De hecho, este mes de noviembre, estarán actuando en Bilbao (17 noviembre, Santana 27), Madrid (18 noviembre, La Paqui) y Valencia (19 noviembre, Sala Moon). Captain Poon, guitarrista de la banda, nos atiende vía telefónica pocos días antes de estos conciertos españoles en compañía de sus compatriotas The Good, The Bad And The Zugly.
Buenos días, Captain. ¿Cómo estás? En pocos días volvéis a España para actuar en tres ciudades.
Para nosotros es como volver a casa. La primera vez que fuimos, no sé si era 1997 o 1998, sentimos algo especial. Éramos jóvenes y estábamos abiertos a las sorpresas.
Curiosamente, aunque si hay diferencias evidentes entre los escandinavos y nosotros, cuando nos juntamos en un mismo recinto, da la sensación de que estas desaparecen.
Somos europeos y estamos conectados. En muchos aspectos, somos similares. He estado muchas veces en vuestro país, como músico, como fan y también como turista, y la reacción es siempre la misma. Hay una gran atmósfera en España.
"Tengo un restaurante de comida italiana en Oslo. No me considero chef, aunque hay quien me lo dice"
A día de hoy, todavía cuesta encontrar respuestas a cómo se generó aquella corriente tan fructífera de rock escandinavo a finales de los noventa.
La música siempre va por olas. Y lo que importa realmente es pasarlo bien. En el fondo, el rock’n’roll es una música simple que sirve como vía de escape. Nos cansamos de oír cosas más serias y si el rock nos llama es porque es real, hay acción y también mucho sentido del humor. Una de las ventajas de esa escena es que surgimos juntos al mismo tiempo y eso causó más impacto.
Que un sello como White Jazz reuniese a tantos grupos, fue una gran noticia.
Fue White Jazz, pero podía haber sido cualquier otro. Eso no importa. Lo importante fue la coincidencia y la comunión entre esas bandas.
Recuerdo, cuando aún no había el boom del vinilo, se publicaron infinidad de ediciones especiales, montones de siete pulgadas de coleccionista. Tengo un montón de ellos en casa. La verdad es que se generó algo muy chulo.
Todos aquellos discos fueron muy importantes para completar la experiencia y como industria permitió que se hiciera más dinero. En general había muchas ganas de hacer cosas, de buscar un estudio, grabar un single de inmediato y otras historias similares. Queríamos pasarlo bien y aprovechar el momento, que se extendió sobre todo durante aquellos siete u ocho años de euforia.
¿Y cómo fue ese momento, en 2018, en que decidís volver?
Es difícil de explicar y describir. Si en 2017 me hubieses dicho que volvíamos, te hubiera dicho que no existía ni una sola posibilidad. Pero fue Danny, nuestro batería, quien más insistió. Fue el primero en abrir el fuego, con lo que solamente quedó que nos sentásemos los cuatro y nos pusiéramos a hablar. Hacía más de cinco años que no me veía con alguno de los chicos, no habíamos mantenido el contacto. Y lo extraño es que entramos en aquella sala y surgió algo mágico entre nosotros. Además, no había nada que perder. Habíamos hecho grandes cosas juntos, éramos buenos amigos y... ¡teníamos las canciones! Había química y sabíamos que podíamos volver a recuperar el sonido Gluecifer porque está en nuestro ADN. Desde entonces todo a vuelto a la normalidad y todo fluye. Ahora montamos alguna comida de vez en cuando, por ejemplo el fin de semana pasado, y quien puede viene a la fiesta y quien no, no pasa nada. Todo genial. Lo importante es conservar nuestra amistad.
Centrándonos en tí, tuviste tu propio proyecto musical, Bloodlights, y luego te dedicaste a la restauración.
Cierto. Tengo un restaurante de comida italiana en Oslo. No me considero chef, aunque hay quien me lo dice. Pero es algo que me gusta, me permite ganar dinero y combinarlo con la banda y el rock’n’roll.
¿Y qué te parece la comida española?
Es muy buena y, cuando os visito, la disfruto muchísimo. Eso sí, me gusta más la del norte del país que la del sur.
Volviendo a la gira, os acompañará la banda noruega de punk rock The Good, The Bad And The Zugly.
Ahora mismo ellos son mi banda favorita. Sus discos son jodidamente buenos y creo que son perfectos para esta gira.
Antes de despedirme me gustaría saber cuál es tu disco favorito de Gluecifer.
Pues te diré que es el último que grabamos, “Automatic Thrill”, de 2004. Es el más completo y el que reúne todas las cualidades de la banda. Hay influencias del punk y otras que surgen de otros lugares. El álbum lo grabamos todos juntos, pero solamente la música. Fue antes de aquel verano. A la vuelta pensamos en retocar
cosas, pero alguien dijo “Así está perfecto”. Tenía razón, así que añadimos las voces y a volar.
Agenda de conciertos:
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