Oliver Sarmiento ya no juega a ser Mucho Muchacho. Ni la grabadora ni una larga batería de preguntas devienen ya motivos suficientes para ponerle a la defensiva. Sentado en un bar-restaurante cool de l´Eixample barcelonés, el MC de El Prat argumenta, expone y se sincera con una única finalidad: dar con su verdad. Y ésta empieza por "Chulería", su primer disco en solitario tras disolver 7 Notas 7 Colores, emblema en la construcción y levantamiento de la escena hip hop nacional. Orgulloso pero cercano, Mucho habla de los distintos enclaves primordiales del álbum con convicción y paso firme. La creación, en primer lugar, de C.R.E.A.M. (www.cream.es), sello a través del cual se propone un plan de ataque ambicioso y serio, capaz, esta vez sí, de pelear por mayores metas y objetivos, se adivina primera gran piedra, primer hecho imprescindible para comprender las particularidades de su debut.
"Al tratarse de mi disco en solitario tengo la obligación de presentarme al mundo de la forma más directa y sincera posible" |
"Queremos hacer las cosas con seriedad y ambición sin perder ese toque de romanticismo que necesitas para sacar adelante proyectos de este tipo. En ese sentido, ahora he tenido que aprender a manejarme dentro de toda la burocracia relacionada con facturas, etcétera, etcétera, y también de ponerme unas responsabilidades que no había tenido jamás, de poner toda la carne en el asador. Sí que influye. Mientras estuve grabando el disco estuve un poco a mi rollo, con mis cosas y con mis ideas claras. Pero, ahora tengo que empezar a escribir nuevas canciones, a pensar en el próximo disco sí que estoy marcado un poco por el trabajo. Pero también tengo en cuenta que el trabajo es mi vida y que no hay una separación muy grande entre ambas cosas".Concebido como un chivo expiatorio en el que la ´familia´ de C.R.E.A.M. posee gran parte del accionariado, el álbum contempla numerosas facetas, caras y estados de ánimo del personaje. No es un salto especialmente notorio en su aspecto formal, sino más bien un cambio muy apreciable en la actitud, en el fondo, en la dirección y el camino que toman las palabras. Mucho parece haber querido volver a la esencia, tan primaria como epidérmica, tan impulsiva como sincera, de "Hecho, es simple" con un matiz novedoso muy importante: las arrugas. Con una década transcurrida entre su primer disco con 7 Notas 7 Colores y su primer disco solo, el barcelonés, como todo ser humano, ha endurecido la piel y ha experimentado del tirón el sabor del éxito, la decepción, la frustración o el desánimo. El Mucho de "Chulería" es el mismo Mucho chulo y peleón de siempre, pero esta vez se le distingue más corazón y alma, mucha más verdad que en sus últimos años de trayectoria. El álbum es enorme. "Creo que eso es algo que nunca pierdes, otra cosa es que decidas hacerlo o no hacerlo, pero si lo llevas dentro nunca lo pierdes. Quiero decir que las ganas de expresar cosas, de dar una opinión o de hablar mierda siempre han estado ahí, eso lo tengo claro. ¿Qué antes estaba más escondido? Sin duda. Durante una etapa todo eso estuvo más escondido porque la fama (entre comillas) conlleva unas cosas y te hace perder otras". Ahí tenemos para corroborarlo "Malo Muchacho", posiblemente la mejor letra que se le recuerda al género en España desde hace algún tiempo: melancolía y nostalgia a pie de asfalto en grado supremo de concreción emotiva. Difícil imaginarse un retrato más certero y sencillo de nuestras jaquecas melancólicas veraniegas. "Quizás he perdido el miedo a decir esas cosas. También es cierto que al tratarse de mi disco en solitario tengo la obligación de presentarme al mundo, aunque sea con el mismo nombre y sin ningún cambio dramático, de la forma más directa y sincera posible. Y lógicamente es mi disco más personal, así de simple". Tampoco huye de la implicación personal y emocional extrema el corpus de "Tú me importabas", otra canción destinada a romper esquemas entre los que habían dudado de la capacidad de Oliver para trascender los márgenes más o menos establecidos de su alter ego. Aquí, como en "Malo Muchacho" o "Tú me importabas", el MC da un paso hacia delante en el enriquecimiento de su figura artística y le confiere nuevos gestos y matices. "En el fondo, ´Tu me importabas´ es una canción muy romántica. Se habla de cosas por las que todo el mundo ha pasado pero que muy pocos o nadie se atreve a decir en una canción... y yo creo que en el momento en que se convierte en una canción pierde toda la maldad posible. Se trata simplemente de llevar al extremo cosas que piensas y necesitas decir, sólo eso. Lo de ´Malo Muchacho´ es un buen ejemplo. Yo he llegado a llorar escuchando esa canción, porque la escucho y realmente me flipa cómo está hecha... y, en general, me sucede con todo el disco". Llamarlo madurez no está prohibido, ni mucho menos. A fuerza de golpes y desventuras, de bandazos y golpes de timón, el ex 7N7C parece haberse reconciliado con el mundo y, lo más importante, consigo mismo. "No sé si me identifico más con ´Chulería´, pero creo que estoy más contento conmigo mismo, por lo que hago y por cómo me comporto. Y eso hace que me acerque mucho más a mi personaje y me sienta más cómodo con él". De esta forma, "Chulería", cuyo grueso musical se lo reparten Zemo (cuatro temas), Griffi (otras cuatro; una con el acompañamiento de Juan Solo), Professor Angel Dust, Pachecos, DJ Vadim, El Jefe de la M y los norteamericanos Tony Touch y Ray Roll, opta por la expansión y la amplitud de miras como principal fuente de vida propia. Buena selección para dejar atrás el abrumador e inigualable sonido de Dive Dibosso y decantarse por una propuesta habilitada para todos los paladares: groove crepuscular ("Mucho", "Raperitis" o "Tú me importabas": Griffi ha vuelto a superarse), esencia old-school ("Rap en mi cuaderno" o "Malo Muchacho"), electro para la pista ("Gasto mis días") o rompecuellos de toda la vida ("Juego al juego", "La medida exacta" o "Chillin"). "Lo de Zemo está claro: forma parte de C.R.E.A.M., es amigo y tiene muchas cosas que decir como productor. De hecho, las bases que hay en el disco fueron de las más antiguas que había hecho, y sé que su trabajo ha sorprendido a mucha gente. Lo de Griffi es evidente: su calidad está fuera de toda duda. Quería tenerle en mi disco y al final se han quedado cuatro canciones que son la bomba. La conexión con Pachecos también es muy evidente, de ahí su tema y el de Angel Dust. Lo del Jefe porque me gusta mucho lo que hace, por la relación estrecha con Juan Profundo y porque también es alguien que tiene muchas cosas que decir en ese terreno. Y lo de Tony Touch y Ray Roll, bueno, porque son las colaboraciones ´americanas´ y por el buen rollo que hay, porque ya se ha superado la primera fase puramente laboral y ahora hay más amistad que otra cosa". Con todos esos ingredientes, Mucho corría peligro de convertir su disco en un desfile de firmas desperdigadas con incidencia puramente coyuntural. Por suerte para el resultado final, el grado de implicación de todos ellos en el proceso de grabación ha resultado fundamental de cara a dotar a sus canciones de una atmósfera cercana, cálida y compenetrada. Se transmite sensación de equipo, de maquinaria bien engrasada en clara confabulación para cuadrar las cuentas. Balance: superávit. "En realidad ha sido como hacer un tracklist. Es decir, primero hay el proceso de escribir las letras y hacer trabajar al personaje, está claro, pero luego también se necesita la mano de un productor para conducirlo bien. Cada productor me ofreció diversas posibilidades y yo mismo elegí los temas en función de la idea que tenía para cada uno de ellos. También se trataba de rodearme con gente que tengo a mi alrededor y con la que he hecho cosas anteriormente, quizás para darle ese sentido dei
es muy bueno este chico y es grande su trabajo