Decía Rousseau que el hombre es bueno por naturaleza. No es el caso del periodista musical, siempre atento a las flaquezas de sus compañeros. Casi siempre dispuesto a tirarse al cuello de aquel incauto que opine diferente y prácticamente nunca capaz de reconocer que, aunque le gusten a la mayoría, hay grupos que hacen buenas canciones. Lo diré desde el principio, en el caso de que estén ustedes en estado de shock al encontrarse esta entrevista en un medio “especializado”. “Hacia lo salvaje”, el nuevo disco de Amaral tiene muy buenas canciones. Pop de guitarras, sin más. Pero tampoco menos. No entraré en el debate sobre si se han vuelto indies o no porque para eso tienen ustedes otras publicaciones a su alcance en el kiosko más cercano, sobre si quieren dar un giro a su carrera o sobre el tercer misterio de Lourdes hecho canción. Esto es pop y lo que hay es lo que ves. Juan Aguirre, sentado debajo de una colección de guitarras que haría temblar de envidia a cualquiera, intenta buscarle sentido a tanta especulación. Dudo que lo tenga. “No sé si somos los más adecuados para hablar de cambios, porque nosotros no nos damos realmente mucha cuenta de lo que cambia en nuestra música o en nuestras vidas. Este último año sí que hemos tenido cambios personales en la banda, pero como los de cualquier persona. Lo importante es mantenerte fiel al detonante que te hace querer ser músico. ‘The Queen Is Dead’ de The Smiths es el típico disco que me animó a querer ser parte de una banda, aunque probablemente empezara a tocar la guitarra por alguno de The Beatles que escuchara siendo un niño”. Los nombres de las canciones están escritas en un pizarra en la puerta del estudio. No son especialmente amables y empujan, cuando menos, a reflexionar. (Eva) “No sabría decir si las letras son más duras respecto a otras que hayamos hecho. En algunos momentos en discos anteriores hemos tocado temas que eran también duros a nivel personal o social”. A ambos les molesta que se haya publicado que tienen que ver con el 15M. (Juan) “Estaban escritas antes de la manifestación que dio nombre al movimiento. Es cierto que hay un espíritu sobre algunas cosas que estaban ocurriendo, y en general las cosas no son porque sí. Hay mucha gente que está harta de ver que hay una clase política que se ha alejado mucho de los problemas de la gente normal. Es muy esperanzador ver que hay mucha gente que parece haber despertado”. “Hacia lo salvaje” no se aleja espectacularmente del sonido de la banda, pero sí que da más libertad a las guitarras y a ciertas influencias folk o country que hasta ahora no habían estado tan presentes. (Juan) “Yo creo que en el sonido de Amaral de discos pasados sí que hay una influencia de un tipo de guitarristas melódicos tipo The Byrds o de aquellos que no usan las típicas escalas de blues y que piensan más en melodías o en arpegios. Ha llegado a ser una especie de sello y era un reto conseguir que los discos tuvieran ese tipo de guitarras la misma presencia que tienen en directo. Haciendo autocrítica, no sabemos en qué punto del proceso de grabación se perdía esa energía. Se conservaban las melodías, el ambiente, la atmósfera, la voz de Eva sonaba muy bien, pero siempre echábamos en falta ese punto extra de presencia de las guitarras, y por fin en este disco hemos visto la forma en la que eso se puede plasmar”. Miran las pruebas de imprenta del álbum, y se nota que están nerviosos pero ilusionados. Lo editan ellos mismos en su sello Discos Antártida, y ese trabajo extra de supervisión les está gustando bastante. Han grabado en su propio estudio, con la tranquilidad de dedicarle el tiempo necesario a cada detalle. Tal vez demasiado a veces, reconocen. (Juan) “Siempre hemos hecho lo que nos ha dado la gana. Para nosotros no hay ninguna diferencia entre estar en una discográfica al uso como Virgin o en nuestra propia discográfica. La libertad creativa es la misma. Nos sorprende que haya causado tanto interés el tema de nuestro sello porque no es algo nuevo, sino que llevamos haciéndolo desde 2006 y de pronto este año se ha especulado mucho sobre ello. Yo creo que es más una cuestión de algunos medios que del propio público o de nosotros mismos. Cuando nos juntamos en el estudio a escribir una canción, no importa la cantidad de discos que se hayan vendido o lo multitudinario que haya sido un concierto. Te sientas delante de una hoja en blanco y siempre es como volver a empezar”.
La única obligación de un crítico es saber transmitir información y, sobretodo, pasión, por la música o lo que sea, en su escritura. Transmitir su emoción por una banda, una canción, un riff, al lector, antes incluso de que éste haya podido escucharlo. Enhorabuena por el articulo.
Muchas gracias, me alegro que te haya gustado. J. Batahola