Lo primero. Tanto por producción del disco como por seguidores en Instagram así como por visitas en Spotify, tu nivel es muy alto. Pero esto contrasta con la información que aparece de ti en Google. Casi ni existes.
Siempre me gustó que hubiera fantasmagoría en Lionware (risas). Cuando empecé veníamos de chapucear mucho en la electrónica y de forma privada. Un día me vi preparado, puse nombre al personaje y lo hice público. Algo así como el Dr. Frankenstein. Pero tampoco esperaba, ni de cerca, el apoyo recibido. Esto empezó como algo muy íntimo y, de pronto, me vi rodeado.
"Creo que empieza a ser difícil etiquetar nada".
'Mis planes sin verte' es tu tercer trabajo desde 2016, año en el que inicias el proyecto. Todo rápido y bien; impecable, vaya.
Los estudios profesionales eran algo muy caro e inaccesible para mí. Además, la limitación de tener gente alrededor con la que no puedes experimentar tanto me cortaría así como la obligación de usar unas horas aprovechando al máximo. Era mucha presión. Así que decidí comprar un micro USB por 40 euros. Me equivoqué en el modelo que pedía, me trajeron el modelo C1 de otra marca distinta y grabé mi primer disco en el cuarto de coser de mi abuela. A los años ahorré, me independicé, y monté mi estudio en casa. Compré equipo, acondicioné una sala algo más decente, y dediqué mi tiempo a grabar el segundo y tercer disco.
Random Preset, Dualy, Naturale, Xbuyer y J Heras son también parte de este trabajo ¿Con qué han contribuído?
Además de suponer la mitad de los sentimientos de mis temas, han sido un pie en la realidad. Trabajar con gente hace que sea muy distinto crear; llegas a puntos de la imaginación en los que una mente sola no alcanza más. Estos amigos míos son muy especiales, cada uno tiene su estilo muy diferenciado. Creo que impregnan de su esencia los temas y puedes reconocer cuándo dos canciones tienen al productor en común. A mí eso me vuelve loco.
Escuchamos trap como sonido más evidente. Pero hay también hip-hop e, incluso, r&b. Una gran apertura de oídos que nace de la música urbana.
Sí. Creo que empieza a ser difícil etiquetar nada. Al final somos gente plasmando sentimientos en los sonidos que nos permite la tecnología de 2019. Las etiquetas las ponemos después. Tenemos la fortuna de poder beber de mil géneros anteriores.
Te vi en un escenario por vez primera en el marco del concurso Ambar Z Music 2019. Protagonizaste el show menos ortodoxo. La gente flipó.
Creo que fue la primera vez que sentí que mi música estaba gustando en mi ciudad. Cuando vienes de la intimidad y absoluto anonimato esto se te hace muy impresionante. Hemos cambiado mucho y puede que ese concurso fuera un hito importante; veníamos de salas vacías, no había visto hasta ese momento cantar a gente nuestras canciones en mi ciudad. Disfruté mucho.
Es que te dejas ver poco por Zaragoza.
Me dejo ver poco en general (risas). Zaragoza es uno de los sitios en los que más oportunidades hemos tenido, y espero pronto que tengamos más. Cada vez gustamos a más gente y yo no termino de creérmelo. He pensado, quizá algún día, montar una ‘Lionparty’ o algo así. Ya contaré más detalles (risas).
"Al final somos gente plasmando sentimientos en los sonidos que nos permite la tecnología de 2019".
¿Qué conciertos tienes próximamente?
Haremos el canalla en Barcelona el 14 de diciembre en la Sala Wolf Live; y el 15 de febrero actuaremos en Madrid, en el Palacio de la Prensa. Lo estamos vendiendo muy fuerte, parece que se va a llenar y estoy flipando.
Este trabajo ha visto la luz durante el presente año y parece ser que ya estás pensando en tu cuarto álbum.
Me gustaría lanzar disco en breve. Estoy centrado en eso. Siempre suelo rodear el mes de febrero y este año espero sean las mismas fechas. De momento todo va en la línea, aunque cada tema, últimamente, nos cuesta más trabajo que el anterior. Un abrazo muy grande para Naturale al sonido y a los productores afectados. La calidad la estamos guerreando exportando una y otra vez (risas).
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.