Se lo han tomado con calma. Poner en pie su propio estudio en Londres ha sido fundamental en la génesis de su nuevo trabajo, con el que esperan reconquistar los corazones de unos seguidores que se quedaron algo fríos con “The Runaway”. “Alias” es un disco denso, rico en arreglos, texturas y estructuras, con un sonido más contundente que su acústico predecesor y un single de gran impacto como “Shot In The Dark”. Después del tour británico de septiembre quieren presentarlo en nuestras salas.
Me ha dado la impresión de que “Alias” es vuestro disco más oscuro. También podría decirse que es el más maduro. ¿Lo veis así?
Romeo Stodart: Musicalmente es probable que sea más oscuro. Las letras de nuestros primeros discos ya eran bastante melancólicas. Pero en cuanto a la música, probablemente el sonido sea más denso. Tiene muchos arreglos, pero no es algo que hiciéramos intencionadamente, simplemente las canciones acabaron siendo así.
Michele Stodart: Creo que se percibe la adrenalina de la banda tocando, la misma energía de cuando estamos en el escenario.
¿Por qué “Alias” y esa portada con las fotos en las que apenas se os distingue?
RS: Queríamos representar como pequeñas instantáneas de nuestra vida en el tiempo. Muchas de las canciones hablan de la identidad, de quién eres, de cuestionarte a ti mismo o lo que has hecho.
MS: De cómo cada día eres una persona diferente y muestras un lado distinto de tu personalidad y de eso va la portada, cada una de esas caras tiene una historia.
RS: Son instantáneas de una persona en un momento determinado. Normalmente, cuando estás delante de una cara muestras cierta vulnerabilidad. No sé si se había hecho algo así antes. En “Sgt. Pepper” había mucha gente, pero en este caso son rostros individuales. Creo que funciona bien con lo que intentamos decir en las letras.
MS: Además, ha sido un proceso bonito contactar con gente que a lo mejor no veías desde hace años.
RS: Tuvimos que pensar en familiares o gente de nuestro entorno que fueron importantes en algún momento. Conocemos a casi todos. Me gusta el sentido de anonimato que nos da. Cuando la gente vea la portada se preguntarán qué es. Y la portada es diferente en formato vinilo y CD.
Vamos a la música. ¿Cuáles fueron los retos a los que os habéis enfrentado a la hora de grabar este nuevo disco?
RS: Teniendo en cuenta que era la cuarta vez que entrábamos en un estudio a grabar un disco, sin contar otros proyectos, hemos llegado a tener mucha más confianza en cuanto a saber lo que queremos y cómo conseguirlo. Cuando entras en el estudio, tienes que utilizar un lenguaje concreto para describir qué sonido quieres y a veces ese idioma puede ser confuso. Y ese lenguaje dentro del proceso de la grabación se ha hecho más fácil. Sabemos cómo capturar determinadas cosas. Al final, la experiencia facilita mucho las cosas y además el proceso ha sido muy diferente. Habíamos montado nuestro propio estudio, y cuando entramos todos nos sentimos muy bien, sabiendo que podíamos capturar las cosas aprovechando el momento y luego salir un momento, sin machacarte demasiado. Muchas veces reservas dos meses para grabar tu disco, ¿y quién te dice que esos meses van a ser tus mejores meses creativamente? Puede que a las cuatro semanas estés emocionalmente cansado. El disco se ha beneficiado de este enfoque, porque creo que es el mejor disco que hemos hecho.
¿Qué habéis cambiado respecto a de “The Runaway”?
RS: Básicamente, volvimos a lo que hicimos en el primero y el segundo disco, grabar todos juntos en una sala. Cuando grabamos todos, intentamos que queden grabadas batería, bajo y guitarras. Después de rehacer alguna guitarra si es necesario, grabamos las voces. Pero lo hacemos juntos. A no ser que haya alguna canción en que cante yo principalmente; en ese caso, la grabo solo y luego vienen las chicas. Así que lo hicimos básicamente en directo, sí.
Dicho esto, no creo que tenga que ser la mejor manera de grabar un disco. Me encantan discos que se han hecho en tres días, como los primeros de Dylan, pero el otro día tuve que comentar en una web diez álbumes que han sido importantes para mí, y el de Spiritualized (“Ladies An Gentlemen We Are Floating Into Space”) no se grabó en directo, sino que se construyó con cada instrumento por separado, capa a capa. Es un disco maravilloso, así que no hay reglas a la hora de grabar un gran disco. Esta vez hemos tratado de capturar la energía del directo. Nuestro disco anterior se hizo más en ese sentido de las capas, porque no queríamos meter muchas guitarras y sí probar nuevos sonidos, y por eso entonces escogimos al ingeniero de Björk, porque es muy bueno manipulando distintos sonidos. Fue una experiencia muy interesante. Y necesitamos hacer ese disco para llegar a “Alias”.
Me llama la atención que haya una canción titulada “Roy Orbison”, que es un balada muy clásica, muy de los 50. ¿Es ésta la razón?
RS: Bueno, cada vez que la tocábamos bromeábamos con que estábamos tocando una canción Roy Orbison. Así que al final decidimos que deberíamos llamarla así. Pero, además, la letra hace referencia a él, así que me gusta ese doble sentido. La canción es sobre huir de lo que realmente eres. Llamarla así tenía todo el sentido para mí porque tiene ese sentimiento de sus canciones, sin que esto quiera decir que sea tan buena como las suyas.
Es un disco diverso, con un single muy aguerrido, canciones pop, el “momento Motown”…y luego temas sorprendentes y casi progresivos, como “Enough”…¿Cómo habéis llegado ahí?
RS: En cuanto a la instrumentación, ésa es una canción muy próxima a esas jams de cuando estás tocando en directo. Teníamos un ritmo con una línea de bajo y desde ahí, nos dejamos llevar. Respecto a la letra, “Enough” (suficiente) se basa en algo que creo que todos tenemos casi siempre en la cabeza: ¿Es algo suficientemente bueno? ¿Soy suficientemente bueno? ¿Será suficiente todo este anhelo, que no se cumplan las cosas? Y la cuestión es, precisamente, que en la vida nunca tenemos suficiente. Cuando las cosas empezaron a irnos muy bien con la banda, sucedían cosas extraordinarias y me sentía feliz, pero no totalmente satisfecho. ¡No existe eso de estar completamente satisfecho! Así que según pasa el tiempo, me tomo esa canción como un buen recordatorio de esto, y cuando la tocamos en directo me siento bien porque es como una liberación.
MS: También ayuda el hecho de que la canción termine siendo un poco locura que se te mete en la cabeza...
Hasta os atrevéis con un sintetizador…
RS: Sí, queríamos que un sintetizador hiciera el bajo. Tomamos de referencia “Broken English” de Marianne Faithfull. Se trata también de tener diferentes texturas por debajo de la canción.
Hablando de las texturas, es un disco rico en arreglos. Hay bastantes cuerdas, por ejemplo.
RS: Sí, lo que hicimos fue probar las cuerdas en directo antes incluso de que tuviéramos los arreglos y nos pusiéramos a trabajar en ellos. No queríamos que fueran los típicos arreglos de cuerda, sino utilizarlos de un modo distinto, en lugares puntuales, no como se hace habitualmente, de fondo.
MS: No se trataba de rellenar, sino de hacer otras melodías con otras texturas.
RS: Lo bueno de contar con nuestro estudio es que sabemos mucho mejor que antes lo que estamos haciendo. No al completo, pero contamos con un gran ingeniero de sonido, Ben Amesbury. Sabe perfectamente que somos unos perfeccionistas y por lo tanto, echará las horas que sean necesarias con nosotros (risas) incluso si estamos hasta las cinco de la mañana.
MS: Lo bueno es que realmente sientes que está ahí contigo. Es uno más, y piensa lo mismo que todos nosotros.
Hablando de perfeccionismo, me pregunto cuánto tiempo le dedicáis a esas armonías vocales características de vuestra música.
MS: Creo que esta vez, como ha sucedido con otras cosas, queríamos hacer algo diferente con ellas. Por ejemplo, en “Shot in The Dark” los coros entran y salen como si fueran, no sé, voces principales. No se trataba tanto de “oos” y “aas”, sino de decir frases enteras de las letras.
RS: Se trataba de hacer los coros como cuando estás tocando en directo…es curioso, porque algunas de las voces salieron muy rápido y en otras tuvimos que discutir qué hacíamos y qué podríamos probar. En todo caso, fue muy divertido probar cosas distintas.
Por lo que veo, disfrutáis mucho del proceso de grabar. Hay gente para la que no es tan agradable.
RS: Sin duda. Nosotros lo disfrutamos infinitamente más que Sean y Angela (Gannon). A ellos les encanta tocar en directo, pero a nosotros nos encanta estar en el estudio. A mí me gusta mucho el proceso de ver cómo una idea está en pañales y poco a poco va tomando forma.
Mencionáis mucho la “honestidad” como una de las cualidades principales de vuestra música y de la que os gusta. ¿Creéis que la honestidad es una de las virtudes de vuestras canciones?
RS: Creo que sí. En cuanto a las letras, en muchas de las canciones lo que hago es abrirme. Y cuando Michele escribe alguna canción, el origen es siempre algún sentimiento. Y después, a partir de ahí, intentas contar alguna historia. Las canciones que me tocan son precisamente las que tienen algo emocional u honesto. Puede ser que una canción tenga un ritmo fantástico y lo reconozco, pero al final, las que me atrapan son las que me llegan a las tripas.
MS: En mi caso, cuando tengo que cantar las letras de Romeo, podría limitarme a hacerlo lo mejor que pudiera y ya está. Pero si cierras los ojos y te metes dentro de la canción y la cantas con honestidad, puedes notar ese sentimiento. No es algo consciente, pero si lo consigues, realmente sientes el dolor de la frase.
RS: Y cuando tocas canciones antiguas vuelves al estado mental en que la escribiste. Puede que la inspirara una a relación o cualquier otra cosa. Cuando la cantas, para hacerlo bien tienes que volver ahí, lo cual puede ser emocionalmente agotador (risas). Es como una interpretación.
¿Creéis que esa honestidad es rara en la música que se hace hoy en día?
RS: Bueno…(se lo piensa). Depende. Creo que puedes encontrar muy buenas cosas ahí fuera. Quizá tengas que buscar más, porque no suelen estar a la vista. Es cierto que con la música más visible a veces predomina el estilo sobre la sustancia. Pero lo que es importante aquí es cómo se graba buena parte de la música ahora. Hay mucho “corta y pega”. Escuchas el primer estribillo de una canción, y cuando llega el segundo, te das cuenta de que simplemente han movido digitalmente el primero…bajo, batería, guitarra y voces. O sea, llega el segundo estribillo y resulta que es idéntico al primero. ¡No han querido hacer un segundo estribillo o bien han pensado que el primero estaba mejor, y por eso lo duplican! La música se está haciendo más de esta manera. Me da la impresión de que el pop se ha vuelto más de “loops”, como por ejemplo se ha hecho en el hip-hop con las baterías. Hay menos interpretación. Por contraste, escuchas discos de David Bowie y cuando llega el primer estribillo te das cuenta de que no está entonando del todo. O el guitarrista también está un poco fuera porque ha intentado hacer algo…
¿Quieres decir que de alguna manera, se elimina el factor humano de la música?
RS: Exactamente. ¿Y cómo puedes esperar despertar alguna emoción con canciones grabadas así? Me da la impresión de que bastante gente está haciendo algo rutinario, también por la rapidez con que se mueve todo, porque hay que sacar cosas rápido: Vamos a hacer esto y volvamos rápidamente a la carretera para ganar dinero.
MS: Así que nosotros hacemos todos los estribillos. Y por eso hacemos los coros simultáneamente. ¡Y son largos! (risas).
Decía Romeo que le encargaron hablar de los diez discos que más le han influido. Estuve viendo la web (Music OMH) y mencionaba discos de The Cure, The Smiths, Spiritualized, Neil Young…Eso es buen gusto.
RS: ¡Gracias! Se trataba de pensar en discos que tuvieron gran impacto cuando estaba creciendo. The Cure, por ejemplo, me cambió la vida. O recordar cuando escuché “After The Gold Rush” de Neil Young…Ha sido divertido.
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