El cantante de Ghost me recibe en un camerino en semipenumbra horas antes de su reciente concierto en el Pabellón Olímpico de Badalona. Lejos de lo que cabría esperar de una rockstar en ascenso, no intimida ni se muestra distante, todo lo contrario. Sonríe al ver mi camiseta de Alice Cooper –“no estaría aquí sin él”, ha afirmado en más de una ocasión– y le confieso que me alegro de que mi regreso a los conciertos y a las entrevistas tras el parón por la pandemia sea con Ghost. “El covid no ha tenido un gran impacto en nuestro trabajo”, reconoce. “Y poder estar con mi familia, a la que he echado de menos durante los últimos diez años de giras, no ha estado tan mal”. Pero el paréntesis ha terminado: los suecos llevan desde enero presentando por medio mundo su último disco “Impera”, la implosión definitiva del pulso ochentero que empezó a asomar en su anterior “Prequelle” (2018). “Siempre me ha gustado ese tipo de música. Crecí en los ochenta, mi hermano mayor era teenager cuando yo era solo un niño y estaba siempre expuesto a mucha cultura adolescente”, recuerda. “Simplemente surgió al escribir las canciones. Creo que en cada uno de mis cinco discos hay vibraciones AOR, en los coros, por ejemplo. Incluso en la descripción de Myspace, en 2010, cuando salió nuestro primer disco, se nos describía con el concepto a devil worship in Kansas (un culto al demonio en Kansas)(ndr). Siempre me he sentido atraído de forma especial por el americana rock y por bandas como The Doors, Eagles o Van Halen. También por Def Leppard o Fleetwood Mac, que triunfaron en América en los ochenta aunque en realidad eran británicos”.
La banda ha conseguido en apenas doce años lo que otros han tardado tres décadas: llenar pabellones y estadios como cabezas de cartel, atraer a un público intergeneracional y trascender el género rock. Pero, ¿supone este crecimiento exponencial una presión extra para un fanático del control con fama de perfeccionista? “No sé si siento una mayor presión, pero sí experimento la necesidad constante de asegurarme de que se hace lo que yo digo, porque hay muchos factores que podrían descontrolarse. En esencia, esta es mi banda y mi opinión importa. Todos los demás están aquí porque yo tomé la iniciativa. No veo cómo el hecho de ser una persona controladora puede no beneficiar a todo el mundo. El concepto es un poco extraño porque cada película, cada creación, tiene a alguien que está al mando. Obviamente, no puedo hacerlo solo. Somos cuarenta personas detrás de cada show como el de esta noche”.
“Creo que en cada uno de mis cinco discos hay vibraciones AOR”
Hablando de control creativo y de cine, me intereso por sus gustos cinéfilos, palpables en la potente imaginería de Ghost. “Siempre me ha parecido muy inspirador Stanley Kubrick porque era muy meticuloso, se interesaba por cada uno de los detalles. Esa es una de las razones por las que me alegro de no haberme metido nunca en el mundo del cine: es el peor sitio para un perfeccionista. Aunque si tuviera que compararnos con algo sería con el cine de Guillermo del Toro. Creo que, de una manera similar a la suya, intento vincular el mal y los aspectos oscuros de la vida y la muerte con el amor y la comprensión. La mayoría de sus proyectos tienen un final bonito, donde te sientes mal por el monstruo, y es desgarrador. Me gusta esa doble naturaleza”.
“Siempre me he sentido atraído de forma especial por el americana rock”
Si “Prequelle”, centrado en la peste negra, parecía una retorcida premonición de la pandemia mundial que comentábamos antes, “Impera” narra el auge y caída de los imperios; algo que rápidamente conectamos con la guerra en Ucrania y la actual decadencia de Rusia. “Creo que la guerra prueba mi punto de vista de que todo es cíclico. Muchos eventos históricos se repiten hasta que terminan de forma crítica. Y ahora vivimos una de esas crisis, la gente está sufriendo, pero, por suerte, todo se debe principalmente a un imbécil. La solución pasa por una sola bala –sonríe–. En serio, debemos evitar caer en la culpabilización del pueblo ruso y luchar juntos para que el dictador se vaya. Putin es el cáncer de nuestro mundo”. Y prosigue con sus elucubraciones geopolíticas. “Imagina a Alekséi Navalni como presidente; o a Svetlana Tijanóvskaya como presidenta de Bielorrusia. El mundo sería muy distinto. Aunque creo que la clave para establecer un nuevo orden mundial pasa por buscar alternativas al petróleo, es una locura cómo dependemos de él. Si alguien como Putin puede hacer lo que le dé la gana porque tú y yo necesitamos coger el coche, tenemos un puto gran problema”.
Dedico el tiempo de descuento a dos temas nada menores: el homenaje a Aleister Crowley en la portada de “Impera” (“tiene más que ver con su impacto en la cultura popular que con mis creencias, aunque no quiero quitarle importancia a su enorme influencia”), y las enésimas alabanzas sobre Ghost emitidas días antes por Rob Halford de Judas Priest. “Es tan simpático… es la persona más dulce que existe. He sido fan suyo desde siempre. Que me devuelva los elogios y los ánimos de esta forma es algo increíble”.
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