Cuéntanos, para comenzar, cómo se te ocurre la idea de hacer este disco en solitario.
Todo va surgiendo poco a poco, cuando empiezo a “salsear” con el Logic, para poder hacer maquetas con cosas que se me iban ocurriendo; fui haciendo canciones hasta tener unas veinte, y la idea inicial era hacer una maqueta para grabarla sin prisas con colegas, pero al final, fui “pasando pantallas”, y una vez que tenía las canciones, lo fui redondeando, y veía que ya me pedía melodía, letra… hasta que me di cuenta de que aquello, prácticamente sólo había que mezclarlo, y ya me tiré a la piscina.
¿Y de dónde has sacado tiempo para desarrollar estas canciones, cuando siempre has estado enlazando un proyecto musical con otro?
Empecé con esto en la pandemia, y lo aparté para hacer el disco de Bazka, porque estaban sin batería; pero cuando terminamos la mini gira, les dije que me quería centrar en lo mío, porque veía que se estaba alargando demasiado la cosa, ya que yo nunca he estado más de dos años con el mismo disco, y no quería estar más tiempo con estas canciones porque, cuando me tocara tocarlas, iba a estar ya asqueado de ellas. Así que, decidí forzar la máquina y llamé a Aitor Etxebarria, porque me gusta mucho lo que hace en Forbidden Colours, y pensé que podría ser una buena opción para darle salida al disco; por suerte, le gustó y pudimos sacarlo, porque si no, seguramente todavía estaría en otra fase.
…De las pocas cosas buenas que se pueden sacar de aquella época ¿no?
Con todo el respeto a la gente que lo pasó mal en la pandemia, que es mucha, para mí fue una bendición, porque me permitió parar y centrarme, y me ayudó a dar importancia a cosas más pequeñas, y a mirar hacia adentro y dejar de expandir la mirada tan lejos. Me vino muy bien para hacer estas canciones.
¿Tuviste muchas dudas a la hora de afrontar el tema de las voces tú mismo?
La primera idea era grabar esto con banda, porque yo estuve cerca del proceso que llevó Joseba (Joseba Ponce) con JP Lohian, y vi lo duro que era la guerra constante con uno mismo. Lo que pasó es que todo el mundo estaba muy ocupado, y yo iba avanzando y veía que tenía las ideas cada vez más claras. Aunque, cuando tuve la música compuesta, todavía tenía la idea de que cantaran otros, al hacer las maquetas de voces, me di cuenta de que mi voz era lo que, en cierta forma, hilaba esos paisajes tan diferentes del disco, y le daba cierta uniformidad a todo. Me parecía que, más que el hecho de ser un buen cantante técnicamente, lo importante era, como con el resto de los instrumentos, buscar un estilo acorde con la textura y el tono de las canciones. Y la verdad es que me he sentido bien haciéndolo, si no, no lo hubiera hecho, porque al principio me estaba costando mucho, hasta que desbloqueé la situación y me lo fui creyendo, encontrando el tono en el que me encontraba bien, y también el que le daba al disco una personalidad definida.
¿Les pediste consejo a antiguos compañeros como Gorka Urbizu o Fer (Sapo)?
No. Con este disco he sido bastante zomorro, y no le he dicho nada a nadie… y no por mantenerlo en secreto, sino porque, prácticamente hasta el último momento, no tenía claro que este disco se fuera a editar. No quería crear falsas expectativas, ni siquiera entre colegas. Además, en esa época de composición y de estar a hostias con uno mismo, me daba cuenta de que era muy vulnerable, porque bastaba con que tuviera alguna mínima duda con una parte de una canción, o que alguien me hiciera un comentario negativo, para cargarme un tema entero. Pero cuando supe que tenía que echar para adelante con lo que yo sentía, tomando mis propias decisiones, y tuve el disco terminado, parece que ya me volví más impermeable a todo, y ahora me da un poco igual lo que me digan, e incluso acepto mejor las críticas.
¿Es en esos momentos de soledad, donde más se echa de menos el refugio y el apoyo que da una banda?
Sí, y también a la hora de componer, porque la velocidad para tomar decisiones es mayor, al poder hacer las pruebas al momento. Mientras a mí me llevaba mucho más tiempo, si tienes un bajista, un guitarrista o un cantante, cuando compones recibes el feed back de esa interpretación que ha hecho otro músico con lo que tú propones. De esta forma, la canción empieza a tomar diferentes direcciones según las aportaciones de cada uno, mientras que, cuando estás solo, todo eso es más lento, y cuando llegas a esos cruces de camino que son las dudas internas, a veces sufres estancamientos que te desesperan.
“No he pensado para nada en el directo, y he hecho lo que me iba pidiendo cada canción en cada momento, y si había que meter trompetas y violines, lo hacía sin pensar”
Supongo que, después de tantos años en tantas bandas, habrá sido divertido para ti salir de tu zona de confort y experimentar con nuevos sonidos e instrumentos…
Muchísimo. Para mí esa era la premisa. Cuando empecé a componer, no quería andar por los mismos caminos por los que ya había pasado, no quería ir a lo fácil, quería explorar, y sobre todo, experimentar. Lo que más me preguntaban cuando lo estaba preparando era a ver qué estilo era, y no sabía explicarlo, así que para mí, he cumplido el objetivo que tenía de ser yo mismo el primer sorprendido.
Por eso también, la composición la hice de una manera diferente a como lo había hecho anteriormente, y ahí siempre pongo el ejemplo del dibujante diestro que, cuando se queda sin ideas, empieza a dibujar con la mano izquierda… pues lo que yo hice fue empezar a componer con instrumentos que me daban cosas más melódicas, dejando la percusión para el final, porque en mi banda siempre había empezado componiendo desde la batería.
A pesar de que dices que has buscado caminos diferentes a los ya transitados, personalmente creo que, si Dut siguieran en activo hoy en día, harían algo muy parecido a “Esc”…
Hostia, eso para mí es un cumplido muy grande (risas). Cuando decido mirar hacia mi interior, dentro de mí lo que hay es eso: Dut, Kuraia, Berri Txarrak… y no puedo escapar de ello, y tampoco quiero hacerlo, porque la esencia de todas estas bandas está impregnada en mí. Pero lo que no he querido hacer es una continuación de esos proyectos. Sí que es verdad que lo de experimentar puede conectar mucho con Dut, porque esa era una de nuestras claves: tirarnos siempre hacia lo desconocido. Aparte, a la hora de tocar la guitarra, lo hago con tres cuerdas y en RE, que es como lo aprendí con Joseba y con Xabi en Dut.
¿Te costó mucho seleccionar el sencillo de presentación del disco? ¿Por qué “Ilunabarrean”?
Me parecía muy difícil sacar un single, porque veía que cada canción hablaba por sí misma, y no por todo el disco, pero “Ilunabarrean” me parecía un tema fresco, y que creo que me conectaba directamente con “Egunsentian”; además del homenaje totalmente consciente a ese tema de Kuraia , también vi que, a nivel gráfico, era un tema que me llevaba a un rollo más electrónico tipo “Tron” o Kraftwerk, y en ese momento, me apetecía jugar a eso, aun sabiendo que podía crear una confusión y que la gente pensara que todo el disco iba a ir por ahí, pero eso es algo que, realmente, no pensé demasiado, y tampoco me importó, la verdad.
¿Cómo surge la oportunidad de editar el disco con Forbidden Colours, un sello que, por cierto, está haciéndose un catálogo más que interesante?
Pues tú lo has dicho. A la hora de ver con quién iba a editar estas canciones, me parecía muy interesante cómo estaban haciendo las cosas en Forbidden Colours, y me vi muy identificado con su forma de hacer, así que, cuando contacté con Aitor y le gustó lo que le mandé, fue una alegría. También valoro mucho que, hoy en día, haya una disketxe dispuesta a tomar riesgos, como me parece que es este disco. En el momento de composición pierdes toda la objetividad, y pasas por todas las fases, también por la de pensar que a nadie le va a interesar lo que haces, y ver, en ese momento, que hay alguien dispuesto a editar ese disco, para mí ha sido la hostia.
Vamos a terminar con la gran pregunta: ¿Cómo vas a llevar este disco al directo?
Esa es la gran pregunta también para mí (risas). Con mis proyectos anteriores, siempre que hemos compuesto y grabado, hemos tenido muy en cuenta el directo, para no pasarnos, porque luego queríamos reproducir el disco en directo. Aquí he hecho lo contrario, no he pensado para nada en el directo, y he hecho lo que me iba pidiendo cada canción en cada momento, y si había que meter trompetas y violines, lo hacía sin pensar. Y ahora sí que me surge la duda del directo, porque tengo muchas ganas y lo quiero afrontar de la manera más natural posible.
Me tengo que encontrar primero a mí mismo, porque mi sitio natural es la batería y no me imagino en otro lugar, pero soy consciente de que no voy a poder hacerlo todo, y por eso estoy haciendo una banda. La idea es partir del disco y llevarlo a otro nivel, no quiero reproducirlo tal cual, sino desarrollarlo con músicos multi instrumentistas para que, si en un momento dado, tengo que cambiar mi puesto, poder hacerlo. De todas formas, me lo voy a tomar con calma, porque quiero hacer algo de lo que me sienta orgulloso y, sobre todo, quiero divertirme, y por eso lo haré sin prisa.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.