“La gente tiene demasiado miedo a hacer mierda, así que acaban haciendo nada"
EntrevistasGeordie Greep

“La gente tiene demasiado miedo a hacer mierda, así que acaban haciendo nada"

JC Peña — 31-12-2024
Fotografía — Archivo

Geordie Greep, el joven vocalista de Black Midi, debuta en solitario con The New Sound (Rough Trade/PopStock, 24), exhibición de su avasalladora y excéntrica manera de entender el pop. Greep anunció por Instagram hace pocas semanas el parón indefinido de su banda.

Y en una sola canción de este doble álbum hay más ideas y complejidad que en discos enteros de los que se publican cada semana. A Geordie Greep le sale el talento por las orejas, y no es de extrañar que su nuevo doble sea un álbum tan excesivo y abrumador como arrojado y original.

“The New Sound” pulula por ese lugar fronterizo en principio imposible entre el punk loco, el rock progresivo, el musical excéntrico, la samba brasileña, el jazz, la chanson y los ritmos latinos. ¿Suena a locura? Pues es lo que es. Grabado en gran parte en Brasil con músicos locales, puede considerarse una excentricidad milagrosa para los tiempos que corren. Encantador y reflexivo, Greep se lamenta de lo “soso” y mimético que se ha vuelto el pop contemporáneo. Aquí está él para compensar. Acaba de cumplir los 25 y se explaya como un veterano, con referencias cultas de gente que dobla o triplica su edad.

¿De dónde te ha venido la necesidad o el impulso de hacer un álbum en solitario?
Siempre he tenido el feeling de que lo iba a acabar haciendo. Lo quería hacer, y en un momento dado pensé que tenía que ser lo antes posible para quitármelo de encima. Además, la gente hace discos en solitario, ¿no? A menudo si esperas hasta los 30 ó 35 has gastado mucho tiempo, hay menos expectativas y has empleado parte de tu creatividad. Los artistas que tuvieron carreras en solitario exitosas después de estar en un grupo, Lou Reed, Frank Zappa, Todd Rundgren, se pusieron a ello directamente sin más. Así que hice lo propio. Además, las canciones que tenía conducían más a un álbum en solitario que a un grupo haciéndolas. En una banda tienes que llegar a acuerdos, y con algunas quería ir más a mi bola para que funcionaran.

¿Por qué lo grabaste en Brasil? Tuvo que ser algo muy especial.
Bueno, realmente fue circunstancial. Tenía la idea de hacer una gran sesión en Londres en diciembre con un montón de músicos para hacer las canciones más ambiciosas, aquellas en las que necesitas a un montón de músicos tocando juntos a la vez. Buscaba músicos que tuvieran experiencia tocando música latina, porque hay influencias de salsa y esas cosas. Y entonces resulta que Black MIDI nos fuimos de gira a Brasil ese mismo mes. Tenía días libres, así que se me ocurrió hacerlo allí. ¿Por qué no? Llamé al único tío que conozco en Brasil, Fernando, y le pregunté si conocía músicos. Los reunió, reservamos un estudio y realmente pareció que todo conducía ahí. No tenía ni idea de cómo iba a salir, pero fue genial. Les mandamos las canciones a los músicos con un poco de tiempo, y cuando llegamos se las habían aprendido. Algunos tenían instrumentos baratos y tal, pero eran muy buenos músicos, y se metieron a tope. Para ellos era un reto diferente. Salió mejor incluso de lo que había pensado.

“Los artistas que tuvieron carreras exitosas en solitario después de estar en un grupo se pusieron directamente a ello”

¿Pero tenías las estructuras de las canciones?
Sí, tenía las maquetas, y básicamente era lo mismo, con sonidos baratos y cajas de ritmos. No eran las mejores interpretaciones ni nada, pero la estructura estaba cerrada. Lo replicaron todo exactamente. Tenían un feeling tocando alucinante. Pero básicamente estaba todo muy cerrado.

La sensación que da es que todos los músicos estabais tocando juntos, aunque la riqueza de arreglos e instrumentos es tremenda.
Sí, pero solíamos empezar con la sección rítmica. En Brasil empezamos a hacer sesiones con cinco músicos a la vez: guitarra, bajo, batería, percusión, teclados. Y lo mismo cuando volvimos a Londres. Siempre que podíamos nos quedábamos con la primera toma, y luego añadíamos algunas cosas. Con el rollo Frank Sinatra de las últimas canciones el plan era tener todo, incluyendo la voz, a la vez. Creo que es el mejor modo de hacerlo, porque al final estás escuchando interpretaciones.

¿De dónde te viene esta pasión por el jazz latino, la salsa y la música brasileña? No es algo que esté muy presente en la música alternativa anglosajona…
Es una cosa que se ha desarrollado con los años. No es que decidiera: voy a hacer música latina nada más empezar a escucharla. Hace como diez o doce años empecé a oír tango, cosas argentinas. Después a través de Charlie Haden llegué a los brasileños: Egberto Gismonti, Milton Nascimento…y al final la salsa cubana y de Puerto Rico. Pero escuché cada cosa por separado y por ninguna razón en particular, simplemente fui investigando distintas músicas. Con la salsa fue distinto, porque la escucho desde muy pequeño. Mi madre trabajaba en un club de salsa y la ponía en casa. Entonces no me gustaba nada. Me parecía molesta, todo tan alto y pasado de rosca. Pero hace cinco o seis años volví a oírla y me pareció la mejor música del mundo. Inteligente pero emocionante, accesible y llena de pasión.

¿Y los musicales? El álbum también tiene algo de musical.
No tanto. Me gustan las cosas old school tipo “West Side Story”. Pero antes de eso me gusta sobre todo el cruce entre lo teatral y operístico de artistas como Kurt Weill. Cosas muy de cabaret, pero con un enfoque clásico en las armonías, que es muy interesante. De repente mete un acorde que es bastante inusual o único. Y hace años solía ir mucho a la ópera. Me gusta esa idea de estar ante un show, una actuación.

Dices que el personaje que canta, el narrador, es un tipo poco fiable. Muchas de las canciones son de amor, aunque con un giro perverso. Pero al final del disco me parece sincero, podría confiar en él, ¿no?
Es poco fiable porque presenta las cosas de un modo diferente desde distintos puntos de vista. Y a veces puede estar bromeando. Incluso en una canción como “Through a War”: estás en un bar y un tipo te cuenta una historia grandiosa: hice esto y lo otro, teníamos un ejército, y todo te da una impresión extravagante. ¿Qué narices…? No sabes si nada de eso es verdad, pero es interesante. ¿Qué tiene de verdad? También es que con estas canciones quería oyes conversaciones o monólogos que no deberías oír. Estás al tanto de cosas de las que nadie debería estar al tanto. Supongo que hacia el final, todo suena más real, si te metes en las capas y crees que hay cierto viaje. Pero a lo largo del disco te queda esa sensación de no saber muy bien qué pasa.

Irónicamente, la canción que da título al disco es instrumental.
Es que con Black Midi nunca hicimos nada instrumental. Y resulta que hay montones de canciones instrumentales que me encantan. Lo que pasa es que no quería hacerlas porque me parecía que no tenían el mismo valor, como que son un relleno. Pero pensé que mi voz, en cierto punto, puede hacerse un poco cargante durante una hora, y el instrumental podía limpiar un poco la paleta. Con esa canción traté de construir una progresión que va y va y va…

Es un LP doble, largo. ¿Te preocupaba?
Me di cuenta y me pregunté si iba a ser raro. Pero funciona bien porque está dividido en cuatro caras. Y las caras funcionan muy bien, especialmente en el segundo disco. Las dos primeras caras son siete canciones, creo, y el segundo LP tiene sólo cuatro. Una cara tiene una sola canción.

La de doce minutos, supongo.
Exactamente. Así que funciona muy bien. Me gustan los discos en los que las canciones se hacen más largas según avanza. Es como que si has llegado hasta ese punto, vas a tener más paciencia, ¿no? Como que estás preparado para cosas más sustanciales al final.

¿Te preocupa que no haya paciencia para escucharlo en estos tiempos de distracciones e inmediatez?
Bueno, vamos a verlo. Ahora cuando se hacen discos largos duran una hora y veinte y tienen como treinta canciones que parecen puestas aleatoriamente. En este caso quizá sea más fácil, porque son once. Son largas, pero no te da la sensación de que haya demasiadas cosas. Se siente que es la duración natural.

Vuelvo a “The Magician”, la canción más larga. Es épica.
¿Épica, eh? Es como “Lawrence de Arabia”, o algo así. Bueno, esa canción la tengo desde hace siglos, incluso la hemos tocado en directo con Black Midi. Pero para este disco supe que tenía que darle otro enfoque. Quería que pasara por distintas instrumentaciones y que cambiara el tiempo, y que la voz fuera lo único constante. Está un poco basada en mi cantante favorito en francés, Léo Ferré. Las últimas canciones del disco se inspiran mucho en lo que hacía en los 70, quizá con una instrumentación más rockera o de jazz rock, con los instrumentos interactuando.

“Había giras de Black Midi en que partíamos de 20.000 libras y nos llevábamos cien pavos”

La portada es una ilustración impactante, pero también ligera, con humor, teniendo en cuenta la temática de las canciones.
Es que me pareció una imagen genial. Es de un japonés que se llama Toshio Saeki (el artista falleció en 2019). Tiene cosas mucho más fuertes y locas. Cuando el material es gore o está un poco pasado de rosca, siempre tiene que haber un equilibrio, que también sea interesante o divertido. Que sea algo ligero y sin malicia. Encontré esta imagen y me gustó mucho. Creo que cualquier chaval pensará que es una portada que mola.

Teniendo en cuenta la música tan ambiciosa que haces, ¿te parece que la mayoría de los artistas de pop no toman suficientes riesgos hoy?
Hay muchas cosas que no me gustan de la música de hoy. Una de las principales es algo que la crítica reverencia mucho, y es que la principal cualidad de un disco bueno de una respetada banda de indie, es que sea sutil. Y sutil no como un adjetivo que describa algo matizado: muchas veces quiere decir que es más bien soso. Muchísima música indie son dos acordes y luego alguien cantando “Me senté en la mesa, me sentía mal…”. ¿Dónde está la ambición? ¿Vas a algún lado? La gente tiene demasiado miedo a hacer mierda, así que acaban haciendo nada. Hacen cosas demasiado sosas. Y la crítica les aclama porque suena a no sé qué grupo.

Ya…
Es aburrido. Falta creatividad. Por otro lado, tienes a quienes hacen algo retro. Eso es aburridísimo también. ¿Qué sentido tiene? Tendrías que estar proponiendo algo distinto, y resulta que todo lo que tratas de hacer es sacar las mejores cosas de la música del pasado. Tiene que ser algo nuevo al menos para el artista. No digo que todo el mundo tenga que hacer canciones locas de veinte minutos, pero sí ser ambicioso dentro de lo que es tu música.

Hace unos meses conversaba con las chicas de otro grupo joven de Londres, Goat Girl, y me hablaban de lo difícil que es ganar dinero para artistas de vuestro tamaño. ¿Lo ves igual?
Sí, es muy difícil. El problema es que hace treinta años para estar en lo alto de las listas con un disco necesitabas vender un millón de copias o algo similar. ¿Ahora cuántas son? ¿15.000? ¿10.000? Esto te muestra lo bajo que está el baremo de los que más venden hoy. Pero los sellos emplean a la misma gente. Tienen que pagar sueldos y demás, pero el pastel es infinitamente más pequeño. El viejo sistema sigue funcionando, sólo que hay muchísimo menos dinero. En los 70 y 80 podías ser un artista alternativo y ganarte la vida muy dignamente. No tenías que ser el más experimental, pero podías asumir riesgos y que tu disco no vendiera mucho. Se dice que Velvet Underground sólo vendieron treinta mil copias de su primer disco…Hoy eso sería hoy un súper ventas. Lo único que puedes hacer ahora es grabar buenos discos, buen catálogo, porque eso permanece.

¿Y el directo? Se supone que ahí sí hay dinero.
En directo pasa lo mismo. Hay mucha gente a la que pagar. Demasiada. Para agendar un bolo necesitas un agente, y después un promotor. ¿Qué es la promoción hoy, si todo está en Internet? No es que necesites a alguien a que salga a pegar posters. Pues ese alguien se va a llevar un veinte por ciento, y luego el agente de booking otro diez. Había giras de Black Midi en las que partíamos de, no sé, 20.000 libras, y nos acabábamos llevando 100 pavos o algo así. Esto pasa todo el rato porque hay demasiados costes y gente llevándose comisiones. Hasta se llevan una parte de tu merchandise.

¿Cómo vas a llevar este álbum al directo?
En lugar de recrearlo lo que voy a hacer es girar usando diferentes bandas en distintos territorios. Creo que Keith Jarrett hizo algo similar en los 70, tenía una banda escandinava y otra americana. Acabaron haciendo cosas completamente diferentes pero igualmente buenas. Es lo mismo que hemos hecho con los músicos brasileños en el disco. Me gustaría tener un grupo para Reino Unido y Europa, otro para Estados Unidos, otro para Latinoamérica, una banda asiática…¿Por qué no intentarlo, reclutar buenos músicos y hacerlo? La música será distinta en cada sitio. Podremos probar nuevas canciones y material. Creo que será genial. Y en el futuro, ¿quién sabe?

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