En “JPEG RAW”, el músico de Austin lleva más allá no solamente su música, sino su relación con otros músicos. Si antes había girado con Neil Young o Guns N’Roses y pronto lo hará con Eric Clapton, ahora invita a su nuevo trabajos a nombres ilustres como Stevie Wonder o George Clinton, así como a valores actuales como Naala y Valerie June, o al trompetista Keyon Harrold. En cualquier caso, nada es casualidad, puesto que Clark siempre se ha codeado con la élite de la industria musical. Pero “JPEG RAW”, lejos de ser un desfile de figuras, es una obra con profundidad y, de hecho, su mejor álbum, el más completo. Clark ha dado un paso más en una carrera ya de por si sólida. Ahora está más cerca del espíritu de Michael Kiwanuka que de los sonidos más cercanos al mainstream de Lenny Kravitz o John Mayer.
"Por aquellos días solamente pensaba en trabajo y tenía que volver a vivir"
Como es habitual en él, parte de los orígenes del blues, pero esta vez también toca las teclas del hip hop, el R&B o incluso la world music. El resultado es un puñado de canciones que invitan a repetir escuchas. Y en cada una de ellas descubriremos nuevos detalles. Desde su casa en Texas, Gary Clark Jr. nos recibe vía telemática. Tranquilo, amable y, para mi sorpresa, con un sentido del humor bastante fino, responde a mis preguntas. “Cuando empezamos a trabajar en 2020 en Los Ángeles nos costó mucho arrancar. No estábamos en la misma sintonía, no concretábamos en los días de ensayo, hasta que en un momento determinado dimos con el clima necesario en Texas. Fumamos juntos, bebimos vino y mezcal [se parte de la risa], hicimos barbacoas y entonces todo empezó a fluir. Trabajamos sin presión, pero con la creencia de que podíamos hacer algo que trascendiera. Empezábamos con algunas partes de guitarra, luego entraba el bajo... Había rock, pero también jazz, swing... sonidos muy orgánicos, incluso un órgano con carácter de góspel. Al mismo tiempo usábamos samples de Thelonious Monk y Sonny Boy Williamson, dándole la bienvenida al hip hop. Así, paso a paso, las canciones iban cayendo con una buena dinámica. La verdad es que crear este ambiente fue algo determinante para este disco, con la naturaleza tan a mano, en un lugar tranquilo y con menos distracciones”. Aunque no todo había sido tan fluido. Antes de esta grabación, el músico había necesitado parar puesto que su ritmo de vida se había convertido en algo muy estresante. “En octubre de 2019, después de un concierto en el Austin City Limits, sentí la necesidad de parar. Estaba exhausto, tanto mental como físicamente. El cuerpo me pedía volver a encontrar mi propio equilibrio. Necesitaba pasar tiempo con mi mujer y mis tres hijos. Así que paré hasta que noté que la balanza estaba de nuevo en su sitio. Por aquellos días solamente pensaba en trabajo y tenía que volver a vivir y aprender a disfrutar de las pequeñas cosas de nuevo”. Además, Clark es un hombre de familia. Los suyos son un pilar para él. De hecho siempre le acompañan The Clark Sisters Singers. Y sus hijos empiezan a sentir el gusanillo de la música. “Al de cuatro años le encanta bailar y está todo el día probando pasos. Es muy divertido. A la chica de seis le gusta cantar y de momento hace coros. De hecho, en el concierto de Nochevieja me acompañó y estaba emocionada. El mayor, que ahora tiene nueve años, ha venido conmigo a alguna gira. Una vez, en Inglaterra, cuando hacía de telonero de Guns N’Roses, alucinó viendo a Slash tocar el riff de ‘Back In Black’ de AC/DC. Cuando yo tocaba no solía hacerme caso, pero ese día no dejó de insistirme en que le pidiera a Slash que le enseñase a tocar esa parte. Al final nos acabamos partiendo de la risa”.
Volviendo al disco, “JPEG RAW” tiene varios momentos cumbre: la colaboración de Naala en “This Is Who We Are”, la trompeta de Keyon Harrold en “Alone Together” o los diez minutos finales de “Habits”, con un discurso potente y conciliador. No obstante, el inicio con “Maktub” (que en árabe significa destino), marca el compás para un álbum integrador. “Es una canción que habla de esperanza y sirve como resumen de la condición humana. Están pasando cosas terribles y la información siempre va en dirección contraria a la de nuestros deseos. Por ejemplo, durante la pandemia, ponías las noticias y todo era trágico. Lo mismo que ahora con el conflicto en Palestina. Por tanto, con esta canción quiero decir que me gustaría crear una comunidad en la que imperase la paz y en la que todas las culturas pudiesen convivir sin pugnas ni intereses envenenados”. Tampoco podemos pasar por alto la colaboración estelar de Stevie Wonder en “What About The Children”. “Fue el quien me contactó. A mí me imponían mucho tanto su figura como su leyenda. Me llamó justo después de unos altercados racistas sobre los que yo manifesté mi rechazo e indignación. ‘Gary, tengo una canción para ti. Te he escuchado y creo que te encaja’. Me envió una demo y me encantó. Luego estuvimos dos días trabajando en ella y ¡Dios, es muy perfeccionista! Ahora lo entiendo todo. Jamás he visto a nadie tan trabajador. Repetíamos una y otra vez. Para mí fue un regalo y un gran honor”.
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