Desde tus inicios en inglés han pasado algo más de cinco años, pero tu evolución es enorme. Pareces otro artista, otro músico. ¿Havoc se parece cada vez más a lo que aspira a ser Havoc?
Soy otro músico, otro artista y seguramente otra persona. Con un poco de suerte sea mejor de lo que era anteriormente; de lo contrario, sería una fatalidad. En cualquier caso, no sé hacia dónde me dirijo. Si lo supiese… ya estaría ahí, ¿no? Como cualquier banda, aspiramos a ser mejores.
Tu banda se ha mantenido fija desde la época del disco anterior, “Lo saben los narvales”. ¿Se puede decir que Havoc es ya un grupo de música cohesionado y no tanto el proyecto de un artista en solitario?
A muchos niveles somos una banda al 100%, muy compacta e involucrada. Hay mucha complicidad, respeto y amistad, lo cual es absolutamente necesario para entender la dirección en la que las energías fluyen a nivel interno. Para cada uno de nosotros, Havoc probablemente suponga una cosa diferente; para mí es obvio que es mi proyecto vital, algo que empezó y morirá conmigo. Tengo mucha suerte de tenerles a mi lado.
En “Amado líder” hay más distorsión, guitarras altas y ruido (melódico) que nunca. ¿Cuáles fueron las pautas a la hora de grabar con Yon Vidaur? ¿Sonar con un ojo puesto en el indie-rock de los años 90?
Ocurre que es algo que ha sido muy natural. La gira de “Lo saben los narvales” hizo darnos cuenta de cuáles eran nuestros puntos fuertes y qué partes de nuestro sonido nos hacían sentir que todo fluía. Cuando empecé a trabajar las canciones con Yon no hizo falta decirnos mucho, ya que los dos sabíamos lo que queríamos y lo que no.
¿Cuáles son esas cosas, que dices en la canción, que ya no puedes hacer? ¿Y quién es el amado líder? Conociéndote, el título del disco tiene trampa o una doble lectura al menos.
“Cosas” es una canción con ese título tan pretendidamente vago e indeterminado con la intención de que la canción tenga tantas lecturas como uno desee. Si te dijese lo que yo estaba pensando en el momento que la escribí se rompería la magia. En cualquier caso, para mí es como una especie de mantra al que recurrir.
Tus dos últimos discos parecen colecciones de singles, tienes mucha facilidad para armar un hit potencial tras otro.
Gracias, opino que eso que dices es bueno. Pero es probable que mi idea de hit difiera mucho de la de otro. Y bueno, la idea de “hit potencial” ¿no lo es acaso cualquier canción?
Pero, ¿cómo surgen esas melodías? ¿Salen de ti y luego los pules en el estudio con Yon Vidaur o es más una tarea conjunta?
Yon y yo trabajamos de una forma muy determinada. Yo me encargo de componer, posteriormente y de manera conjunta, buscamos el mejor enfoque posible para la canción, y luego él se encarga de los arreglos y la producción. Quiero creer que estoy al mando de toda la idea global, pero es posible que se trate de una ilusión (risas). Lo cierto es que estaría completamente perdido sin Yon.
Para mí tu música vale como una reivindicación del indie genuino de los 80 y 90, una etiqueta muy desvirtuada en este país. Pero, ¿qué es para ti la música indie? ¿Con qué bandas lo identificas?
Pues eres muy amable, gracias. Pero es no es nuestra intención reivindicar ninguna etiqueta. Es muy cansado lo del indie-no indie… Hay demasiados puntos de vista y demasiada tinta gastada en lo mismo. Nosotros nos propusimos hacer un disco sin complejos, sin mirar a los lados, pisando tierra firme. Y nos gustan las guitarras distorsionadas y la melodía. No tiene más secreto.
¿Qué significa tener éxito en la música? ¿Vender muchos discos? ¿Llenar salas? ¿Ser un músico de culto respetado y admirado?
Pues un poquito de cada y sin abusar.
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