“Doomsdays” (20) era un disco ya sólido, pero el salto con “Parpadeos” es importante. ¿Lo ves así?
Cien por cien. Y eso que “Doomsdays” lo produjo Mario Ocepek, que es el puto amo, y “Parpadeos” en lo sonoro es un collage de beats con menos arreglos. Pero sí, hay mucho crecimiento en lo personal y creativo, y mejor manejo de lo sonoro.
Aunque iniciaste tu trayectoria antes, parece que eres uno de esos artistas que empezó a tomarse más en serio su andadura durante la pandemia. ¿Es así?
No sé si he llegado a tomarme muy en serio en algo, pero fijo que la pandemia dio tiempo para aprender mucho sobre producir y escribir canciones. Eso abrió un camino amplísimo que me ha llevado hasta aquí.
"Hay amigos que se piensan que nunca me pongo nervioso, porque intento practicar la templanza para vivir mejor"
Tienes una forma de rapear/cantar con un espíritu muy relajado, al margen del tema que estés tratando en la letra. ¿Es un reflejo de tu personalidad?
Hay amigos que se piensan que nunca me pongo nervioso, porque intento practicar la templanza para vivir mejor, pero es mentira. De todas formas, sí, me puse Parsi por Parsimonia [risas].
Nos gustaría saber cómo trabajas las canciones, si te encargas de todas las instrumentales o si trabajas con diversos productores. ¿Cuál crees que es tu fuerte?
No me escondo: las instrumentales son puro type beat de productores joyita que encuentro online. Yo las adapto y arreglo. Luego, creo que mi fuerte como músico viene justo de que soy un intruso en la música. Lo que me gusta y lo que más he practicado es la palabra escrita. Intento contar historias y huir de los clichés estándar del rapero ibérico común.
“$” es una canción muy crítica, pero nos gustaría saber si se refiere a algún caso en concreto que hayas tenido cerca o es una visión generalista de ese tipo de situaciones.
“$” es una protestilla contra los excesos de (lo voy a decir, sí) el capital. Es difícil no tener una relación tóxica con el dinero. Creo que todos conocemos a gente que hipoteca su vida, su paz, sus relaciones, su tiempo, su salud, todo, por el flush. A mí personalmente me entristece cuando lo veo. Algún caso conozco, sí. Las expectativas de poder y riqueza me parecen muy engañosas y creo que la cultura que mamamos no para de respaldarlas. A veces me toca la moral. Para mí la frescura está fuera de ese imaginario.
Aunque sea una pregunta muy general, ¿cuáles podrían ser tus influencias y cuáles tus referentes, tanto en lo nacional como en lo internacional?
Como al menos veinticinco mil chavales en este país probé con el rap por culpa de Kase.O. Ahora, de fuera me gustan por ejemplo Smino o Vince Staples. Kendrick Lamar mucho, sobre todo por su capacidad como storyteller y por su mala hostia. Nacionales, diría que Cruz Cafuné es un letrista brutal, supernatural y fresco. Bejo y Cráneo saben como vacilar con chicha. Escucho mucha música que no tiene nada que ver con el rap. De la psicodelia de los sesenta y setenta intento traer el gusto por algún detalle sonoro raro y una sensación de concepto o hilo en el disco. Igual es mucho decir…
Naciste en Vigo y ahora vives en Madrid. ¿Es un cambio de residencia movido por la posibilidad de dar mayor visibilidad a tu propuesta y de trabajar con otros músicos, o los motivos no tienen que ver con tu trayectoria musical? ¿Es mejor trabajar desde Madrid que desde Vigo?
Nada que ver. Fue por lo típico: desorientación total a los dieciocho y de repente la oportunidad (muy afortunada) de moverse a estudiar a Madrid. Ahora estoy trabajando en el sector cultural, para Concomitentes, un proyecto artístico curioso y necesario. Teletrabajo cien por cien y podría moverme, pero opto por quedarme en Madrid. No es por mi trayectoria musical, es por lazos y porque es una ciudad inspiradora. De momento.
¿Cómo llevas o cómo llevarás estas nuevas canciones al directo?¿Crees que la esencia lo-fi de tu material se sostiene bien en concierto?
¡No se sostiene ni de coña! Hay que sostenerla. Si hasta yo, que soy un frikazo del hip hop, voy a conciertos de rap y me aburro. Hay gente que consigue convocar una buena energía, pero es un género difícil de traducir a un espectáculo guapo. Un tipo ahí solo en un escenario escupiéndote ochocientas barras, hora y media sin parar… Una misa, pero sin poder ni sentarte. Supongo que hay que jugar y sorprender. Tengo algunas ideas. Entre ellas ampliar repertorio con cosas más tralleras y bailables.
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