A pesar del sinnúmero de situaciones negativas que tuvimos que vivir durante la pandemia, hubo pequeños momentos de luz en los que las personas supimos sacar lo mejor de lo peor. Vernos encerrados en casa supuso una ampliación del tiempo libre del que se nos había privado hasta el momento. Un tiempo libre que, para gente como Teresa, fue valioso en el desarrollo de proyectos creativos hambrientos de dedicación. De ese modo, la Ganges nacida en 2017 con el EP “Lost Æsthetics” se entregó a la constancia hasta terminar consolidando lo que es a día de hoy. “Empecé a sacar mis singles, mis EP’s… Todo desde casa. Y me funcionaban. El problema fue que seguía la corriente predominante sin diferenciarme del resto. Sin darle ese toque personal que quería darle. No pensaba que mi proyecto fuera algo especial. Estaba encasillada en una propuesta que, aunque en su día me llenaba, llegó a un punto en el que dejó de hacerlo. La fórmula de ‘ir a lo fácil’ se agota y a ti, como artista, también. Ahí fue cuando me dije a mí misma que tocaba mover ficha. Conocí a Pau Paredes, alias Pau Corea, y decidimos pensar las cosas bien. El resultado fue la motivación absoluta”. Nos cuenta que, verdaderamente, las circunstancias mejoraron en el instante en que se ofreció un espacio para hacer una lista de lo que realmente quería hacer. Creó una playlist que le fue de gran ayuda a la hora de producir; una especie de biblia musical llena de música “cutre de narices”, pero con mucha ambición. “Entre la nitidez de la música pop internacional y la imperfección de la música amateur hay puntos estilísticos en común. Explorar eso en ‘SORA’ fue primordial. Es un disco que visualizo como una serie de intros de anime imaginarios. Me encanta el anime. Sus intros, en cambio, me parecen horteradas. Por eso quise crear esta amalgama de intros propias que sí me interesasen. El título hace referencia a un nombre unisex típico de Japón que significa ‘cielo’ o ‘vacío’. De ahí que llevara a cabo un ejercicio de depuración con el que poder vaciar las canciones de capas excesivas. Ahora son más concretas.”
En relación al tono que presentan los géneros que ha escogido para el disco, a caballo entre la melancolía y la nostalgia, le preguntamos acerca de la posible conexión que tiene con el azul –el color más representativo de dichas emociones–. Mostrándose divertida al formularle la pregunta, nos comenta la estrecha conexión que ha forjado con esa paleta cromática y cómo le ha influenciado en el aspecto creativo. “Solía odiar el azul. Ahora me encanta. Ha resurgido en mí de forma natural; de la noche a la mañana. Especialmente este azul ceniza, apagado, pero claro, que entremezcla gris y blanco. Siento que forma parte de mi gama cromática personal. Tiene mucho sentido con lo que pretende ser Ganges. El azul, en general, me remite a la esfera techno-neón o a los distritos japoneses de grandes pantallas. Puede que mi personalidad puramente emocional lo explique. La mayoría de mis allegados, incluida yo misma, necesitamos recibir reacciones ajenas. Dedicarse a este tipo de arte no es dedicarse a un arte aislado. Es un arte que vende y que se convierte en lo que te da de comer. Me suele pasar que no sé si mis canciones son buenas hasta que no se las enseño mínimo a cinco personas. Cuando alguien me dice que una no me ha salido muy allá, no basta con que a mí me guste, el mal trago me atrapa. Es un doble sufrimiento. Me recuerda a lo que dice Belén Aguilera en ‘P.A.S.’. A decir verdad, ser una persona altamente sensible es poco útil en la vida. Sin embargo, a nivel musical te ayuda a estar más abierta a lo que ocurre a tu alrededor. Profesionalmente sufres más, por eso. Le das mil vueltas a todo. Siendo sincera, ojalá sintiese menos cosas al día”. De ser así, igual no hubiera sido capaz de generar el interés tan grande que tiene por el contenido estético. Especialmente en lo que a moda se refiere. Gracias a la sinergia que formó junto a su pareja, el fotógrafo Juanjo Marbai, ambos pudieron perseguir sus sueños -música y fotografía- obteniendo a Ganges como resultado. “Cada decisión que tomo en términos de imagen se la he consultado antes a él. Nos aconsejamos el uno al otro. Además, como ahora están tan vivos el estilo y la imagen que proyectamos, si hiciera música que no concordara con el subsiguiente imaginario me daría un infarto. Cuidar mi universo visual se ha convertido en una necesidad. Cada vez que saco música tengo que tenerlo todo conectado. Es como cuando sales a la calle y no te gusta como vas vestido; se siente horrible. Justamente, este disco se ha trabajado intentando evitar esa sensación; observando con lupa cada detalle”.
"Cada vez que saco música tengo que tenerlo todo conectado"
A propósito, gran parte de su discurso sobre la estética se materializa a través del mayor proyector que hay actualmente: las redes sociales. Entonces, ¿cuál es su posición ante la intrusiva influencia de los algoritmos? Y es más, ¿qué opina de los artistas que entregan al espectador la libre interpretación? “Desgraciadamente, las redes sociales se convierten a veces en espacios poco amigables con los tempos creativos. Parece que tengamos que hacer cursillos para conocer su funcionamiento real. Yo tengo una lucha con ellas. No digo que las odie, porque pueden ser muy divertidas, pero preferiría que no tuvieran tanta importancia. Provocan ansiedad crónica porque solo una pequeña parte de lo que cuelgas se viraliza. Piensas si es culpa tuya. Debes aceptar que es un trabajo aparte y ser constante. Por otra parte, sobre la interpretación libre, poder crear una imagen en el oyente de la que sea incapaz de desconectar es una oportunidad. No va mucho conmigo eso de dejarlo a la imaginación de cada uno. Lo primero que hacemos cuando queremos saber de alguien es buscarlo en Instagram. No colgar nada e ir de misterioso también es una estrategia, pero que puedan ver tu cara, la ropa que llevas o tu forma de hablar permite que la gente se haga una idea de lo que eres tú o tu proyecto”. No obstante, sin la ayuda de Adrián Martínez, mánager y booker en Movidas Ardillas, La Trinchera, su distribuidora o su editorial, nada de esto sería posible. “Tengo la estructura clásica de una discográfica, pero sin la discográfica. Hacemos lo que nos da la gana, gestionando fechas asequibles. Los deadlines son la clave de la supervivencia”.
Hasta el momento, “SORA” se erige como el trabajo más representativo de su carrera. Un cuarto elepé que ha enfocado al directo por un motivo muy curioso. “No le tengo mucho afecto a la actuación en vivo. Es la parte que menos me gusta de ser músico. Aún así, me he retado a disfrutar. Venirme más arriba. Mi meta principal es conseguir una gira con buenos números. El streaming no me preocupa. Las entradas ya son otro tema. Haberlo producido alrededor del directo viene un poco de eso”. En todo caso, en enero se lanzará a la carretera tanto en España como en México. “Tendremos un merchandising especial; prendas de segunda mano convertidas en piezas únicas. Asimismo, presentaremos un vinilo colorido y con relieve ilustrado por la portada que Arsenio Justo [@elseni] ha diseñado”.
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