Gruff Rhys (voz y guitarra de Super Furry Animals) aparece con síntomas de una resaca considerable, respondiendo con largas e irritantes pausas a unas preguntas que –supongo- no le harán demasiada gracia. «Guerrilla» es su nuevo disco, autoproducido, y según el propio Rhys «el más limpio; es verdad que hemos metido más arreglos que nunca, pero todos esos recursos van encaminados a resaltar las melodías; las canciones son más compactas». Dos años antes «Radiator» fue un buen disco, pero no tanto como reflejaban la mayor parte de las listas británicas de lo mejor del año, que lo situaban en el top 5. «Nunca nos hemos creído demasiado esas valoraciones tan positivas; ahora sólo tengo claro que «Guerilla» es un disco mejor que el anterior». Lo que sí parece es que abandonan progresivamente el híbrido entre la psicodelia de sus compatriotas Gorky’s Zygotic Mynci y el brit pop más jovial de Blur; y más cuando estos últimos han acentuado su proceso de americanización –llámese también de Pavement(ación)-. «Compartimos con Gorky’s el gusto por el pop melódico, además de que los dos hemos crecido escuchando grupos galeses como Meic Stevens o Datblygu; pero hay muchas cosas que nos diferencian: sin ir más lejos nuestro teclista tiene grandes influencias de Orbital o Aphex Twin, y eso es algo que nunca pasará con el teclista de Gorky’s. Y Blur... son mucho más británicos de lo que nosotros podamos ser nunca». Vaya, después de todo lo que ha hecho, si Damon Albarn escuchase esto se tiraría contra las paredes.Sigamos con «Guerrilla», un álbum que Rhys ahora define como «una coleccción de pequeñas estampas sacadas de la vida real; no queremos centrarnos en nada concreto, sino ser como un taxista». Super Furry Animals (nombre que significa «animales super peludos») atesoran una fama de excéntricos que, según Gruff Rhys, no se corresponde con la realidad. «Creo que no hay que confundir excentricidad con imaginación. Cuando el año pasado sacábamos un tanque gigante durante nuestras actuaciones en algunos festivales, no se trataba de una excentricidad, sino de un recurso imaginativo. Teníamos diez mil libras para gastar y podíamos invertirlas en una página semanal en el New Musical Express o bien en algo positivo y divertido para la gente, que fue lo que hicimos». Quizá pensando también en ese público (en su capacidad de comprensión, queremos decir), SFA hayan prescindido de letras en su ininteligíble idioma natal, el gaélico. «Teníamos algunas canciones en gaélico, pero rítmicamente no encajaban con las de este disco, así que hemos decidido hacer un álbum enteramente en nuestro idioma, que ya estamos grabando, y saldrá la próxima primavera. Y luego nos meteremos de lleno en nuestro siguiente trabajo en inglés, para el que vamos a contar con un gran presupuesto y en el que aprovecharemos para hacer canciones épicas y grandilocuentes. Un disco a lo grande». Eso es lo que se llama tener planes de futuro.
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