Grande Amore nace como un proyecto en solitario. ¿En qué momento decides incorporar a más personas y con qué objetivo?
Nuno: Que lo cuente María, que es la jefa.
María: Al principio Nuno iba solo a todas partes y decía que sufría mucho. Meses después me invitó a comer y muy nervioso me dijo que teníamos que hablar de algo.
N: Estaba nervioso como si fuera a pedirle matrimonio.
M: Me dijo que era musical, pero no sabía si era grabar un disco juntos u otra movida. Al final me propuso pasar a formar parte de Grande Amore.
Clara: A mí me rescató literal, porque había dejado ese día de trabajar en hostelería y esa llamada fue como un ángel caído del cielo.
N: Apunta eso en negrita.
M: Al principio íbamos una u otra a acompañarlo en el directo. Hasta que Nuno dijo: “Las dos sois buenísimas, entonces voy a hacer un esfuerzo y voy a pagar los dos sueldos”. Antes solo pinchábamos y ahora llevamos ya samplers, guitarras, sintes, la mesa… Es un set mucho más completo.
De todas formas, este nuevo disco está grabado desde hace tiempo, así que ellas no han podido participar todavía del proceso.
N: Sí, la grabación se hizo meses antes de llegar incluso María. Todavía no la había visto ni siquiera pinchar.
"‘Perdón por ser tan sexy’ a la gente le gusta y funciona bien, pero no la hacemos nunca porque yo literalmente odio esa canción"
¿Y cómo ha influido su aportación a la hora de trasladar el álbum a los directos?
M: Hay arreglos que son diferentes. Mi gran aportación es que en una canción súper oscura que tiene, como todas, “Do meu corpo van nacer outros corpos”, se me ocurrió que podíamos meter un trozo de “Saoko”, de Rosalía.
N: El teclado y la guitarra hacen el riff de “Saoko” (tararea) y la verdad es que, increíblemente, queda muy guay. Ese tipo de detalles no se me ocurrirían a mí solo, la verdad. No llegaría a esa conclusión. Ninguno de nosotros tres somos sospechosos de ser unos virtuosos musicales, pero sí que se nos ocurren ese tipo de cosas que al principio son como una broma interna, pero por la propia energía que hay entre los tres acaban pasando. Si fuésemos un grupo de tres músicos contratados de estudio nadie accedería a hacer eso. Ese tipo de energía es muy difícil llegar a ella desde otro punto que no sea tener un toque de atrevimiento. Estoy muy contento de que sea así.
¿A la hora de preparar los directos llegáis fácil a acuerdos sobre cómo afrontarlos o hay discrepancias?
N: Ese acuerdo… (risas). Bueno, hay acuerdo sobre todo cuando Josiño -mánager de Ernie Records- pasa las facturas. Ahí es cuando hay más acuerdo. Cuando decimos “qué buena elección de repertorio”.
M: Nuno siempre lo tiene bastante claro. De hecho, él no lleva setlist ni nada en directo, siempre va acordándose y siempre está abierto a que le digamos algo.
Es habitual que varíen bastante las canciones que tocáis de un concierto a otro. ¿En qué os basáis para decidirlo?
N: Lo llevamos muy ensayado del local. Tenemos un repertorio bastante cerrado, pero sí que intentamos, ya por pasarlo bien nosotros, que haya cambios de un concierto a otro, ciertas variaciones. De las canciones viejas, tocamos las que mejor funcionan, o, por lo menos, de las que yo estoy menos cansado. Porque, por ejemplo, ‘Perdón por ser tan sexy’ a la gente le gusta y funciona bien, pero no la hacemos nunca porque yo literalmente odio esa canción.
Volviendo al disco nuevo. Una diferencia con el anterior es que, donde el otro era comedido, este va a escape libre. Hay menos filtros y todo es más inmediato. ¿Es algo deliberado?
N: Sí que a la hora producirlo, con Carlangas, cuando grabamos allí en Sevilla con Raúl Pérez, de Pony Pravo, queríamos que fuese así un poco más directo, más crudo que el primero. El primero, como le pasa a muchísimos grupos, no sabes muy bien exactamente por dónde va a ir. Tienes una idea de lo que quieres hacer, pero no lo tienes tan claro como una vez que ya ha salido. Para mí Grande Amore ahora, aunque estoy contentísimo con él, sí me parece que toca demasiados palos, que hay mucha producción, muchas capas. Es mucho menos crudo y pelado que este. Sí que fue en ese sentido deliberado. Canciones más cortas y más punk. También las letras que salieron son más amargas, como todo más agónico. Queríamos que fuese así y espontáneamente salió algo así, que no siempre sucede. Hubo esa conjunción buena y creo que en ese sentido ha ayudado muchísimo la producción de Carlangas, porque tiene esa visión minimalista. La música que hacemos entre los dos no se parece en nada, pero sí que él también viene de eso, del punk, de los Ramones, aunque ahora haga música diametralmente opuesta. Se ha notado mucho su aportación.
Es un disco bastante amargo en sus letras. ¿Lleváis mal haceros mayores?
N: Yo soy el que peor lo lleva, seguro.
M: Sí, porque nos lleva dos años y siempre nos habla como si nos llevara quince.
N: Pero yo en ese año y meses he sufrido mucho. Lo pasé muy mal. Vi muchas cosas (risas)
M: Yo la verdad es que he tenido una vida bastante feliz.
N: Ese sería un buen titular, sería el titular menos esperado de la historia. Pero sí, yo lo llevo fatal. Y cada año peor, porque soy más mayor, claro.
M: A mí me encanta hacerme mayor, pero no me gusta el paso del tiempo.
N: Yo si pudiera quedarme en este año para siempre, pero en plan no para siempre eterno, sino morir como todo el mundo. Pero llegar a los 90 años como estoy ahora. Fliparía. Es el año para mí de realización personal mejor que he tenido nunca. Las canciones que sacamos ahora me gustan, disfruto del directo. Lo pasamos muy bien. Todavía no hay rencillas en el grupo como para que los conciertos sean una experiencia traumática. Si fueran todos los años como este firmaba muchísimo.
¿Es posible que gran parte del éxito del grupo resida en que hay mucha gente pasándolo mal?
N: Sí (risas). Pero creo que Grande Amore haría la misma música que hace ahora en 2007, justo el último año bueno en el que había dinero, no había crisis, etc. Lo que pasa es que ahora como el umbral de miseria del mundo ha subido tanto y está todo el mundo tan jodido que ahora la gente sí piensa “mira qué razón tienen estas letras”. Aunque fuese una época más feliz haríamos lo mismo, solo que nadie diría nada. Como ahora ya no hay esa oportunidad de cobrar, ser feliz y todo está devastado perdido, cobran más sentido las letras y la actitud. La gente se ve reflejada, pero no tanto porque hagamos nada especialmente por querer ser iconos de una generación lastimada. Cuando estamos juntos la mayor parte del tiempo estamos de risas, lo pasamos muy bien. No es algo buscado ni algo hecho adrede, pero ahora mismo componer ‘El Venao’ es complicado tal y como está el mundo.
"Sí me gustaría que para la música nueva hubiese en las grabaciones participación de los tres"
¿Ha habido algo a nivel musical que no os hayáis atrevido a hacer o que todavía no os haya salido?
C: Un poco de técnica vocal si nos faltaba a veces, para ciertas versiones (risas).
N: A mí lo que más ilusión me hace de Grande Amore es que todo está hecho desde un punto de vista muy poco cercano a la ortodoxia musical, pero que funciona de verdad. No es hacerlo mal por hacerlo mal.
M: Yo creo que nos atrevemos con todo.
N: No es que nosotros hagamos expresamente una reivindicación de las rarezas, de las bizarradas y de lo aleatorio. No creo que ninguno de los tres defienda eso, pero sí que es cierto que hay cosas que nos apetece hacer y que son divertidas y que en encajan en el universo del grupo. ¿Por qué no vamos a hacerlo?
M: Lo gracioso es que hagas lo que hagas lo hagas a tope y sin dudar.
Lleváis ya varios meses trabajando los tres juntos. ¿Ha habido tiempo para material nuevo en el que participéis todos?
N: De momento, no. Sí me gustaría que para la música nueva hubiese en las grabaciones participación de los tres. Pero para eso hay que hacer las canciones primero. Sin canciones está jodida la cosa. Al final creo que gran parte de cómo está funcionando ahora el grupo es la energía que tenemos. Tengo ganas de la experiencia de estar unos días ahí fuera los tres grabando.
¿Entonces no hay nada avanzado desde que se termina de grabar el disco en marzo del año pasado?
N: Sí tengo ideas de cómo quiero que suene el disco. Pero lo que más tiempo me lleva, con diferencia, es imaginarme cómo quiero que sea, tener las referencias de sonido o de estilo. Creo que si tienes eso es más fácil que lo demás venga rodado. Lo he notado mucho a la hora de producir este disco con Carlangas. No es que tuviésemos ni vamos a tener nunca seguramente unos conocimientos técnicos increíbles, pero sí que sabíamos donde queríamos llegar, qué grupos nos gustaban y a cuáles queríamos parecernos en espíritu. Estoy en ese proceso de saber a quién copiarle, básicamente (risas)
Han pasado muchas cosas desde que te entrevistamos para Mondo Sonoro con motivo del primer adelanto del primer disco. Si llega a haber una tercera entrevista, ¿qué crees que pasará en ese tiempo?
N: Espero que no pase tanto entre el segundo disco y el tercero como entre el primero y el segundo. Lo que pasa es que desde fuera no sé cómo se ha vivido, porque un año y pico sin sacar nada puede parecer mucho, pero desde dentro ha sido frenético. No hemos parado en ningún momento de girar. Primero yo solo, después nosotros dos (señala a María). Después montar el repertorio con Clara. Parece que llevamos cinco años tocando juntos y empezamos en abril. Es como si fuesen mis hermanas. ¿Dónde vamos a estar dentro de año y pico? A saber. Igual ni nos hablamos.
¿Ha sido tan frenético el ritmo de conciertos?
N: Para que te hagas a la idea, dentro de poco, no sé cuándo, va a ser el concierto 100 de Grande Amore. A finales de año, en diciembre, algo así.
M: Tendremos que hacer algo, hay que hacer una fiesta.
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