"Los de Badajoz podemos ser tan internacionales como el que más"
EntrevistasGecko Turner

"Los de Badajoz podemos ser tan internacionales como el que más"

Carlos Pérez de Ziriza — 14-03-2023
Fotografía — Ione Saizar

Cálida y frondosa delicatessen para paladares selectos, la de Gecko Turner sigue siendo una de las discografías más singulares y distinguidas de nuestra música popular.

Una coctelera de músicas del mundo que llega a su quinto capítulo con "Somebody From Badajoz" (Lovemonk, 2023), tan bien surtida de soul, funk y ritmos afrocaribeños como de costumbre, que llega siete años después de su último largo. Hablamos con Fernando Gabriel Echave (Badajoz, 1966), que es quien se oculta realmente tras la marca, para que nos lo cuente.

Han pasado siete años, mucho tiempo desde su anterior disco. Si no es impertinente la pregunta: ¿Por qué? ¿Qué te ha mantenido atareado estos años?
Bueno, para responderte a eso tendría que escribir un libro... ¿Por qué no? Se ha puesto de moda eso de escribir libros, de hecho hoy escribe o le escriben un libro a cualquiera (risas). En serio, ¿qué te voy a decir? Supongo que me han mantenido atareado las canciones, las circunstancias, en fin, la vida misma...

“Esto de dedicarte a la música es un sacerdocio como otro cualquiera”, dices en la hoja promo del disco. ¿En qué sentido?
Pues en el sentido de que si te dedicas a esto de escribir canciones, grabarlas, y mezclarlas... si quieres hacerlo bien, tienes que entregarte totalmente a la causa y tener verdadera devoción por lo que haces.

“Si quieres hacer bien esto, tienes que tener verdadera devoción y entregarte totalmente”

Tus anteriores discos han tenido proyección en EE.UU. y en Japón, y has girado por muchos países, fuera de España. Algunas de tus canciones nuevas están sonando en podcasts y radios francesas, inglesas o japonesas, también de Canadá o de EE.UU. ¿Crees que tu música, por sus características, tiene su público natural fuera de aquí?
Puede ser. En España también hay gente a la que le gusta este tipo de música, pero es verdad que cuando llegan las liquidaciones de derechos de autor, más del 60% de lo recaudado llega de allende nuestras fronteras.

Entrando en canciones concretas del disco: “Twenty Twenty Vision” me suena un poco a Prince, por el falsete, por la atmósfera. No se le suele mencionar entre tus referentes. ¿Lo es?
En “Twenty Twenty Vision” no canto en falsete, lo que pasa es que canto en un registro muy alto: la tonalidad está en sí mayor, o en el siete por arriba, como dirían los flamencos. Borja (Torres), de Lovemonk Records, tambien creía que era falsete. Entiendo que te pueda recordar a Prince, pero a mí el rollo de la voz en este tema, en algún momento, me evoca más a los pellizcos de Ruth Brown, Little Richard o Michael Jackson. En cuanto a Prince, sí que he tenido discos suyos cuando yo era veinteañero. Me gustaba especialmente el álbum "Around The World In A Day" (1985), y otras canciones como “When You Were Mine”, “The Beautiful Ones”, “Kiss”, “Cream”... de alguna manera, cuando le escuchabas es como si te dijese: “hey, tío, mira lo que hago: tú también puedes hacerlo”.

En la misma canción se pueden escuchar varios idiomas. Y tengo entendido que hace referencia al 20/20 de la visión completa y también al 2020, el año de la pandemia. ¿Cómo lo viviste y en qué crees que ha cambiado o que hemos cambiado todos nosotros desde entonces?
El título juega con ese doble significado. La letra es una especie de mirada a la sociedad de los años veinte del siglo XXI y a las sensaciones y monstruos que produce. Y sí, en mitad de la canción hay un montón de frases en varios idiomas (inglés, alemán, francés, árabe o portugués) a modo de sketches de noticiarios de radio y televisión, trufadas con efectos especiales, representando de alguna manera el caos informativo característico de estos tiempos. En cuanto a la pandemia, pues la viví con mucha preocupación, claro, como todo el mundo, pero no sabría decirte en qué hemos cambiado... Supongo que somos algo más mayores (risas).

“De Balde” introduce textos póstumos del escritor pacense Carlos Lencero, colaborador de Camarón, Pata Negra y Remedios Amaya. ¿Cómo conociste su obra? ¿Cómo te influyó?
En primera instancia conocí su obra como casi todo el mundo, a través de canciones como “Todo lo que me gusta es ilegal”, “Ay, José, yo te canto Camarón” o “Yo me quedo en Sevilla hasta”. No llegué a conocerle en persona, falleció en 2006, pero tengo gran amistad con el pintor Javier Fernández de Molina. Ellos fueron amigos íntimos, así que a través de Javier conocí más de su obra y de su vida. Y hace unos cuantos años, su hija Luna Lencero contactó conmigo para que me encargase de producir unas grabaciones que quería hacer con textos inéditos de su padre, con artistas para los que había escrito canciones a finales del siglo pasado. Por falta de guita para llevarlo a cabo, ese proyecto quedó congelado. Pero claro, Luna me había pasado un taco gordo de folios con letras y poemas escritos a máquina por Carlos, y a mí se me caía la baba leyendo el material, lo disfruté mucho. Durante varios años ni se me pasó por la cabeza la idea de musicar alguno de esos textos, pero el año pasado me atreví, y el resultado fue “De Balde”.

En la misma “De Balde” se dice que es el punto donde alguien de Badajoz se puede sentir más a gusto: entre la música de América Latina, la de África y el flamenco, aunque se concibió como un fandango. No sé si tiene algo que ver con aquel tópico de los extremeños como tierra de conquistadores. ¿Sientes que hay un impulso innato en tu tierra por proyectarse afuera, lejos de vuestras fronteras naturales?
Supongo que te refieres a los comentarios que hace la discográfica de cada canción en la hoja de promo. Es verdad que se escribío con la métrica adecuada para un fandango, pero bueno, yo creo que esas percusiones con ritmo ternario la acercan más bien a los tanguillos de Cádiz y otros ritmos africanos y cubanos. En cuanto a lo que dices de si hay un impulso innato en Badajoz o Extremadura por salir de nuestras fronteras, yo creo que no. Es la necesidad de trabajo y la precariedad económica lo que empuja a la mayoría de la gente a buscar mejores condiciones en otros lugares, más allá de que alguno lo haga por amor.

Esto enlaza con un título como “Everybody Knows Somebody From Badajoz”: ¿es realmente así? ¿Es una forma de decir que la mayoría de pacenses se marchan?
Umm... no sé, yo creo que más bien es una forma de decir que los de Badajoz podemos ser tan internacionales como el que más. En cuanto a si la mayoría de los pacenses se marchan, ahí están las estadísticas: en los últimos setenta años han emigrado de Extremadura más de un millón de personas, cantidad similar a la población actual de la región.

En “The Sibariteo Appreciation Society” también me parece detectar la influencia soul de Curtis Mayfield, pero no sé si estoy en lo cierto, como con lo de Prince (puede ser deformación mía). ¿Te influyó?
Es curioso, no pensé en él mientras hacía la canción, pero Curtis es uno de los maestros que más y mejor me ha alimentado, así que me encanta que me lo digas. Para mí la canción tiene onda nu-soul, pero más campera: por ejemplo, el clack de lo que sería el aro lo hago con una caña rociera, que tiene un crujido especial.

"Ahora todo el mundo me pregunta eso... ¿quién es la Reina de Papatosina?"

“Am I Sad?” está inspirada en “la reina de la Papatosina”, tan cercana al Guadiana como al Mississippi. ¿Quién es? ¿Es un personaje ficticio?
Mira, tenía sesión en un estudio de Madrid para grabar coros en algunas canciones con Astrid Jones y Deborah Ayo, y me faltaba la letra del estribillo de “Am I Sad?”. Iba de camino en el autobús, con la libreta en la mano, tratando de pensar en algo... y se me ocurrió lo de “Who? Ha!! But, really, haven't you seen her? Who? The Queen of Papatosina”. Me gustó, ví que era gracioso y fonéticamente perfecto para lo que necesitaba la canción, y cuando lo grabamos en el estudio sonaba genial. Ahora todo el mundo me pregunta eso... ¿quién es la Reina de Papatosina? (risas).

“Qué siesta tan buena (he babeao y to)” parece reivindicar el placer sencillo de una buena siesta, en tiempos en los que cada vez nos la podemos permitir con menos frecuencia. ¿Es una reivindicación del dolce far niente en estos tiempos tan atropellados y absolutamente desbordados de obligaciones que vivimos?
No lo había pensado, pero ahora que lo dices, creo que sí.

“Come and Try” muestra la influencia del lovers rock. Siempre se te asocial al soul y a la música africana, pero no tanto al Caribe. ¿En qué medida te gusta o te influyen géneros como el reggae y aledaños?
Hace 25 años tenía una banda de reggae que se llamaba Cocody Rockers, por la canción de Alpha Blondy. Hicimos muchos conciertos, y cantaba cosas de Gregory Isaacs, Burning Spear, Bob Marley, Jimmy London, Dennis Brown, Jimmy Cliff, Don Carlos... imagínate si me gusta y me ha influido. En el reggae que se hacía en los setenta, el reggae roots – nada de dancehall ni rollos posteriores – me siento absolutamente en casa.

En “End of the world” utilizas el autotune: ¿querías reforzar el sentido del humor de la canción?
Supongo que sí... (risas). Había un productor trabajando en otro proyecto en el mismo estudio que yo, y utilizaba el auto tune todo el rato, a saco. Por curiosidad le pregunté como se manejaba el invento, y para explicármelo colocamos el plug-in de marras en una pista de voz de la canción que yo tenía entre manos ese día, que resulta que era “End of the world”. Me estuvo diciendo como se colocaban los parámetros para conseguir un efecto más o menos exagerado, y al escuchar el tema me gustó cómo la voz daba el cante en dos o tres momentos, con ese sonido robótico tan característico de las canciones de hoy en día. Así que lo acabé dejando, me pareció un guiño humorístico que le venía bien al carácter del tema. El fin del mundo tomado con mucha guasa. Hay un montón de gente jateá cantando “We're heading to the end of the world...”, pero no se sabe bien si están predicando el fin del mundo o es que se dirigen a un pub que se llama “End Of The World” a tomarse otra.

Cuéntame cómo fue el trabajo con Javi Mojave a la percusión, Álvaro Fernández al bajo, Rafa Prieto a la guitarra y Deborah Ayo, Astrid Jones, Miriam Solís y Fani Ela Nsue a las voces. ¿Habías trabajado ya antes con ellos?
Sí, ya conocía a todo el personal. Alvaro Fernandez “Dr. Robelto”, el bajista, y Rafa Prieto, el guitarrista, han tocado en todos mis discos. Y en menor medida, Javi Mojave a la batería tambien ha participado en grabaciones desde mi primer álbum en solitario. A Deborah Ayo y Astrid Jones las conocí a partir de una gira que hice con un grupo de gospel que le monté a John Lee Sanders, un músico y cantante norteamericano afincado en España. En cuanto a Miriam Solís y Fani Ela Nsue, fueron mis coristas en directo durante dos o tres años, hace más de una década.

¿Cómo serán tus conciertos de 2023? ¿Serán ellos quienes te acompañen?
¿Los conciertos? Espero que sean numerosos, en el más amplio sentido de la palabra. En principio, la banda que me acompañará estará formada por Akin Elegbede a la batería, Patrick Umoh al bajo, Javi Mojave a la percusión, Miguel Zamora a la guitarra, Frank David Santiuste a la trompeta, Pablo Hernández al saxo alto y tenor y Deborah Ayo en los coros.

¿Te has sentido alguna vez identificado con de “soul afromeño”?
¿Eso qué es? (risas). Bueno, es un término que acuñó la prensa en su día... Uno se acaba acostumbrando a vivir con eso.

Agenda de concierto de Gecko Turner 

 

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