía.

Desde el Infierno, a pesar de la variedad musical, tiene un aire conceptual con esa introducción tan espiritual de "Todo está bien y viene mejor" y esos "Cantos de Poder" intercalados entre las canciones. ¿Cuál es la finalidad de esa intro y esos cantos de poder?
El disco fue escrito tras ceremonias y rituales con chamanes en el norte de México, usando medicinas ancestrales como el Sapo de Sonora, que produce Dmt a través de su veneno. Después del ritual escribíamos las visiones y luego las transformaba en letras de canciones. En una de las ceremonias pusieron muchos mantras de la India y cantos de poder, pero estaban en idiomas que yo no entendía. El chaman me animó a hacer los míos, así que, la intro del disco, “Todo está bien y viene mejor”, es mi mantra en español, mi canto de poder. Para hacerlo utilice varias herramientas. Las palabras del principio y del final, están expresadas tal y como llegaron de las visiones, por otro lado, todos los sonidos posteriores los hace un brujito que los utiliza para sanar a la gente a través de las frecuencias. Después hice un beat de trap. O sea que cada vez que alguien escucha esa canción, sin darse cuenta esta siendo sanada, su frecuencia está siendo modificada de una manera positiva. Es música de sanación, pero en vez de ser música de yoga es un trap.

Es música de sanación, pero en vez de ser música de yoga es un trap

¿El orden de las canciones fue algo que trabajaste especialmente?
Si, todo esta medido al detalle. Desde el libreto del Cd hasta el orden de las canciones. El orden sigue un ritual ceremonial. Comienza con una meditación poderosa, luego nos perdonamos y liberamos de nuestros apegos. Esto da paso a una ola de alegría y euforia que da paso a una reflexión más tranquila, que enfrenta nuestros demonios, dolores y miedos y dan paso a un gran aprendizaje el cual te vuelve a llevar a una ola de alegría y euforia, pero con mucho aprendido.

¿De donde bebe más tu lírica, de la emoción, de la rabia, de la denuncia, del amor, del desamor?
Mi lírica en general es como el día normal de cualquier persona, lleno de diferentes y contrastadas sensaciones y experiencias. Te levantas por la mañana al lado de tu reina y le haces el amor y de ahí te sale una idea para una canción romántica o picosa. Vas a desayunar pones la televisión y en las noticias te enteras de como a un artista por expresar una opinión en una red social, lo llevan a la cárcel y de ahí viene una idea más social o de rabia contra el sistema. Sigue el día te vas a trabajar y después de 8 horas aguantando a un jefe haciendo algo que no te gusta, escribes sobre la frustración. Luego ves a unos amigos y te tomas un par de cervezas y escribes una canción fiestera, y después te vas a yoga y te conectas con tu yo interno y escribes algo sobre tu espíritu. La vida misma en todo su esplendor es la mayor inspiración para mis letras.

Hasta que punto te han influido para este disco las vivencias que has te nido con cada una de esas comunidades indígenas con las que has vivido: Purépechas de Cherán,Wirrarikas en el desierto de Wirikuta y Comcaac en el desierto de Sonora
El disco está basado en todas estas vivencias. Los tres pueblos tienen cosas en común muy importantes. Ninguna se mezclaron con los europeos y son guardianes del conocimiento, poseen secretos sobre el mundo que solo ellos saben.
Nombrarte todo lo que aprendí sería un libro, pero puedo destacarte algunas cosas que me han marcado mucho.
Los Purépechas de Cheran viven en bosques de pinos en altas montañas. Ellos me enseñaron que hoy en día absolutamente todo lo que nos venden en la farmacia lo podemos tener gratis y con mayor efectividad de la misma naturaleza.
Los Wirrarikas en el desierto de Wirikuta me enseñaron a escuchar al fuego, el sol, el viento o el agua. Con ellos probé su medicina, el Peyote.
En el desierto de Sonora, con los Comcaac, aprendí que la muerte no existe, lo sagrado de la energía femenina, que hay diferentes dimensiones donde hay diferentes seres no humanos, vidas pasadas. Con ellos probé el OTAC o Sapo de Sonora, DMT.

La mayoría de las músicas no las compones tú. ¿Cómo funciona la elección de la músicas para cada canción?
Fue muy difícil encontrar beatmakers que hicieran lo que yo tenía en mi cabeza y corazón, muy muy difícil. No había referentes para guiarlos y no existía algo parecido. Después de escuchar cientos de instrumentales que me llegaban, decidí trabajar de otra manera. Busque a productores que fueran capaces de traducir mis ideas en música de una manera eficaz. Por ejemplo, con Kju de México o el Profesor Angel Dust de Barcelona, yo les indicaba el beat y el tempo, los acordes, les decía quiero un reggaeton, pero aquí le vas a meter un trap y luego un puente dancehall. A está cumbia hazle un corte trap, etc. Así conseguí crear los ritmos que necesitaba. Ellos agarraban mis indicaciones, y añadían su sabor.
Por ejemplo Libre De Apegos comienza con un dembow reggaeton con un toque de cumbia, el verso entra con trap y al final tiene un puente dancehall, pero la estructura está tan suave que ni te das cuenta, el contraste es equilibrado.

En este disco hay muchísimas colaboraciones, tanto en las músicas como en las voces. ¿Eso es algo que es natural para ti? ¿Es herencia de Pachamama Crew?
Viajo mucho y a cada ciudad que llego me encanta dejar una huella musical con alguien de ese lugar, así que siempre ando colaborando con muchos músicos diferentes. Pachamama Crew lanzó un disco con Warner en 2011 llamado Lagrimas, después de eso el grupo se convirtió en un colectivo internacional llamado Pachamama Familia con bases en Madrid, Paris, Los Ángeles, México, La Paz, Japón, etc. Se trata de una red independiente donde todos sus integrantes disponen de unas fechas, un estudio, promoción, videos, sitios para dormir, etc. en cada una de estas ciudades y países.

"Desde el Infierno" es la tercera parte de una trilogía. ¿Cómo definirías cada uno de los discos de esa trilogía?
La obra completa se llama “Amor desde el infierno” y está compuesta por esos tres discos: Amor, Gracias por existir y Desde el Infierno y me encantaría que finalizara con un documental y un disco en vivo.
Todo empezó cuando estaba en Madrid con Pachamama en 2011. A través de un brujo cubano pude entrar en trance y tener una visión la cual decía que tenía que ir a México y encontrar a un chaman que me estaba esperando. Así que esos tres discos narran las aventuras, amores, desamores, fallos aciertos, alegrías y dolores de Héctor Guerra por México buscando a ese chamán, que por fin encuentro en el tercer disco siete años después.

¿Ya tienes pensado como continuará?
Pues soy un acelerado y tengo en mente muchas cosas que vendrán después, pero no es momento de contarlas aquí. Este ciclo de vida en México se cierra con este disco. Así que lo próximo dejará de tener la influencia de sonidos mexicanos para dar paso a nuevos horizontes.

¿Cómo van a ser tus directos presentando este disco?
Es algo que la gente nunca ha visto por Europa. Dj, tuba, danzas ancestrales, colaboraciones, visuales, etc. Para festivales todo se enriquece con percusiones, batería y bajo.

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