Ser hija de uno de los Leftfield, Neil Barnes, uno de los nombres clave asociados a la escena electrónica londinense de los noventa, y crecer rodeada de techno, fiestas underground y despiporre, seguro, pasa factura. En el caso de Georgia Barnes, curiosamente, descubrir desde muy temprano la experiencia catártica de la pista de baile, para bien. "Seeking Thrills" es de hecho toda celebración del clubbing y el desfogo músical. “¡Puedo decir que me he criado en raves! He crecido entre cajas de ritmos y sintetizadores en el estudio de mi padre. Cuando antes de componer este disco me puse a indagar en el house de Chicago o en el sonido de Detroit todo me resultaba muy familiar. Bajos gordos, bombos punzantes… ¡Era el sonido de mi infancia!”, explica entre risas en un hotel del centro de Madrid, ciudad en la que la noche de esta entrevista tiene previsto marcarse un featuring con los mismísimos Hot Chip.
"Entender los orígenes del pop hace que me sienta aún más cerca de otros estilos como el techno”.
El segundo trabajo de la londinense es, además, uno de esos álbumes que va liberándose de todo prejuicio a medida que avanzan los tracks, en el que no cuesta hallar los ecos a proyectos como los de Robyn, Fever Ray o M.I.A. pero donde los géneros se diluyen dando paso a un cajón de sastre donde todo, o casi todo, vale. “Billie Eilish es probablemente la voz que mejor representa hacia adónde se dirige la música hoy en día. Las etiquetas ya no son como antes, es lo mismo que ocurre en la moda. ¿Es Billie una rockstar, una rapera, una popstar? Yo diría que todo a la vez”.
Coproducido junto a Mark Ralph –“lo propuse a mi sello porque yo era muy fan de sus trabajos para Years & Years, AlunaGeorge y Daniel Avery”–, este eclecticismo es también fruto de un interés en la historia de la música más reciente que ha llevado a su artífice en los últimos años a sumergirse en lecturas y otras indagaciones. “He estado leyendo mucho sobre cómo la música ha ido viajando de un continente a otro recuperando diferentes culturas. Me interesa, sobre todo, momentos en la historia como cuando, por ejemplo, Kraftwerk viajaron a Chicago a finales de los años setenta y como consecuencia, Jeff Mills o Juan Atkins, que por entonces eran solo unos chavales, inventaron el techno. O como más tarde, el techno viajó a Alemania, y surgió allí la cultura rave. O cuando el pop inglés aterrizó en Chicago, donde se mezcló con el disco y derivó en la música house. Me di cuenta de que todas estas músicas desembocaron en lo que hoy conocemos como pop mainstream. ¿Qué hace Dua Lipa si no disco house? Entender los orígenes del pop hace que me sienta aún más cerca de otros estilos como el techno”.
“Nos pasamos la vida corriendo, trabajando… Creo que es sumamente importante conservar estos espacios para el baile”
Es en esa confluencia de estilos –del “house de Chicago al synth pop de los ochenta o el industrial europeo”–, pero sobre todo en la pista de baile donde Georgia siente que más tiene que decir. Sin ir más lejos, su single "About Work The Dancefloor" lo escribió después de pasarse un fin de semana en Berlín yendo de un club a otro. “Para mí bailar significa todo. En la pista puedes ser quien quieras, hacer lo que te dé la gana, ser libre y expresarte como te apetezca. Además, hay una especie de complicidad colectiva que te permite fluir de otra manera y escapar de los pensamientos tediosos. Si has tenido una semana de mierda, es el sitio perfecto para olvidarte de todo y liberarte por unas horas”. "Mellow", corte que firma junto a Shygirl y uno de los más experimentales del álbum surgió, sin embargo, en un contexto muy distinto, marcado por un periodo autoimpuesto de absoluta sobriedad. “Acababa de dejar de beber hacía poco y me estaba subiendo por las paredes. Creo que el tema refleja esa desesperación que sentía por salir de casa, por beber, por pasármelo bien… Tiene algo de ese lado oscuro”. Pero ojo, no significa con esto que Georgia reniegue hoy de esos templos que la han visto crecer. “Nos pasamos la vida corriendo, trabajando… Creo que es sumamente importante conservar estos espacios para el baile”. Ante esas palabras solamente podemos decir: Amén.
La thermomix de Georgia
Para comprender la amalgama de estilos que atraviesa su álbum "Seeking Thrills" (ha llegado a definir su música –algo exageradamente– como “soul hip hop punk”), basta con hacer un repaso al universo sonoro al que ha estado vinculada en los últimos años esta ex jugadora de fútbol y fan acérrima del post-punk y Missy Elliott. Más allá de que le cambiara los pañales uno de los componentes de Leftfield, padres de estilos como el house progresivo o incluso el breakbeat, Barnes fue también baterista en la gira del productor de soul y post-dubstep Kwes, y de la reina del nuevo spoken word Kate Tempest, a quien la artista describe como una hermana. Pero por si esto sonara poco para alguien que ha nacido en los años noventa, cabe añadir un puñado de featurings en estos años con nombres como el dúo de electro soul Honne y Mura Masa (en la funkera "Live like We’re Dancing"), o la nueva diva del glitch hop Shygirl. Un bagaje marcado por el baile de géneros que ha dado lugar a dos álbumes en los que la artista deja entrever, en plena era del post-mainstream, su personal batalla contra las etiquetas.
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