“Han sido mis primas las que han reclamado esta mutación".
EntrevistasPrin La La

“Han sido mis primas las que han reclamado esta mutación".

Eduardo Tébar — 22-03-2013
Fotografía — Archivo

De la cuna a la pista de baile. Ha pasado casi una década desde que aquellas tres niñas cordobesas se reunieron bajo el paraguas de su tío, el músico y productor Fernando Vacas, en el proyecto Prin’ La Lá.

El tiempo vuela. Como las naves espaciales. Y el esperadísimo segundo álbum de Prin La Lá –la anterior referencia data de 2007– evidencia que sí, que tal vez andaban secuestradas en la galaxia aquellas tres niñas cordobesas, sobrinas del músico y productor Fernando Vacas. Feliz delirio familiar. “El disco relata un rapto alienígena. Ellas contemplan la Tierra desde ahí arriba. Al final las rescata Marsuf, un personaje con el que llevo jugando desde los años en Flow. Me he dado cuenta de que Marsuf tiene mucho que ver con Major Tom de Bowie”.

En realidad, el lapso de silencio se debe a las ocupaciones de Vacas, muy solicitado por figuras como Howe Gelb, Raimundo Amador, María de Madeiros, Víctor Coyote o La Negra. “Yo venía de grabar y tocar en directo casi flamenco y rock de guitarras eléctricas. La verdad, esto me ha llevado al planeta Gregorian directamente. Ha sido toda una experiencia”, explica.
Pero, ojo, los parámetros psicodélicos han cambiado. Ahora, las niñas no son niñas. Macarena y Blanca superan la veintena, mientras que Isabel, de catorce añitos, conecta aún con el imaginario de “Los espíritus de Syd y Gospel” (2006), el impactante epé de debut. En “Un nuevo orden”, la paleta de colores de Prin vira hacia el synth-pop, los bosques oníricos de una película de dibujos y el universo de Kubrick. “Han sido mis primas las que han reclamado esta mutación. Peaches y Pj Harvey han sido referencias claras para ellas. Por otro lado, ha sido un placer contar con Angélica V. Salvi en las arpas. Llevaba mucho tiempo con la idea en la cabeza de meter arpas en el mundo Prin La Lá. Terminamos grabando todas en Oporto y eso también le dio un toque diferente”.

Mención aparte para las letras, hiladas a partir de textos de Leopoldo María Panero, Bruno Galindo, Curro Bernier, Marjane Starpi o Carlos Pardo. “Los relatos que nos mandaron todos estos artistazos eran superiores, pero no quería hacer la típica selección de Joan Manuel Serrat cantando a Miguel Hernández. Buscábamos estados de ánimo. Estas niñas cantan demasiado bien para ser de este planeta”.

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