En junio de 1808 tuvo lugar la segunda batalla del Bruc en la Guerra de Independencia Española. Los franceses habían sumido en una fuerte crisis a Catalunya por la paralización del comercio con América y hubo conflicto, cruento. Dicen los textos, había muchísimos más soldados napoleónicos. Pero los franceses perdieron. Y todo gracias, o eso cuenta la leyenda, a un tambor. El de Isidro Llusá y Casanovas, el Timbaler del Bruc. La reverberación del instrumento en Montserrat hizo creer que el número de soldados españoles era muy superior al real.
“Somos muy cuidadosos al grabar las percusiones, queremos que sean un tejido. No un cortar y pegar”
Dos siglos después, el tambor sigue siendo arma de alto calibre. En lo musical, al menos. Gracias a la tarea de recuperación del folclor de bandas como los colombianos Ghetto Kumbé, que se estrenan con disco homónimo publicado por ZZK Records, donde la percusión es la gran protagonista. No sólo por sus dotes mántricas y de inducción al baile, sino también como transmisora de ideas y experimentación –incluso– melódica.
“Somos muy cuidadosos al grabar las percusiones, queremos que sean un tejido. No un cortar y pegar”, adelanta, con detalle, Dr. Keita (Andrés Guajiro), miembro de Ghetto Kumbé junto a Chongo (Juan Carlos Puello) y El Guajiro (Edgardo Garcés). “Siempre hemos tenido muy presente mezclar lo acústico con lo sintético. Y hay que estar pendiente de la afinación: ¡El tambor es melódico! Por eso hay técnica de mezcla contemporánea en el disco”, matiza. Ahí destaca el trabajo del productor Oliver Williams. “Oli tiene un gusto enorme por la cultura afrobeat, pero también por lo británico. Es formidable en la mezcla de tambores con lo contemporáneo”.
Andrés Guajiro, que pese el confinamiento anda bien liado con la promoción de "Ghetto Kumbé", es especialista en músicas africanas y afrodescendientes. Un punto clave para entender la riqueza del disco debut de los percusionistas. “He escuchado música de todo tipo: jazz del Caribe colombiano, cumbia, música afrocaribeña, salsa, guaguancó. Luego en la juventud pop y rock. Y algo de rock latinoamericano y en español. Yo también fui víctima del MTV Latino. [Ríe] Colombia es un país de fusiones, de combinar todo en uno”, dicta.
El primer EP de la formación era puro ritual del tambor, el segundo ya introdujo más mezcla con la canción. Después de andar de gira, pasaron por el trampolín musical del Rencontres Transmusicales de Rennes –entre vítores– en 2017, en este larga duración dan un paso adelante para que el fuego también emane de la voz. Algo que les ha permitido expresar lo político no sólo con la música. “El afrofuturismo es mucho más que un contexto musical, es un movimiento de reivindicación cultural. Un mensaje claro de presencia. Las canciones de Ghetto están ligadas a ese sentir político: reflejamos la realidad que vivimos. Aunque no queremos ser un mero referente político, sino también introspectivo. Llevar a la gente a otros estados”.
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