¿En qué momento se convirtieron My Morning Jacket en una de las bandas de rock más grandes del planeta? Probablemente fue en algún punto entre la edición de “It Still Moves” (03), en el que tocaban techo como herederos del country rock de los setenta, y la gira posterior a la edición de “Z” (05), donde trascendían los límites de un sonido que habían convertido en canónico durante el primer trecho de su discografía ofreciendo un nuevo empuje a las canciones de Jim James, con un resultado que les supuso comparaciones con lumbreras de la magnitud de Wilco o The Flaming Lips.En ello tuvieron mucho que ver las incorporaciones del guitarrista Carl Broemel y del teclista Bo Koster. Con su llegada al grupo se multiplicaron las posibilidades al alcance de los de Louisville y su sonido ha ido enriqueciéndose desde entonces. Pero también la voluntad de Jim James de llevar la música del grupo un paso más allá. “Z” fue el primer disco de My Morning Jacket que contó con un productor que no fuera el mismo Jim James, que compartió los créditos con John Leckie, quien también había trabajado con Radiohead, XTC o The Stone Roses. Dijeron adiós a los profundos efectos de reverb que hasta entonces habían dotado a sus trabajos de esa envolvente cualidad espectral que la voz del grupo no perderá nunca y tomaron insospechados virajes hacia el dub o poniendo mayor énfasis en la influencia que el gospel siempre ha ejercido en su música, llenando las canciones con sintetizadores y experimentando con las estructuras y atmósferas de los temas. “Antes My Morning Jacket miraba mucho al pasado, mientras que ahora cada vez estamos más en el presente”, resume por teléfono el líder de la banda de Kentucky.
Tres años después de la publicación de “Z”, My Morning Jacket presentan “Evil Urges”, un trabajo en el que redoblan el atrevimiento y ambición creativa de su antecesor. James ya había avisado de que quería hacer un disco que se alejara del sonido convencional del rock y eso es precisamente el quinto trabajo de estudio del grupo: un cruce de caminos en el que cohabitan las viejas referencias del grupo –Neil Young, Lynyrd Skynyrd- junto a otras nuevas que hace unos años nadie hubiera esperado encontrar aquí: Curtis Mayfield, Marvin Gaye e incluso Prince (escuchen “Highly Suspicious”, si no se lo creen). El resultado, un trabajo que va a sorprender a muchos pero que en el fondo mantiene intacta la esencia de los de Kentucky, mostrándolos, eso sí, en un momento de su vida en el que palabras como “gratitud” o “felicidad” salen continuamente de su boca y en el que toca poner a prueba la elasticidad de su propuesta. Esto es Kentucky Soul.
“Z” tuvo una enorme repercusión tanto a nivel de crítica como de público. ¿En qué ha cambiado vuestra vida durante estos últimos años?
No lo sé. Han cambiado muchas cosas tanto para mí, a nivel personal, como para la banda. Es nuestro décimo aniversario como grupo y quizás es un buen momento para echar la mirada atrás y pensar en cómo hemos cambiado… No lo sé, en general nos sentimos felices y afortunados de que haya tanta gente pendiente de nosotros y a la que le gusta nuestra música. Dentro del grupo, lo más importante sigue siendo pasarlo bien y ser creativos con nuestro trabajo, divertirnos en cada disco.
Además del sonido del álbum, sorprende el tono del disco, que en general es realmente positivo: “I’m Amazed”, “Thank You Too” o “Look At You” parecen a años luz de la angustia de trabajos anteriores.
Estoy totalmente de acuerdo. Ahora mismo somos gente feliz. Supongo que tenemos problemas como todo el mundo, pero de cada vez somos mejores amigos y trabajamos rodeados de gente maravillosa, así que nos sentimos muy felices con nuestro trabajo. Creo que este disco lo refleja de una forma que no lo había hecho ninguno de los anteriores.
Ya habías advertido que éste no sería un disco convencional. La orientación de temas como “Highly Suspicious” o “Touch Me I’m Going To Scream pt. 2”, ¿fue algo que surgió en el estudio o ya tenías claro cómo sonarían cuando las estabas componiendo?
De ambas formas. Tenía una idea bastante aproximada de cómo quería que sonara el disco, pero las cosas van tomando forma en el estudio a medida que vas decidiendo qué vas a hacer a continuación. Mi intención era que, a diferencia de otros discos de My Morning Jacket, que quizás miran demasiado al pasado, este disco sonara más a lo que hacemos en directo y sonara al presente.
La influencia de la música negra, especialmente soul, es una constante en “Evil Urges”. Hemos oído que te encanta el hip hop. Por curiosidad, ¿qué artistas de rap son tus preferidos? También me gustaría saber si crees que el hip hop ha influido en tu manera de hacer música.
Me encanta el hip hop. Es una de las mejores músicas del mundo. Sigo escuchando a Dr. Dre, Biggie Smalls, NWA, Ice Cube… En cuanto a si nos han influenciado creo que sí y creo que eso se nota especialmente en este disco. Hemos puesto mucho esfuerzo en la sección rítmica, en la manera de tratar la batería y el bajo y en la producción.
En cuanto al sonido del disco, mucha gente está sorprendida realmente de lo poco My Morning Jacket que suenan los primeros cortes del álbum. En mi opinión es algo generalizado. Da la sensación de que habéis tratado cada canción de forma diferente.
Sí, es cierto que las canciones proceden de diferentes lugares y de distintos momentos emocionales, pero a la vez hemos tratado de dar un sentido unitario a todo el disco. Nos hemos preocupado de mezclar el orden de manera que si escuchas el álbum un par de veces dé la sensación de que no hay tanta diferencia entre unas y otras.
¿A qué cosas malas te refieres en “Evil Urges”?
A ninguna en concreto y a todas en general. Más bien hablo de todo ese rollo confuso sobre qué es bueno y qué es malo, sobre todas esas comeduras de coco por las que pasamos todos y sobre cómo la gente decide qué está bien y qué está mal.
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