Veinte meses después pocos parecen acordarse ya de «Hecho, Es Simple», debut discográfico de 7 Notas 7 Colores. Corría el 97 y algunos estábamos inmersos en una etapa de bullicio. Todos los esfuerzos iban destinados a hinchar un expediente ansioso por difuminar el rastro dejado por las urgencias históricas. Las mismas de las que hablaba Valdano para referirse al obsesivo anhelo blaugrana de conquista deportiva; las mismas que buscaban llenar el hueco hip-hopístico imperante en España. Y si CPV fueron los primeros en publicar (segundos si abordamos el ahora entrañable debut de BZN), 7 Notas 7 Colores fueron los primeros en, para que nos entendamos todos, vender. Vender y, además, traspasar la frontera comercial impuesta por el automatismo sectario del propio público especializado. Porque «Hecho, Es Simple» gustó a propios y extraños. Sus veinticinco mil copias expedidas lo dicen casi todo. Entre otras cosas, que el seguidor de Dover también se hizo con el álbum. Mucho Muchacho (a partir de ahora, podéis llamarle Mucho Mu) se vino de excursión con su pose (después entraremos en detalles) a la redacción de Mondo Sonoro, y entre petardo y petardo, también hubo espacio para la dialéctica. «Yo también lo veo positivo. Llega un momento en el que a mí no me hace falta que tú seas un b-boy para que me entiendas. Creo que en el hecho de haber atraído a público ajeno al rap puede haber influido el rollo que lleva el grupo, las letras, mi personalidad... muchas cosas». Está claro: a la gente le sedujo la personalidad de Mucho Muchacho y un mensaje, el suyo, alejado de la endogamia reinante en la escena. Un éxito ‘arrollador’ (las comillas también juegan; en Francia, por ejemplo, esa cifra sería irrisoria) que, además de premiar el inicio de carrera de 7N7C (así para el resto de artículo), experimentaba, por primera vez, con la posible solidez comercial de un género habituado a ella más allá de nuestras fronteras, pero reticente dentro del territorio. A todos nos pilló por sorpresa. Bueno, a todos no. «Después de un año lleno de cosas malas en la vida, alguna vez te tiene que salir bien. Las ventas no me sorprendieron porque, de hecho, yo me esperaba eso y más. Lo que sí me sorprendió fue que me pudieran pasar tantas cosas malas, ¿sabes?».
A más ventas, más dinero; y a más dinero, más medios. No falla. No lo digo yo: lo dice «77», segundo disco de Mucho y compañía. En primer lugar, 7N7C ya tienen un estudio propio. Todo el proceso de grabación (exceptuando un par de temas), mezcla y masterización se ha llevado a cabo en el mismo. De éste ha surgido un álbum casado con la actualidad pero comprometido con el futuro, un excelente trabajo en el que todo (textos y música) parece avanzar dos pasos; y lo hace con seguridad y convencimiento, sin depender del préstamo ajeno. «Las letras estaban casi todas hechas desde hacía tiempo, menos unas cuantas que salieron en el estudio. El trabajo ha sido, básicamente, musical, y ahí Dive se lo ha trabajado muchísimo durante este año». Sí, hacía falta. Dive Dibosso merece, además del lógico reconocimiento, una reivindicación. Siempre en la sombra, detrás de la mesa en el estudio y de la cámara en las sesiones de fotos, ajeno al movimiento circular de las grabadoras y al fervor que impone el escenario del directo, Dive Dibosso debe conseguir con «77» esa reverencia de admiración que algunos le negaron cuando «Hecho, Es Simple». Ambos discos, a su manera, han conseguido presentar una alfombra sonora de antología. «Bueno, es que a DJ Vadim le encantan las bases del primero. De ahí surgió nuestra relación; le molaba el disco, lo ponía en su programa de radio y al final nos llamó. Es que yo creo que las bases de «Hecho, Es Simple» se acercan mucho al rollo de Vadim, bueno, ya sabes: a los dos les gustan las bases muy simples, muy cerradas». Ahora, su regreso dibuja un colchón musical excitante, arterial, arriesgado y, por encima de todo, convincente. Dibosso ha cambiado de tercio y ha entregado un soberbio catálogo de vivencias sónicas que, por momentos, alcanzan cotas maestras. Mucho Mu habla en boca del gran productor. «La principal diferencia es que esta vez hemos tenido más medios. La música del primero está secuenciada con un Atari; ahora ya disponemos de más tecnología y, claro, de nuestro propio estudio. Esta vez la versión instrumental del álbum me parece tremenda, capaz de competir con cualquier grupo americano. Es un disco más musical, más de directo».
Pero en la, repito, majestuosa cobertura musical de Dive Dibosso no se acaban los méritos de «77». De hecho, este magnífico álbum es un constante suma y sigue. Primero, las bases. Después, la incorporación de Eddy La Sombra. Un acierto. Y si se me permite la licencia, aprovecho para declararme fan acérrimo del nuevo MC del grupo. La Sombra al habla. (Eddy) «Sí, claro, ya hacía tiempo que nos conocíamos. Él curraba sus cosas y yo curraba por mi lado, y un buen día lo hablamos y decidimos tomar la decisión. La verdad es que fue bastante fácil». Digo que su entrada en el grupo es un acierto no sólo por las, a mi modo de ver, notables aptitudes artísticas de Eddy (si no me equivoco, esa forma de entonar y pronunciar no tardará en ser objeto de calco), sino también por la creciente homogeneidad que implica su presencia. Ahora sí que podemos hablar de 7N7C como un grupo de verdad. (Mucho) «Yo ya estaba un poco harto de Mucho Muchacho, ¿sabes lo que te digo? Nosotros en realidad somos un grupo, lo que pasa es que yo hablo en primera persona y la gente se queda con eso. En el primer disco la música no representaba un papel muy importante, daba la impresión de que la banda era únicamente yo. Ahora es una formación de verdad». Una relación que, por lo visto, tendrá continuidad profesional fuera del seno del propio grupo. (Mucho) «Hombre, a mí me encantaría sacarle un disco a Eddy conmigo de DJ y productor». Lo dicho: suma y sigue. Más fichajes. O, en el caso del DJ, cambios de última hora: Souza, quien, de hecho, interviene en el Lp y presenta en sociedad a su interesantísimo proyecto con los Scratch Comandos (¡disco ya, por favor!), ha dejado su lugar a Elliot, última incorporación en plantilla.
Tercer elemento de choque: la multiplicidad estilística que emana de las canciones de «77». La nómina de colaboradores, amplia, certera y, sobre todo, inteligente, ha acabado apuntillando esa alfombra de la que hablábamos para acabar dándole coherencia a la par que eclecticismo. (Mucho) «Cuanta más gente de fuera hay en un disco, más sabores encontrarás en él. Y si hubieran podido participar más personas, pues mejor». (Eddy) «Sí, se crean diversas atmósferas». Cada uno a su manera, los colaboradores del disco han brillado al máximo en sus aportaciones. Repasemos el listado: Amparanoia es la primera invitada que aparece en el tracking. Sus coros en «Hacer Más Dinero» y el clima latino-sexual que respira la canción consiguen, en su duración, lo que muchas bandas mestizas no logran en cincuenta álbumes. (Mucho) «Nos encanta el salseo, bailar la salsa y todo eso. Pero aun así, esta es una canción hip hop, aunque la gente pueda pensar lo contrario, y no tiene nada que ver con el rollo que lleva Amparanoia». DJ Vadim, el ninja minimalista, uno de los grandes renovadores del hip hop europeo, por su parte, no se lo pensó dos veces a la hora de marcar el número de Mucho Muchacho para que éste le pusiera voz a una de sus canciones. Claro, el favor acabó siendo mutuo. «Fuimos a Londres a grabar con él. Al final acabamos haciendo cuatro temas. Dos de ellos han salido en el disco (impresionantes «Rocks´Eddy», con Eddy La Sombra dándolo todo en el micro, y «Pónmelo Duro») y los otros dos saldrán en un maxi, porque éstos rompían los esquemas del álbum». ¿Más? Por supuesto. Company Flow (¿el mejor grupo del momento?) acogieron a Mucho Mu y Eddy La Sombra en Brooklyn y juntos se pu
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