Repasar la escena del pop y rock electrónico de hace sólo cuatro años da un tanto de vértigo porque, como si de una campaña de setas otoñal se tratara, la ecuación sellos más bandas más remixes trajo al campo lluvioso de lo alternativo un sinfín de productos indispensables para alimento de pistas de baile. Por entonces ya conocíamos a LCD Sounsystem, Ed Banger o 2Many Dj’s, y lo que nos quedaba por recoger prometía mucho aún. Es entonces cuando el cuarteto Goose nació con un álbum formulado para mejorar su currículo (hartos de versionar a AC/DC pasaron a dominar el sintetizador como principal arma arrojadiza). Los belgas sólo deseaban, como entonces era de rigor, hacerse famosos y festejar (era la época de los brazos en alto en la pista). Y lo consiguieron. Pero además prevalecieron por encima de aquella cantera mundial de creadores automáticos de éxitos porque de un solo disco sirvieron a multitud de anuncios y bandas sonoras.
Han sido cuatro años disfrutando del saco encontrado al final del arco iris, aunque ellos casi sólo nos hablen de trabajo. “Primero giramos por Europa, Japón y Australia, después hicimos un parón de dos años para centrarnos en el segundo disco. Cuando miramos atrás nos damos cuenta de que ha sido un tiempo de experimentación muy importante hasta llegar a ‘Synrise’”. El resultado es el descaro de su maestría al sintetizador, homenajeando con la cabeza bien alta a grandes como Giorgio Moroder, Philip Glass y Vangelis. Temas instrumentales como “Synrise” (donde se oye lejanamente a Peaches) alcanzan el notable alto, y la intrigante “Words” (single de lanzamiento) lo confirma con una lógica aplastante. Podríamos decir que “Synrise” es más oscuro o más maduro que “Bring It On” (08), pero ellos prefieren aclarar que “la banda es sinónimo de constante evolución, buscando nuevos sonidos y producción. Nuestro tercer álbum puede estar lleno de guitarras, ¿quién sabe? Lo que oirás en el disco será auténtico Goose: una emoción, no un género”.
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